(Vatican News).- Para los dominicos que llevan a cabo su ministerio en Ucrania, la Navidad pasada fue como la que vivieron todos los ucranianos: dura por un lado a causa de la guerra y, por otro, un momento esperado con impaciencia porque la Navidad para los creyentes trae esperanza y fortalece la fe. Cuenta el padre Jaroslaw Krawiec, vicario provincial de la Orden de Predicadores en Ucrania, en una entrevista concedida a los medios de comunicación vaticanos:
"Este año la hemos celebrado de manera especial en Fastiv, una localidad cercana a Kiev, donde se encuentra nuestro monasterio, la parroquia y el Centro de ayuda humanitaria San Martín de Porres"
También relata que todo fue más bello gracias a la presencia del cardenal Konrad Krajewski, que aceptó celebrar la Navidad con ellos. Cuando el dominico y el limosnero del Papa se encontraban en Fastiv – una pequeña ciudad con problemas de electricidad y luz como en muchos otros pueblos y aldeas – hubo que encender los generadores. Además, destaca el religioso:
"Ya estamos acostumbrados a esto, pero pienso que para él esta situación le permitió comprendernos mejor a todos, no sólo a los padres y a las religiosas dominicas, sino especialmente a las personas que tienen que enfrentarse a estos problemas cada día"
Navidad con el huésped inesperado
En Nochebuena, el cardenal Krajewski compartió la mesa con los padres dominicos, los voluntarios, pero también con los refugiados que los religiosos atienden desde el comienzo de la guerra. Más tarde, durante la misa, el purpurado pronunció la homilía que, según el padre Jaroslaw, conmovió a los fieles:
Y explicó que también les llevó los saludos del Papa a la vez que les dijo que Francisco “está muy cerca” de todos, y que se preocupa por ellos. Además, les entregó un rosario, regalo del Santo Padre, que fue inmediatamente entregado a una de las familias voluntarias que ayudan en el hogar San Martín de Porres de Fastiv
Un rosario que el cardenal Krajewski pidió que no se lo guarde como una especie de regalo, de esos que a veces se reciben y se conservan como objetos de museo. "Es un don que debería ayudarnos en la oración", dijo el cardenal, y el padre Jaroslaw añadió que esas cuentas del rosario impulsaron el comienzo de una iniciativa de oración en la parroquia de Fastiv.
El limosnero del Papa pasó la noche en el monasterio dominico. El padre Jaroslaw explicó asimismo que la estructura está formada por pequeñas casas donadas hace treinta años a la congregación por una de las empresas constructoras polacas, que se marchó tras terminar las obras allí. Casas, al menos al principio, poco adecuadas para residir a largo plazo, y que posteriormente se renovaron. Por eso el cardenal pudo sentir que, cuando no hay luz, pronto se vuelve frío y oscuro", explicó el padre Jaroslaw, que añadió:
"Para nosotros fue una gran alegría conocer a una persona que sirve a los necesitados de forma evangélica. Fue un signo de la cercanía del Santo Padre"
La fuerza para continuar
Para el sacerdote dominico, la visita del limosnero papal fue muy importante y necesaria no sólo para las personas que estos religiosos atienden, como los refugiados, sino especialmente para ellos mismos y para los voluntarios que los ayudan.
"Fue bonito rezar con el cardenal"
“Entró en la capilla, se sentó y confesó a las personas, a nuestros voluntarios, que querían acercarse al Sacramento antes de Navidad: de forma totalmente inesperada, se les presentó a todos la oportunidad de hacerlo con el cardenal Krajewski”.
"Un aspecto muy importante: las personas que se sacrifican, que ofrecen su vida por los demás, necesitan ser fortalecidas en su fe. No esperábamos que el apoyo llegara de esta manera, para nosotros fue una señal de que la gracia de Dios está con las personas que ayudan a los demás"
Ayudar a las personas que huyen de la guerra
Durante la guerra, los padres dominicos, que prestan servicio en seis localidades de Ucrania, ayudan a las personas de diversas maneras. Una de ellas es la ayuda humanitaria. El 6 de enero se inauguró en Fastiv la Casa para las familias desplazadas. Fue bendecida por el nuncio apostólico en Ucrania, el arzobispo Visvaldas Kulbokas. El padre Jaroslaw informa de que a partir de 2019 los religiosos buscarán un lugar donde puedan atender a las personas con diversas necesidades, ancianos, enfermos y pobres.
