Alerta de sobre la "situación de tantas mujeres y niños, de personas obligadas a huir debido a la escalada militar en Siria" El Papa denuncia que el crimen organizado utiliza " los medios de comunicación modernos para atraer a las víctimas de la trata mediante el engaño"
"El discípulo está llamado a mantener alejados de la sociedad los peligros, los gérmenes corrosivos que contaminan la vida de las personas"
"Se trata de resistir al pecado y a la degradación moral, dando testimonio de los valores de honestidad y fraternidad, sin ceder a los halagos mundanos del arribismo, el poder y la riqueza"
"Es 'sal' el discípulo que, a pesar de los fracasos diarios, se levanta del polvo de sus propios errores, comenzando de nuevo con coraje y paciencia, cada día, para buscar el diálogo y el encuentro con los demás"
"El discípulo de Jesús es luz cuando sabe vivir su fe fuera de los espacios estrechos, cuando ayuda a eliminar los prejuicios, las calumnias y a llevar la luz de la verdad a situaciones viciadas por la hipocresía y la mentira"
"Es 'sal' el discípulo que, a pesar de los fracasos diarios, se levanta del polvo de sus propios errores, comenzando de nuevo con coraje y paciencia, cada día, para buscar el diálogo y el encuentro con los demás"
"El discípulo de Jesús es luz cuando sabe vivir su fe fuera de los espacios estrechos, cuando ayuda a eliminar los prejuicios, las calumnias y a llevar la luz de la verdad a situaciones viciadas por la hipocresía y la mentira"
En su catequesis del ángelus, el Papa Francisco glosa el pasaje evangélico de la sal y la luz, que significan "resistir a la degradación moral", "levantarse del polvo de los propios errores" o "ayudar a eliminar los prejuicios y las calumnias". Después del ángelus, Bergoglio denunció que el crimen organizado utiliza los medios de comunicación "para atraer a las víctimas de la trata mediante el engaño" y alertó sobre la "escalada militar en Siria", que se vuelve a cebar sobre "personas obligadas a huir".
Catequesis del Papa antes del Angelus (traducción propia)
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En el Evangelio de hoy (cf. Mt 5,13-16), Jesús dice a sus discípulos: "Vosotros sois la sal de la tierra. [...]. Vosotros sois la luz del mundo" (vv. 13.14). Utiliza un lenguaje simbólico para indicar a los que pretenden seguirlo ciertos criterios de presencia y testimonio vivo en el mundo.
Primera imagen: sal. La sal es el elemento que da sabor y que preserva los alimentos de la corrupción. Por lo tanto, el discípulo está llamado a mantener alejados de la sociedad los peligros, los gérmenes corrosivos que contaminan la vida de las personas. Se trata de resistir al pecado y a la degradación moral, dando testimonio de los valores de honestidad y fraternidad, sin ceder a los halagos mundanos del arribismo, el poder y la riqueza. Es "sal" el discípulo que, a pesar de los fracasos diarios, se levanta del polvo de sus propios errores, comenzando de nuevo con coraje y paciencia, cada día, para buscar el diálogo y el encuentro con los demás. Es "sal" el discípulo que no busca el consentimiento y la alabanza, sino que se esfuerza por ser una presencia humilde y constructiva, en fidelidad a las enseñanzas de Jesús que vino al mundo no para ser servido, sino para servir. ¡Y hay mucha necesidad de esta actitud!
La segunda imagen que Jesús propone a sus discípulos es la de la luz: "Vosotros sois la luz del mundo". La luz dispersa la oscuridad y nos permite ver. Jesús es la luz que ha disipado las tinieblas, pero aún permanece en el mundo y en los individuos. Es la tarea del cristiano dispersarlos haciendo brillar la luz de Cristo y proclamando su Evangelio. Es una cuestión de irradiación que también puede provenir de nuestras palabras, pero debe fluir sobre todo de nuestras "buenas obras" (v. 16). Un discípulo y una comunidad cristiana son la luz del mundo cuando dirigen a los demás hacia Dios, ayudando a cada uno a experimentar su bondad y misericordia. El discípulo de Jesús es luz cuando sabe vivir su fe fuera de los espacios estrechos, cuando ayuda a eliminar los prejuicios, las calumnias y a llevar la luz de la verdad a situaciones viciadas por la hipocresía y la mentira.
Jesús nos invita a no tener miedo de vivir en el mundo, aunque a veces haya condiciones de conflicto y pecado en él. Frente a la violencia, la injusticia y la opresión, la Iglesia no puede encerrarse en sí misma ni esconderse en la seguridad de su propio recinto; no puede abandonar su misión de evangelización y servicio. La Iglesia se gasta con generosidad y ternura por los pequeños y los pobres, escucha el grito de los últimos y los excluidos, porque es consciente de que es una comunidad peregrina llamada a prolongar en la historia la presencia salvadora de Jesucristo.
Que la Santísima Virgen nos ayude a ser sal y luz en medio del pueblo, llevando a todos, con la vida y la palabra, la Buena Nueva del amor de Dios.
Después del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas, ayer, en la memoria litúrgica de Santa Josefina Bakhita, se celebró el Día Mundial de oración y reflexión contra la Trata de Personas. Para curar este flagelo, que explota a los más débiles, es necesario el compromiso de todos: instituciones, asociaciones y organismos educativos. En el frente de la prevención, me gustaría señalar cómo varios estudios muestran que las organizaciones criminales están usando cada vez más los medios de comunicación modernos para atraer a las víctimas mediante el engaño. Por consiguiente, es necesario, por una parte, educar a las personas sobre el uso saludable de los medios tecnológicos y, por otra, vigilar y recordar a los proveedores de esos servicios telemáticos sus responsabilidades.
Siguen llegando dolorosos informes del noroeste de Siria, en particular sobre la difícil situación de tantas mujeres y niños, de personas obligadas a huir debido a la escalada militar. Renuevo mi sincero llamamiento a la comunidad internacional y a todos los interesados para que utilicen los medios diplomáticos, el diálogo y las negociaciones, de conformidad con el derecho internacional humanitario, para salvaguardar la vida y la fortuna de los civiles. Recemos por esta amada y martirizada Siria.
Saludo a todos ustedes, que vienen de Italia y otros países, especialmente a los peregrinos de Sevilla, Carmona y Cádiz.
Saludo a los fieles de Milán, Nápoles-Fuorigrotta, Portici y Crispano; a los jóvenes de la Confirmación de la Rosalina y a los de Prato; a los participantes en el Simposio Internacional promovido por la Acción Católica sobre el tema "Pedagogía de la santidad".
Les deseo a todos un buen domingo. Y por favor no olvides rezar por mí. ¡Que tengas un buen almuerzo y adiós!