"Queridos libaneses, mi deseo de ir a visitaros es grande y no me canso de rezar por vosotros" El Papa pide a la comunidad internacional que ayude al Líbano "con gestos concretos y no solo con palabras "
"Hoy, hago un llamamiento a la comunidad internacional, pidiéndole que ayude al Líbano a realizar un camino de resurrección"
"Cuando se habla del Evangelio y de un posible desorden, no se negocia: la fe en Jesús no es una mercancía a negociar"
"San Pablo entiende su vida como una llamada a evangelizar, misión a la que se dedica con todas sus fuerzas"
"Vemos todavía hoy, movimientos que predican el Evangelio y lo reducen al carisma del movimiento. Éste no es el Evangelio de Cristo, sino el del fundador o el de la fundadora"
"San Pablo entiende su vida como una llamada a evangelizar, misión a la que se dedica con todas sus fuerzas"
"Vemos todavía hoy, movimientos que predican el Evangelio y lo reducen al carisma del movimiento. Éste no es el Evangelio de Cristo, sino el del fundador o el de la fundadora"
Reestreno en el Vaticano. Tras las mini vacaciones de julio y su estancia en el hospital Gemelli para operarse del colon, el Papa Francisco retoma las audiencias generales de los miércoles en uno de los lugares clásicos: el aula Pablo VI. Totalmente recuperado y de buen humor, el Papa continúa recorriendo su sus catequesis la carta de Pablo a los Gálatas.
En esta ocasión, Bergoglio asegura que Pablo vive para evangelizar y que, por eso, defiende el Evangelio con uñas y dientes. “Cuando se habla del Evangelio y de un posible desorden, no se negocia: la fe en Jesús no es una mercancía a negociar”.
En los saludos, el Papa recuerda la fiesta del cura de Ars y pide por los pastores de la Iglesia, para que sigan sus huellas. En el saludo en italiano, Francisco rememora el primer aniversario de la brutal explosión que asoló Beirut y lanza un llamamiento a la comunidad internacional para que ayude al país de Oriente Medio "con gestos concretos, no con palabras", reitera su deseo de visitar a los libaneses y hace votos para que su país vuelva a ser "un mensaje de paz y de fraternidad para todo el Oriente Medio”.
Se le ve con ganas de balón al Papa. El contacto con la gente y con el santo pueblo de Dios le da la vida y le cura de todos los males, si es que tiene alguno. Sonriente y feliz, reparte saludos y bendiciones. Entra por una puerta lateral, se quita la mascarilla y saluda a la gente y a su maestro de ceremonias de las audiencias y se sienta en su silla blanca, flanqueados por dos guardias suizos. La enorme sala presenta una media entrada. Tras la bendición, hasta baja a saludar, acariciar y abrazar a los enfermos presentes. Como siempre.
Lectura de la carta de Pablo a los Gálatas: “...Si un ángel del cielo os anunciase un Evangelio diferente al que yo os he anunciado, que sea anatema”
Texto completo de la catequesis
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Cuando se trata del Evangelio y de la misión de evangelizar, Pablo se entusiasma. Parece que no ve otra cosa que esta misión que el Señor le ha encomendado. Todo en él está dedicado a este anuncio, y no posee otro interés que no sea el Evangelio. Es el amor y el oficio de Pablo. Llega incluso a decir: «Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el Evangelio» (1 Cor 1,17).
Pablo interpreta toda su existencia como una llamada a evangelizar: «¡ay de mí -dice- sino predicara el Evangelio» (1 Cor 9,16). Escribiendo a los cristianos de Roma, se presenta sencillamente así: «Pablo, siervo de Cristo Jesús, apóstol por vocación, escogido para el Evangelio de Dios» (Rm 1,1). En resumen, es consciente de haber sido “apartado” para llevar el Evangelio a todos, y no puede hacer otra cosa que dedicarse con todas sus fuerzas a esta misión.
Se comprende por tanto la tristeza, la desilusión e incluso la amarga ironía del apóstol con los Gálatas, que a sus ojos están tomando un camino equivocado, que los llevará a un punto sin retorno. El eje en torno al cual todo gira es el Evangelio. Pablo no piensa en los “cuatro evangelios”, como es espontáneo para nosotros. De hecho, mientras está enviando esta Carta, ninguno de los cuatro evangelios ha sido escrito todavía. Para él el Evangelio es lo que él predica, el kerygma, el anuncio de la muerte y resurrección de Jesús como fuente de la salvación.
Un Evangelio que se expresa con cuatro verbos: «que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas» (1 Cor 15,3-5). Este Evangelio es el cumplimiento de las promesas y es la salvación ofrecida a todos los hombres. Quien lo acoge es reconciliado con Dios, es acogido como un verdadero hijo y obtiene en herencia la vida eterna.
Delante de un don tan grande que se les ha entregado a los Gálatas, el apóstol no logra explicarse por qué están pensando en acoger otro “evangelio”, quizás más sofisticado y más intelectual. Hay que notar, sin embargo, que estos cristianos todavía no han abandonado el Evangelio anunciado por Pablo. El apóstol sabe que están todavía a tiempo para no realizar un paso en falso, pero les advierte con fuerza. Su primer argumento apunta directamente sobre el hecho de que la predicación realizada por los nuevos misioneros no puede ser el Evangelio. Es más, es un anuncio que distorsiona el verdadero Evangelio porque impide alcanzar la libertad que se adquiere llegando a la fe. Los Gálatas son todavía “principiantes” y su desorientación es comprensible. No conocen todavía la complejidad de la Ley mosaica y el entusiasmo en el abrazar la fe en Cristo les empuja a escuchar a los nuevos predicadores, bajo la ilusión de que su mensaje sea complementario con el de Pablo.
