Nuevo diácono de la diócesis de Astorga Álvaro Lobato Pérez: "Mi vocación la veía ligada a la verdad, hacia el derecho o el periodismo"
El pasado 12 de Octubre, festividad de la Virgen del Pilar, Álvaro Lóbato Pérez, fué ordenado diácono en la Catedral de Astorga
"No hubo un día o momento concreto. Poco a poco fuí preparando mi voluntad, para aceptar el regalo que Dios me hacía"
"Esto es ser cristiano, dejarse mover, en libertad, por la gracia de Dios"
"Esto es ser cristiano, dejarse mover, en libertad, por la gracia de Dios"
Alfonso del Río, corresponsal en Astorga
Breves datos biográficos
Mi nombre es Álvaro, tengo veinticuatro años, y soy de Robledo de la Valduerna, provincia de León y Diocesis de Astorga.
Podría decir que he tenido una vida sencilla, pero mentiría, ya que gracias a mi madre la Iglesia, pocos podrían relatar todo lo que llevo vivido en tan poco tiempo.
Mis padres, agricultores, desde siempre a mi hermana y a mí, nos han enseñado que el objetivo de la vida es llegar a ser “personas”. Esto nos lo han inculcado por medio de su maravillosa educación, llevándonos a la parroquia, mostrándonos el modo de estar, y buscando la mejor educación que pudieron darnos. Por ello, a mis doce años, me llevaron al seminario menor de la diócesis, para vivir en el internado.
En mi familia, la vida de fe siempre ha estado presente. Tenemos la suerte de tener un tío sacerdote, y sumando la sencillez del pueblo, el factor de la secularización, hizo menos estragos.
Siempre tuve inquietud por la belleza, la música y el arte, por eso me pasaba los días jugando con estampillas o montando procesiones, pero nunca me había planteado ser sacerdote (aunque pensándolo bien, siempre hubo algo…)
Mi vocación la veía ligada a la verdad, por eso tendía hacia el derecho o el periodismo. Pasado el tiempo, me di cuenta de lo condicionados que están esos campos y que es muy difícil, en nuestro mundo actual, defender una única verdad en medio de la dictadura del relativismo.
En el seminario menor descubrí una iglesia desconocida, ya que en mi pueblo todo se vive de una forma sencilla. Descubrí la pastoral juvenil, los encuentros, las JMJ, las peregrinaciones con JRC a Fátima… Es ahí donde me hablaron de la nueva evangelización, de una verdad única, que no pasa de moda, capaz de sanar el corazón de los hombres, el antídoto para una sociedad esclerotizada por las distintas ideologías…
- ¿En que momento y circunstancia sentiste la vocación al sacerdocio?
Viendo el ejemplo de varios sacerdotes, su pasión, la felicidad de sus vidas, me plantee el ministerio, y descubrí que Dios me llamaba, me quería conceder la gracia del sacerdocio ministerial.
No hubo un día o momento concreto, fue un humus, que poco a poco fue preparando mi voluntad, para aceptar el regalo que Dios me hacía.
- A tu juicio, ¿Es difícil ser sacerdote en la sociedad actual un tanto descristianizada?
Yo creo que no, es más, este momento será un momento de grandes santos. También en el clero. La reforma de la Iglesia, vendrá por la reforma del clero, nos recuerda San Juan de Ávila.
Tomando la idea principal del P. Amadeo Cencini, todo sirve para crecer en gracia de Dios. También de esta sociedad secularizada, de la pandemia, de las ideologías, de la pederastia, de la mediocridad de la Iglesia…
Ante una situación de crisis, por otra parte natural en todo ser vivo, podemos tomar una opción por: acomodarnos a ella, ocultarla o asumirla y crecer.
Este es el discernimiento al que nos está llamando el papa Francisco; siendo auténticos cristianos hacer un ejercicio de “ob audire” (que quieres de mi Señor), entonces seremos como David frente a Goliat, y por muy pequeños que nos sintamos, esa onda no la moveremos nosotros, sino que será el Espíritu Santo.
- ¿Porqué hay tan pocas vocaciones sacerdotales?
Por que hay pocos cristianos. Es así de fácil y así de sencillo. Muchas veces nos equivocamos, pensando que nuestros esfuerzos deben ir encaminados hacia una pastoral vocacional, y yo creo que es un error.
Debemos encaminarnos a una pastoral eclesial, donde el acento no esté en tener los seminario llenos (ojalá…). El objetivo es tener las parroquias llenas de familias con bebés llorando, niños, laicos… Testigos vivos de Jesucristo en medio de nuestro mundo. Entonces sí, surgirán jóvenes enamorados de Cristo hasta querer configurarse con Él; muchachas que tienen tanto amor que entregar, que solo se lo pueden entregar al Todo en una consagración religiosa; y esposos que necesitan a su cónyuge como el aire para vivir y le vean como el sacramento por el cual Dios les va santificando.
Entonces toda la pastoral estará centrada en crear parroquias donde esto sea posible, y si vamos a sitios concretos donde esto se da, sus seminarios no son los más vacíos de España.
