(Vatican News).- Una honorificencia que es también un "estímulo para proseguir una acción diplomática" que, aunque inspirada y "firmemente anclada" en los deberes eclesiales", está siempre "orientada a garantizar una convivencia mundial ordenada".
El cardenal Pietro Parolin reafirma el sentido de un compromisoque por larga tradición distingue la acción de la Santa Sede en el ámbito internacional. La ocasión fue dada por el premio concedido a la Santa Sede por el Instituto Nacional Azul para la edición de 2022, durante una ceremonia celebrada el pasado sábado en el Círculo de Oficiales de las Fuerzas Armadas italianas.
Las palabras del secretario de Estado tienen como telón de fondo la crisis que vive Europa y más allá con la guerra en el este del continente. E insisten, haciéndose eco de los numerosos llamamientos del Papa, en un punto ineludible para los esfuerzos del Vaticano: la diplomacia, "aun con tantas limitaciones", sigue siendo todavía hoy, afirma el cardenal, el instrumento que puede ofrecer caminos a la "legítima aspiración de todo pueblo a la seguridad, la estabilidad y la paz". Y la diplomacia vaticana en particular, subraya el cardenal Parolin citando a Francisco, "estará siempre disponible para colaborar con quienes se comprometen a poner fin a los conflictos en curso y a dar apoyo y esperanza a las poblaciones que sufren".
Diplomacia especializada en la paz
Un compromiso que hoy se hace más urgenteal contemplar el escenario ucraniano en el que, reconoce, se concentran los esfuerzos de varias partes para poner fin a un conflicto "en el que demasiados inocentes lo han perdido todo: afectos, familias, hogares, la convivencia civil y la vida misma". La de la Santa Sede, concluye, es por tanto una diplomacia capaz de ayudar a construir la paz sustituyendo el uso de la fuerza".
El fundador y presidente del Instituto Nacional Azul, Lorenzo Festicini –que quería una estructura dedicada al intercambio interreligioso e intercultural, con sensibilidad hacia la acción humanitaria y la protección de los derechos humanos – calificó la labor de la Santa Sede como "un ejemplo de fe, fuerza, equilibrio y compromiso con la paz", que es más valioso que nunca "en un momento difícil" como el actual, en el que "el respeto, el diálogo y la convivencia humana entre los pueblos están en riesgo". Una apreciación que va acompañada de un llamamiento final: "Ante el sufrimiento de las poblaciones indefensas y atemorizadas" por los bombardeos diarios, hay que multiplicar los esfuerzos por una "paz justa y duradera que ponga fin a esta tragedia humana que desafía la conciencia de todos los que trabajan por un futuro digno del hombre".