El documento final del sínodo insta especialmente a contar con la aportación de los laicos ¿Está preparando Francisco el camino para que los obispos tengan que rendir cuentas ante los fieles?

"La rendición de cuentas -asegura el documento refrendado por Francisco- debe convertirse en una práctica habitual a todos los niveles. Sin embargo, quienes ocupan puestos de autoridad tienen una mayor responsabilidad a este respecto y están llamados a rendir cuentas a Dios y a su Pueblo"
"Corresponde a las Iglesias locales, y sobre todo a sus agrupaciones, construir sinodalmente formas y procedimientos eficaces de rendición de cuentas y de evaluación"
"Es necesario privilegiar las metodologías de evaluación participativa, potenciar las competencias de quienes, especialmente los laicos, están más familiarizados con los procesos de rendición de cuentas y evaluación"
"Es necesario privilegiar las metodologías de evaluación participativa, potenciar las competencias de quienes, especialmente los laicos, están más familiarizados con los procesos de rendición de cuentas y evaluación"
“La transparencia y la responsabilidad no sólo deben exigirse cuando se trata de abusos sexuales, financieros y de otro tipo. También concierne al estilo de vida de los pastores, los planes pastorales, los métodos de evangelización y el modo en que la Iglesia respeta la dignidad de la persona humana, por ejemplo, en lo que respecta a las condiciones de trabajo dentro de sus instituciones”. El documento final sobre el Sínodo de la Sinodalidad, del pasado mes de octubre, insta de una manera clara a un proceso de rendición de cuentas a la comunidad que, añade en su punto 95, “pertenece a la tradición más antigua, que se remonta a la Iglesia apostólica”.
Sin embargo, el documento, del cual Francisco señaló que debería ser tomado como "magisterio pontificio" no explicita la manera. ¿Quiere el Papa impulsar que los obispos sean evaluados también por el conjunto del Pueblo de Dios? ¿Se acordará la fórmula final en el nuevo itinerario comunicado en la reciente carta a los obispos de la Iglesia universal del cardenal Mario Grech con la que se inauguró hace unas semanas la fase de implementación del Sínodo Mundial que habrá de concluir en 2028?
Sobre la necesidad de estas prácticas de rendición de cuentas -que se abordan del punto 95 al 102 del documento final-, se afirma que éstas "contribuyen a asegurar la fidelidad de la Iglesia a su misión. Su ausencia es una de las consecuencias del clericalismo y, al mismo tiempo, lo alimenta. Se basa en la suposición implícita de que los que tienen autoridad en la Iglesia no deben rendir cuentas de sus acciones y decisiones, como si estuvieran aislados o por encima del resto del Pueblo de Dios".
Dar cuentas a la comunidad
"La rendición de cuentas -asegura el documento refrendado por Francisco- debe convertirse en una práctica habitual a todos los niveles. Sin embargo, quienes ocupan puestos de autoridad tienen una mayor responsabilidad a este respecto y están llamados a rendir cuentas a Dios y a su Pueblo".

"Si bien la práctica de rendir cuentas a los superiores se ha conservado a lo largo de los siglos, es preciso recuperar la dimensión de la rendición de cuentas que la autoridad está llamada a dar a la comunidad. Las instituciones y procedimientos consolidados en la experiencia de la vida consagrada (como los capítulos, las visitas canónicas, etc.), pueden ser fuente de inspiración en este sentido", señala el texto que recoge el fruto de un trabajo sinodal que abarcó desde 2021 a 2024, y que ahora se prolonga hasta 2028.
Advierte también este documento, sin embargo, que "la evaluación no constituye un juicio sobre las personas, sino que permite poner de relieve los aspectos positivos y las áreas de posible mejora en la actuación de quienes tienen responsabilidades ministeriales, y ayuda a la Iglesia a aprender de la experiencia, a recalibrar los planes de acción y a permanecer atenta a la voz del Espíritu Santo, centrando la atención en los resultados de las decisiones en relación con la misión".
Privilegiar la participación
En cuanto a la implementación de este proceso para la rendición de cuentas -sin entrar en especificaciones que, se entiende, habrán de venir en esta nueva fase que se acaba de abrir-, se afirma que "corresponde a las Iglesias locales, y sobre todo a sus agrupaciones, construir sinodalmente formas y procedimientos eficaces de rendición de cuentas y de evaluación, adecuados a la variedad de contextos, a partir del marco normativo civil, de las legítimas expectativas de la sociedad y de la disponibilidad efectiva de competencias en la materia".
En todo caso, sí que se subraya que "en este trabajo, es necesario privilegiar las metodologías de evaluación participativa, potenciar las competencias de quienes, especialmente los laicos, están más familiarizados con los procesos de rendición de cuentas y evaluación, y discernir las buenas prácticas ya presentes en la sociedad civil local, adaptándolas a los contextos eclesiales"