La designación papal remarca el protagonismo del cardenal de Bolonia de cara al futuro Zuppi, la apuesta de Francisco por la 'diplomacia paralela' de Sant'Egidio
En esa política de filigrana se mueve con gran agilidad Zuppi, como ya demostró enhebrando los hilos para coser la paz en Mozambique, que fue ratificada finalmente con unos acuerdos sellados en Roma, o entre bambalinas, para ayudar en la voladura controlada de ETA y su entramado
A sus 67 años, este eclesiástico romano es punta de lanza de este pontificado, y no solo en cuestiones geopolíticas, sino también relacionadas con la pastoral y la moral social
El dedo del papa Francisco ha vuelto a señalar a Matteo Zuppi. Y la misión, ahora, es casi suicida: o se consagra o se consume. Después de que el presidente de Ucrania, Volodímir Zelensky, durante su reciente encuentro con el Papa en el Vaticano haya incurrido en el mismo error que Stalin cuando éste, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, se preguntaba irónicamente cuántas divisiones tenía Pío XI, y haya desestimado el plan de paz de Francisco para acabar con la guerra en Ucrania, Bergoglio activa la opción del arzobispo de Bolonia, que es lo mismo que decir la carta de la ‘diplomacia paralela’ de la Comunidad de Sant’Egidio.
Aunque también sería ilusorio pensar que el Papa proclamase a los cuatro vientos la opción Zuppi sin contar, sotto voce, con la aquiescencia del líder ucraniano tan solo unos días de que este haya desestimado sin demasiadas contemplaciones la opción vaticana. En vísperas de una anunciada contraofensiva para recuperar parte del territorio conquistado por Putin, aceptar el plan de paz de la Santa Sede sería tanto como confirmar que, después de todo, Ucrania sigue contra las cuerdas.
Y en esa política de filigrana se mueve con gran agilidad Zuppi, como ya demostró enhebrando los hilos para coser la paz en Mozambique, que fue ratificada finalmente con unos acuerdos sellados en Roma, o entre bambalinas, para ayudar en la voladura controlada de ETA y su entramado.
Zuppi y el enfado de Munilla
Siendo arzobispo de Bolonia se coló, en abril de 2017, en la entrega de armas orquestada por la banda terrorista en Bayona, lo que encolerizó a los obispos vascos (de los cuales hoy sólo queda el de Vitoria). Especialmente contrariado se mostró el entonces titular de San Sebastián. “Como no sabían a quién recurrir, buscaron un obispo por su cuenta”, señaló con un tufillo de condescendencia hacia el arzobispo italiano José Ignacio Munilla, tras una serie de llamadas a Roma para protestar porque nadie les había avisado de aquello.
Pero de Roma no llegó descalificación alguna. Secretaría de Estado es cierto que se puso de perfil (como suele ser habitual en estos casos, y más viniendo del Trastévere, de la organización fundada por Andrea Riccardi, pero la figura de Zuppi siguió brillando y luego fue distinguida con el cardenalato. No sería la única señal de la significación que Francisco le otorgaría.
Punta de lanza del pontificado
A sus 67 años, este eclesiástico romano es punta de lanza de este pontificado, y no solo en cuestiones geopolíticas, sino también relacionadas con la pastoral y la moral social. Prologuista de libros del jesuita James Martin, defensor de una Iglesia pastoralmente más inclusiva con el colectivo LGTB, como nuevo presidente de Episcopado italiano ha abierto las puertas de esa conferencia episcopal a las víctimas, rompiendo las reticencias de los obispos, sólo comparables en el sur de Europa a la de los prelados españoles.
Con estos antecedentes, nadie duda a estas alturas de que, de cara a un cónclave, Zuppi se convierte en uno de los papabili con más opciones de suceder a Francisco.
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