El Apóstol, sin embargo, no puede arriesgarse a que se creen compromisos en un terreno tan decisivo. El Evangelio es solo uno y es el que él ha anunciado; no puede existir otro. ¡Atención! Pablo no dice que el verdadero Evangelio es el suyo porque lo ha anunciado él, ¡no! Esto sería presuntuoso, sería vanagloria. Afirma más bien, que “su” Evangelio, el mismo que los otros apóstoles iban anunciando en otros lugares, es el único auténtico, porque es el de Jesucristo. Escribe así: «Os hago saber, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí, no es de orden humano, pues yo no lo recibí ni aprendí de hombre alguno, sino por revelación de Jesucristo» (Gal 1,11). Se comprende entonces por qué Pablo utiliza términos muy duros. Usa dos veces la expresión “anatema” que indica la exigencia de tener lejos de la comunidad lo que amenaza sus fundamentos. En resumen, sobre este punto el apóstol no deja espacio a la negociación. Cuando se habla del Evangelio y de un posible desorden, no se negocia: la fe en Jesús no es una mercancía a negociar. Es salvación, es redención. No se compra ni se vende. Con la verdad de Evangelio no se puede negociar.
Esta situación descrita al principio de la Carta parece paradójica, porque todos los sujetos en cuestión parecen animados por buenos sentimientos. Los Gálatas que escuchan a los nuevos misioneros piensan que con la circuncisión podrán estar aún más entregados a la voluntad de Dios y por tanto agradar aún más a Pablo. Los enemigos de Pablo parecen estar animados por la fidelidad a la tradición recibida por los padres y consideran que la fe genuina consista en la observancia de la Ley. Delante de esta suma fidelidad justifican incluso las insinuaciones y las sospechas sobre Pablo, considerado poco ortodoxo en lo relacionado con la tradición.
El mismo apóstol es bien consciente de que su misión es de naturaleza divina y por tanto está movido por el total entusiasmo por la novedad del Evangelio, que es radical. No hay evangelios de moda. Su ansia pastoral lo lleva a ser severo, porque ve el gran riesgo que se cierne sobre los jóvenes cristianos. En resumen, en este laberinto de buenas intenciones es necesario desprenderse, para acoger la verdad suprema que se presenta como la más coherente con la Persona y la predicación de Jesús y su revelación del amor del Padre. Saber discernir. Vemos todavía hoy, movimientos que predican el Evangelio y lo reducen al carisma del movimiento. Éste no es el Evangelio de Cristo, sino el del fundador o el de la fundadora. Por esto, la palabra clara y decidida fue provechosa para los Gálatas y es provechosa también para nosotros. El Evangelio es el don que nos hace Cristo y nos da vida.
Saludo en español
Queridos hermanos y hermanas:
Este pasaje de la Carta a los Gálatas nos descubre que San Pablo entiende su vida como una llamada a evangelizar, misión a la que se dedica con todas sus fuerzas. Para el Apóstol el Evangelio es el Kerygma, es decir, el anuncio de la muerte y resurrección de Cristo, misterio pascual en el queDios cumple sus promesas a Israel y ofrece la salvación a todos los hombres. Acogiendo el Evangelio nos reconciliamos con Dios nuestro Padre, nos convertimos en hijos suyos y herederos de la vida eterna.
Por eso, viendo que la comunidad de los Gálatas corre el peligro dar oídos a falsos predicadores y desviarse del camino de la fe, Pablo los invita a permanecer fieles al único Evangelio, que no es observancia de la ley, sino configuración con la Persona de Jesucristo, que nos libera de la muerte y del pecado.
Saludo cordialmente a los fieles de lengua española. Pidamos al Señor que nos conceda la gracia de perseverar en el seguimiento del Señor Jesús, para que nuestra vida sea, a los ojos de nuestros hermanos y hermanas, un testimonio gozoso del amor de Dios por toda la humanidad. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.
Saludo en italiano
“A un año de la terrible explosión acaecida en el puerto de Beirut, capital del Líbano, que provocó muerte y destrucción, mi pensamiento va a ese querido país, sobre todo a las víctimas, a sus familias a tantos heridos y a cuantos perdieron la casa y el trabajo, asi como la ilusión de vivir.
En la Jornada de oración y de reflexión por el Líbano el pasado 1 de julio, junto a los líderes religiosos cristianos, acogimos las aspiraciones y las expectativas del pueblo libanés cansado y desilusionado, invocando a Dios la luz de la esperanza, para superar la dura crisis.
Hoy, hago un llamamiento a la comunidad internacional, pidiéndole que ayude al Líbano a realizar un camino de resurrección, con gestos concretos, no con palabras sólo. Deseo, en ese sentido, que sea fructuosa la Conferencia, promovida por Francia y por Naciones Unidas.
Queridos libaneses, mi deseo de ir a visitaros es grande y no me canso de rezar por vosotros, para que El Líbano vuelva a ser un mensaje de paz y de fraternidad para todo el Oriente Medio”.
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