Con la ayuda de la administración local, fue posible conseguir el edificio de un antiguo hospital, cuyas obras de renovación comenzaron en el 2020. Cuando estalló la guerra a gran escala, enseguida quedó claro que la casa se destinaría a los refugiados, dada la cantidad de gente que estaba perdiendo la suya. Gracias a la ayuda de benefactores, se terminaron las obras de la primera planta del edificio y así se pudo alojar a casi medio centenar de personas de distintas partes de Ucrania: de Bakhmut, de Pokrovsk y de las afueras de Kharkiv. Los dominicos siguen trabajando para completar la renovación de dos plantas más del edificio lo antes posible y ofrecer asistencia a más personas, junto con la oportunidad, en la medida de lo posible, de una vida serena.
Además, los dominicanos llevan ayuda humanitaria a los lugares más afectados por la guerra. Recientemente estuvieron en Kharkiv, Izyum y Balaklia. Varias veces fueron a Kherson. Tras la liberación de los territorios de la región de Kiev, ayudan activamente a los habitantes de la zona de Fastiv, destruida durante los ataques del ejército ruso. Fastiv, situada a 70 km al sureste de Kiev, se salvó de este destino.
Estudiar a pesar de la guerra
Otro servicio que los padres dominicos llevan a cabo en Ucrania es la dirección del Instituto de Ciencias Religiosas Santo Tomás de Aquino de Kiev: "Creo que también ésta es una misión muy importante – observa el vicario provincial – puesto que la tarea de la Iglesia en tiempos de guerra no es sólo ayudar y prestar ayuda humanitaria, sino también enseñar y dar testimonio de la verdad". Y admite:
Me sorprendió mucho que muchos nuevos estudiantes se matricularan en septiembre de este año. Algunos decían: 'Con su ayuda queremos entender lo que está pasando ahora en Ucrania, lo que está pasando en el mundo'
“En un contexto de guerra – dice el padre Jaroslaw – el proceso educativo es complicado: la enseñanza se imparte tanto en línea como presencialmente, de modo que incluso los estudiantes en el extranjero pueden continuar sus estudios. El Instituto Santo Tomás de Aquino experimenta ahora las mismas dificultades que todas las instituciones educativas de Ucrania: a menudo no hay luz, no hay Internet, a veces algunos profesores no pueden conectarse, a veces los alumnos pierden la conexión”. El padre Jaroslaw añade:
"Estamos intentando superar estas dificultades y es importante que los jóvenes continúen sus estudios, porque a pesar de la guerra, también queremos pensar en el futuro. Y ésta es una de las respuestas de nuestra Orden y de la Iglesia católica a esta situación"
Estar junto a las personas
"Lo esencial ahora es estar con la gente: como hermanos, como sacerdotes, como los que llevan la buena palabra, la palabra del Evangelio, llevan a Jesucristo en los Sacramentos de la Iglesia", vuelve a decir el sacerdote, resumiendo el corazón de su misión durante la guerra.
"Por supuesto, la ayuda humanitaria también es importante. Recibimos mucha ayuda de nuestros hermanos y hermanas dominicos de todo el mundo. Ven que gracias a nosotros, que estamos aquí, en Ucrania, pueden ayudar a la gente que sufre por la guerra"
Al servicio de todos
Quedan pocas personas en Ucrania que recuerden la Segunda Guerra Mundial. Para la mayoría de los ucranianos, la experiencia de un conflicto de tal envergadura no tiene precedentes. "Nunca pensé que me encontraría viviendo en condiciones de guerra, pero desde el principio –confiesa el padre Jaroslaw – sentí que éste era mi lugar, aunque no soy ucraniano sino polaco”.
"Y por paradójico que parezca, esta guerra, podría decirse, me ha ligado aún más a Ucrania, donde ejerzo mi ministerio como dominico, como sacerdote. Esta situación, por supuesto, me plantea varias preguntas, a veces siento incertidumbre, miedo por el futuro. Pero, por otro lado, se siente mucho la gracia de Dios, la fuerza que viene de Él"
Así pues, prosigue el religioso, "mirándome a mí mismo y a mis hermanos y hermanas dominicos, veo un gran valor, una gran voluntad de servir, de entregarse uno mismo, con su vida, su tiempo, sus fuerzas, con todo lo que tenemos a los necesitados de ahora, independientemente de que sean católicos o no. El cardenal Krajewski también habló de ello cuando vino a nosotros y predicó durante la misa de Navidad. Dijo que Jesús repite a todos los hombres: