En aquel momento, el Obispo de San Cristóbal invitó a todos quienes hayan conocido a la Sierva de Dios Amanda Ruíz, ya sea en su vida familiar, en la comunidad o en los centros de salud donde recibió tratamiento, presenten su testimonio ante la oficina de la causa. Y el 5 de abril de 2021, en la Curia de la Diócesis de San Cristóbal, se instaló la comisión de la pastoral de la santidad, para la promoción y apoyo de las causas de beatificación y canonización en esta jurisdicción eclesiástica.
La comisión histórica para la causa de beatificación y canonización de la Sierva de Dios Amanda Ruiz quedó integrada por el Pbro. Jesús Alfonso Duque, Pbro. Edgar Sánchez y Pbro. Emmanuel Pernía, quienes tienen la tarea de buscar y recoger todos los escritos de la Sierva de Dios aún no editados, documentos históricos, manuscritos o impresos, relacionados con las causas.
Amandita, "página viva del Evangelio de la Alegría"
Amandita – expresó el también primer Vicepresidente de la CEV en un mensaje difundido en las redes sociales el pasado miércoles 2 de junio- nació el 11 de mayo de 1999 en el hospital Central de San Cristóbal.
Junto con sus padres vivió su infancia en el barrio la Bermeja de la misma ciudad, y se caracterizó siempre por su espíritu alegre y jovial, con la capacidad de unir a todos los que le rodeaban y de hacer amistad. A los 3 años le diagnosticaron leucemia, que soportó con el acompañamiento de sus padres. Estuvo a punto de morir hacia el año 2003. Sus padres se aferraron a la oración y a los pocos días regresó a su casa: allí cumplió una hermosa labor, consciente, a pesar de su corta edad, de que debía alegrar la vida de sus padres y, en cierto modo, prepararlos para su propia muerte.
De notable madurez espiritual por su amor a la vida cristiana, mostró en todo momento esperanza y confianza en Dios. Cuando de nuevo le fue diagnosticada la leucemia, en una conversación con su médico tratante le hizo saber que ofrecería todo por hacer que sus padres, familiares y amigos permanecieran unidos y en comunión con Dios.
Aún con sus dificultades, hizo una hermosa tarea de evangelización, con la que contagió esperanza a todos. Fue amiga de varios sacerdotes a quienes solía acompañar cuando se preparaban para la Celebración Eucarística.
Pocas horas antes de morir comunicó a sus padres que había cumplido su misión en la tierra, y les pidió que no sufrieran por su partida, ya que les acompañaría desde el cielo. Falleció el 21 de septiembre de 2005 a los 6 años de edad. Su corta vida fue una página viva del Evangelio de la Alegría. Muchas personas han acudido a ella para solicitar favores e intercesión ante el Dios Uno y Trino. Goza de fama de santidad.
Monseñor Mario del Valle Moronta invita a orar por el éxito de esta causa, para que “pronto podamos tener la gracia de la beatificación y canonización de Amandita, la Sierva de Dios”.