- El Obispo, D. Jesús Fernández te ha encargado este año de tu diaconado, involucrarte en el proyecto "Jóvenes Acompañados" que se ha puesto en marcha en la Diócesis de Astorga
Eso es. D. Jesús que acaba de aterrizar en nuestra diócesis, ha venido con la lección aprendida. Viendo el ejemplo del papa, antes de hacer, ha querido escuchar. Y esto es lo que estamos intentando hacer este año en la diócesis.
Como herramienta publicitaria, al proyecto le hemos llamado “Vivit”, por la Christus Vivit, y cuyo objetivo es escuchar cual es la opinión que los jóvenes de la diócesis tiene sobre la Iglesia.
Para ello lo hemos dividido en tres estampas: una primera es la escuchar, por medio de una encuesta, lanzado un spot y flayers, estamos intentado llegar a todos los jóvenes posibles; la segunda es acoger todo lo que los jóvenes nos propongan y a la luz de la “Christus Vivit” organizar, en la medida de lo posible, una asamblea, donde iluminar a los jóvenes todas sus dudas y cuestiones; la tercera fase servirá para crear grupos por edades y origen, donde los jóvenes, pidan acciones concretas que necesiten de la Iglesia, y generar un plan de acción para los próximos tres/cuatro años.
Con el objetivo de poder participar, si el dichos virus nos deja, en la PEJ´20 en Santiago de Compostela.
- Alvaro, ¿Qué cualidades debe de tener un joven para sentir la llamada a seguir a Cristo en el sacerdocio?
No debe tener ninguna cualidad extraordinaria. Dios capacita a los que llama, y es bueno tener clara la imagen que San Pablo muestra de Iglesia como cuerpo de Cristo, y esto también lo debemos aplicar al presbiterio. Cada uno tiene unos carismas, y todos son buenos para el ministerio. Para esta pregunta lo mejor es aplicar el adjetivo que nos regala el plan de formación para los seminarios “suficiente”. Por ello cumpliendo de forma suficiente las distintas dimensiones que plantea el plan, cualquiera podría ser sacerdote.
- ¿Cuando el próximo año seas conferido sacerdote, ¿en qué misión pastoral te gustaría desempeñar tu ministerio?
Sinceramente no tengo ninguna preferencia, todos los destinos me parecen igual de apasionantes. Un campo que me ha embelesado es el de la teología y la reflexión sobre la fe. En estos años de formación he descubierto que entre mejor formados, seremos mejores pastores. Y que en un mundo donde la excelencia académica, está a la orden del día, los sacerdotes no podemos ser los burros de la clase. Por ello el mundo académico no me desagrada.
Pero este pensamiento no quita que lo que a mí me apasiona es la pastoral y la evangelización, en un colegio, una parroquia o donde haga falta.
- ¿Qué opinas de la diócesis de Astorga en su conjunto?
Mi diócesis es maravillosa. Somos apostólica, con un historia apasionante, desde el primer obispo hereje de España a defender el dogma de la Inmaculada, con zonas que no envidian al Edén, y sobretodo con una iglesia que tiene mucho que ofrecer todavía.
Es verdad, vivimos un momento de crisis: población dispersa, envejecida, los jóvenes no se quieren quedar, un clero mayor… Tampoco nos hemos librado de los peligros de la secularización y la ideología, pero volviendo a la idea del P. Cencini, lo mejor es afrontar la realidad y buscar soluciones de futuro.
D. Jesús está organizando el futuro plan pastoral y todos debemos unirnos en la oración para que nos guíe por el mejor camino que nos conduzca a Dios. La situación no es cómoda, pero las acciones importantes de la Iglesia, nunca lo han sido. Además D. Jesús no está solo, tiene a su presbiterio y al pueblo de Dios, para ayudarle.
- ¿Qué llamamiento harías a los jóvenes que están en un momento de discernimiento vocacional?
Que no sean tontos, que sean valientes. Dios no quita nada y lo da todo. Lo más grande en este mundo es ser hijo de Dios, pero si encima, Dios te concede la gracia de configurarte con su Hijo Jesucristo, no hay palabras para agradecerle dicha gracia.
Sabiendo que esta configuración con Cristo no son velas, ni sotanas, ni puntillas. Es servicio al pueblo de Dios, kénosis, cruz, conversión…
Es descubrir lo que canta el Magníficat: “a los humildes los colma de bienes”. Ahí esta el secreto de la felicidad, en descubrir la voluntad de Dios y abrazarla.
- Finalmente, ¿Algo más qué añadir?
Para concluir quisiera dar las gracias a todos los que han hecho posible que yo pueda dar este sencillo testimonio: a mis padres por llevarme al seminario, a D. Camilo por el seminario que me brindó y a la propia institución, con sus superiores, por aguantarme todos estos años...
Confío en que todas las deficiencias que mi persona arrastra, sean sanadas y potencias por la sangre que mana del costado abierto de Cristo.
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