"No hay que tener miedo de elegir la vía de la adopción, de asumir el 'riesgo' de la acogida" El Papa denuncia: "La gente no quiere tener hijos o tiene un solo hijo, pero dos perros o dos gatos, que ocupan el puesto de los hijos"
"Quisiera animar a las instituciones para que faciliten los procesos de adopción"
"Simplificando el procedimiento necesario para que se pueda cumplir el sueño de tantos pequeños que necesitan una familia, y de tantos esposos que desean donarse en el amo"
"¡Cuántos niños en el mundo esperan que alguien cuide de ellos!"
"Renegar la paternidad y la maternidad nos disminuye, nos resta humanidad y la civilización envejece y se queda sin humanidad, porque si pierde la riqueza de la paternidad y la maternidad y sufre la patria, que no tiene hijos y, como decía alguien, ¿quién pagará los impuestos para mi pensión?"
"No basta con traer al mundo a un hijo para decir que se es padre o madre"
"¡Cuántos niños en el mundo esperan que alguien cuide de ellos!"
"Renegar la paternidad y la maternidad nos disminuye, nos resta humanidad y la civilización envejece y se queda sin humanidad, porque si pierde la riqueza de la paternidad y la maternidad y sufre la patria, que no tiene hijos y, como decía alguien, ¿quién pagará los impuestos para mi pensión?"
"No basta con traer al mundo a un hijo para decir que se es padre o madre"
"No basta con traer al mundo a un hijo para decir que se es padre o madre"
En la catequesis de la audiencia los miércoles, el Papa Francisco aborda el tema de San José como padre putativo y, apoyándose en su figura, ensalza la paternidad y la maternidad, porque “ renegar la paternidad y la maternidad nos disminuye, nos resta humanidad y la civilización envejece, y la patria sufre”. Por eso, Bergoglio pide a la gente que tenga hijos y que no sustituya a éstos por perros o gatos. Y que los que no puedan tenerlos, opten abiertamente por la adopción, “una vía generosa y bella”, al tiempo que invita a las instituciones “para que faciliten los procesos de adopción, simplificando el procedimiento necesario para que se pueda cumplir el sueño de tantos pequeños que necesitan una familia, y de tantos esposos que desean donarse en el amor”.
Por vez primera, en la Audiencia General, estuvieron presentes para la lectura de los saludos en los diferentes idiomas, empleados, hombres y mujeres, religiosos y laicos, de algunos Dicasterios de la Curia Romana.
También se celebra, una vez más, una exhibición de circo ante el Papa y los fieles.
En su saludo en italiano, el Papa agradeció la actuación del circo: "Agradezco al circo, un espectáculo que bos pone en contacto con la belleza, que siempre nos hace ir más allá y es una vía para ir al Señor. Gracias. Tras estas actuaciones tan bellas, hay horas y horas de entrenamiento".
Catequesis del Papa
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy meditaremos sobre San José como padre de Jesús. Los Evangelistas Mateo y Lucas lo presentan como padre putativo de Jesús y no como padre biológico. Mateo lo precisa, evitando la fórmula “engendró”, utilizada en la genealogía para todos los antepasados de Jesús; pero lo define como « el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo» (1,16). Mientras que Lucas lo afirma diciendo que era padre de Jesús «según se creía» (3,23).
Para comprender la paternidad putativa o legal de José, es necesario tener presente que antiguamente en Oriente era muy frecuente, mas de lo que es en nuestros días, el instituto de la adopción. Pensemos en el caso común en Israel del “levirato”, así formulado en el Deuteronomio: «Si unos hermanos viven juntos y uno de ellos muere sin tener hijos, la mujer del difunto no se casará fuera con un hombre de familia extraña. Su cuñado se llegará a ella, ejercerá su levirato tomándola por esposa, y el primogénito que ella dé a luz llevará el nombre de su hermano difunto; así su nombre no se borrará de Israel» (25,5-6). En otras palabras, el padre de ese hijo es el cuñado, pero el padre legal sigue siendo el difunto, que atribuye al neonato todos los derechos hereditarios. El objetivo de esta ley era doble: asegurar la descendencia al difunto y la conservación del patrimonio.
Como padre oficial de Jesús, José ejerce el derecho de imponer el nombre al hijo, reconociéndolo jurídicamente.
Antiguamente, el nombre era el compendio de la identidad de una persona. Cambiar el nombre significaba cambiarse a sí mismos, como en el caso de Abramo, cuyo nombre Dios cambia en “Abraham”, que significa “padre de muchos”, «porque –dice el Libro del Génesis– será padre de muchedumbre de pueblos» (17,5). Así para Jacob, que se llama “Israel”, que significa “el que lucha con Dios”, porque luchó con Dios para obligarlo a darle la bendición (cf. Gn 32,29; 35,10).
