Celebran el centenario de su revista pastoral Sal Terrae con un congreso El jesuita Enrique Sanz reconoce “el miedo a escribir que existe en la Iglesia”
(José Manuel Vidal).- La revista Sal Terrae, de la editorial jesuita del mismo nombre, celebra su centenario. Con tal motivo, los directores de la revista, Enrique Sanz y Abel Toraño, y de la editorial homónima, Antonio Allende, analizaron, en rueda de prensa, el pasado, presente y futuro de las publicaciones religiosas en el actual contexto social y eclesial.
Por un lado constatan que sigue vivo "el interés por la figura de Jesús de Nazaret" en la sociedad, pero piden una "mayor presencia de la Iglesia católica en la sociedad y denuncian que "existe en la Iglesia cierto miedo a escribir".
"Hay un cierto miedo en la Iglesia a escribir", reconoce Enrique Sanz, director saliente de Sal Terrae. Aunque también señala que, en los diez años que estuvo al frente de la revista pastoral de los jesuitas, sólo tuvo que matizar algún escrito en cuatro o cinco ocasiones.
En cualquier caso, lo que sí reconoce es que la situación eclesial provoca una "mayor sensibilización a no dejarnos llevar por ese clima de miedo". Y apostilla: "En estos momentos, hay que ser más profetas que sabios".
El director de la editorial Sal Terrae, Antonio Allende, abunda en el argumento: "Hay preocupación, porque nadie quiere que le llamen la atención, pero eso tiene que llevarnos a no dejarnos influir por el miedo". Una situación "de tensión" en la que, por otra parte, los jesuitas están acostumbrados a vivir, siempre en la frontera y entre el polo de la iglesia y el del servicio al mundo.
Y eso que, en contra del "imaginario" más extendido, "la inmensa mayoría de los jesuitas son gente normal", profundamente enraizados en la Iglesia, como reconoce el padre Allende. Y añade que, sin renunciar a la herencia de Rahner, De Lubac, Teilhard o Ellacuría, "los jesuitas somos 18.000 y hay de todo".
Pérdida de imagen y de credibilidad social de la Iglesia
Eso sí, muy en contacto con la realidad, a los jesuitas no les duelen prendas a la hora de reconocer la pérdida de imagen y de credibilidad social de la Iglesia católica durante las últimas décadas. "Soy consciente de la pérdida de credibilidad social y la comparto", explica Enrique Sanz. Y para recobrarla apuesta por reconocerlo y asumirlo. "La gente engancha si el eclesiástico se presenta con humildad razonada y razonable".
Por su parte, Antonio Allende postula, para recobrar la credibilidad perdida, que la Iglesia "genere otro tipo de prácticas, que nos hagan más creíbles". Prácticas de "transparencia y de diálogo". O dicho de otra forma, "hacer una reflexión amable, con una mirada de redención, no de condena sobre el mundo".
El otro reto que los jesuitas perciben claramente desde su plataforma editorial y mediática es el de los medios de comunicación, a los que, a juicio de Abel Toraño, "hay que acercarse con nuevos lenguajes y con nuevos medios". En este sentido, asegura que "en la web está circulando ya mucho pensamiento y la Iglesia tiene que estar cada vez más presente ahí".
Es decir, "dialogar con la cultura actual y dar nuevas respuestas desde la fe", porque, como explica Allende, "en Teología no podemos limitarnos a repetir; tenemos que desentrañar".
Una revista que cumple cien años
Los jesuitas quieren celebrar por todo lo alto el centenario de su revista de pastoral Sal Terrae. Con un Congreso, que comienza este viernes (1 y 2 junio) en la Universidad Comillas. Titulado: "La Teología Pastoral y sus encrucijadas", quiere ser "una reflexión sobre el fundamento de la revista, la Teología Pastoral, y un homenaje a suscriptores y lectores".
También quiere reflejar que la revista es Iglesia. "Por eso -explica el padre Sanz- hemos invitado a la jerarquía - el congreso contará con ponencias, entre otros, del obispo emérito de Sigüenza, José Sánchez, y del vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez-, a personas que trabajan directamente en pastoral y a personas que reflexionan en el ámbito universitario sobre la misma".
Sal Terrae fue fundada en 1912 por el el padre Remigio Vilariño, un gran publicista religioso de su tiempo. Hoy, sigue gozando de un gran predicamento e influencia no sólo entre el clero, sino también en el universo laical. Cuenta todavía con 3.100 suscriptores y está apostando por una mayor difusión en Latinoamérica.
"La intención actual de la revista es contribuir al diálogo de la Iglesia en el mundo, presentando la fe de la Iglesia en un lenguaje comprensible. Nuestros artículos quieren ser críticos, abiertos, plurales, propositivos y actuales", explica Sanz. Los autores, de toda la geografía española y de fuera de ella son sacerdotes, religiosos/as y también laicos, y gran parte de ellos tienen entre 35 y 50 años.
Abel Toraño, el próximo director de Sal Terrae, señala los retos del futuro para la revista. Además, de la difusión en América, "hacernos presentes en las nuevas tecnologías y llegar a un nuevo lector laico, que necesita una reflexión seria, teológica y multidisciplinar que atienda a su fe en el día a día. Queremos acercar la fe al mundo y, a la vez, acercar el mundo a la fe que puede dar respuestas".
El libro religioso afronta bien la crisis
El director de la editorial religiosa del mismo nombre, Antonio Allende, explica que "la temática religiosa sigue interesando". De hecho, "el libro religioso supone el 3% de lo que se publica en España y la producción sigue creciendo. El libro religioso ofrece unas 72 novedades al año, y aunque las ventas han disminuido, no lo han hecho tanto como en el sector generalista".
Entre otras cosas, porque, en este ámbito, funciona bien la exportación. "El 11% de lo que se exporta en el mundo editorial es libro religioso y los principales destinatarios son latinoamericanos; en nuestro caso, México es nuestro mejor mercado, seguido de Colombia, Venezuela y Argentina, hasta hace poco. Y hay cierta apertura de mercado a Norteamérica, que va creciendo".
Para Allende, los retos del libro religioso son: "el mundo digital, donde se está creciendo pero no estamos asentados; el pasar de ser editores a gestores de contenidos (recoger también lo que otros escriben y ser capaz de difundirlo); y la escasez de nuevos autores".
Por último, Allende señala que "hay una disminución del libro confesional, hay un mayor interés por lo religioso-espiritual, pero sigue aumentado la actualidad y el interés por el conocimiento de Jesús de Nazaret".