Pero sobre todo dar el nombre a alguien o a algo significaba afirmar la propia autoridad sobre lo que era denominado, como hizo Adán cuando otorgó un nombre a todos los animales (cf. Gn 2,19-20). José sabe ya que para el hijo de María hay un nombre preparado por Dios: “Jesús”, que significa “El Señor salva”, como les explica el Ángel: «porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1,21). Este aspecto particular de la figura de José nos permite hoy hacer una reflexión sobre la paternidad y sobre la maternidad. Es muy importante pensar en la paternidad hoy. Vivimos una época de notoria orfandad. Nuestra civilización está un poco huérfana y esta orfandad se nota.
No basta con traer al mundo a un hijo para decir que se es padre o madre. «Nadie nace padre, sino que se hace. Y no se hace sólo por traer un hijo al mundo, sino por hacerse cargo de él responsablemente. Todas las veces que alguien asume la responsabilidad de la vida de otro, en cierto sentido ejercita la paternidad respecto a él» (Carta ap. Patris corde). Pienso de modo particular en todos aquellos que se abren a acoger la vida a través de la vía de la adopción, una actitud generosa y bella. José nos muestra que este tipo de vínculo no es secundario, no es un expediente. Este tipo de elección está entre las formas más altas de amor y de paternidad y maternidad.
¡Cuántos niños en el mundo esperan que alguien cuide de ellos! Y cuántos cónyuges desean ser padres y madres y no lo consiguen por motivos biológicos; o, incluso teniendo ya hijos, quieren compartir el afecto familiar con quien no lo tiene. No hay que tener miedo de elegir la vía de la adopción, de asumir el “riesgo” de la acogida. Hoy, hay un cierto egoísmo. La otra vez hablaba sobre el invierno demográfico: la gente no quiere tener hijos o tienen un solo hijo, pero tienen dos perros o dos gatos, que ocupan el puesto de los hijos. Renegar la paternidad y la maternidad nos disminuye, nos resta humanidad y la civilización envejece y se queda sin humanidad, porque si pierde la riqueza de la paternidad y la maternidad y sufre la patria, que no tiene hijos y, como decía alguien, ¿quién pagará los impuestos para mi pensión?.
Que San José despierte nuestras conciencias y que pensemos en tener hijos. La paternidad y la maternidad es la plenitud de una persona. Serán tus hijos los que te cerrarán los ojos y te cuidarán. Y si no podéis tener hijos, pensad en la adopción. ¿Es arriesgado? Sí, pero más arriesgado es negar la paternidad o la maternidad. Pensad esto, por favor.
Deseo que las instituciones estén siempre listas para ayudar en este sentido, vigilando con seriedad pero también simplificando el procedimiento necesario para que se pueda cumplir el sueño de tantos pequeños que necesitan una familia, y de tantos esposos que desean donarse en el amor. No tengan miedo de la adopción.
Rezo para que nadie se sienta privado de un vínculo de amor paterno. Que San José pueda ejercer su protección y su ayuda sobre los huérfanos; e interceda por las parejas que desean tener un hijo. Por ello, recemos:
San José,
tú que has amado a Jesús con amor de padre,
hazte cercano a tantos niños que no tienen familia
y desean un padre y una madre.
Sostén a los cónyuges que no consiguen tener hijos,
ayúdalos a descubrir, a través de este sufrimiento, un proyecto más grande.
Haz que a nadie le falte una casa, un vínculo,
una persona que cuide de él o de ella;
y sana el egoísmo de quien se cierra a la vida,
para que abra el corazón al amor. Amén.
Saludo del Papa en español
Queridos hermanos y hermanas:
Hoy reflexionamos sobre san José como padre de Jesús. Los evangelios lo presentan como padre adoptivo, no como padre biológico. Tengamos en cuenta que, antiguamente, la paternidad adoptiva o legal era muy frecuente en Oriente. De ese modo, José, como padre oficial de Jesús, ejerció el derecho de ponerle nombre, reconociéndolo jurídicamente. Al mismo tiempo, él sabía que para el hijo de María había un nombre preparado por Dios, como se lo había dicho el Ángel en sueños. Ese nombre, que le daba identidad, era “Jesús”, que significa “el Señor salva”.
Contemplando a san José como padre, quisiera destacar el ejemplo de quienes han decidido adoptar un hijo, viviendo así una de las formas más sublimes de maternidad y paternidad. Por otra parte, quisiera animar a las instituciones para que faciliten los procesos de adopción, y que así se pueda cumplir el sueño de los niños que necesitan una familia, y de los esposos que desean acogerlos en sus hogares y brindarles su amor.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. En estos primeros días del año, pido al Señor, por intercesión de san José, que todos puedan experimentar el amor de un padre y de una madre, y también que proteja y ayude a los niños huérfanos y a los esposos que desean tener un hijo. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.
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