“Las denuncias de abusos sexuales, que presuntamente se cometieron en el interior del seminario de Mirfield (Inglaterra), nunca dieron lugar a acusaciones, acciones formales o judiciales de carácter penal contra los Misioneros Combonianos. La Policía británica, tras realizar las oportunas investigaciones, nunca formuló acusaciones formales contra los Misioneros Combonianos. Nunca se procesó penalmente a los Misioneros Combonianos por los hechos denunciados por el Sr. Bede Mullen.
Incluso los Superiores de la época hicieron las averiguaciones oportunas sin adquirir prueba de lo aseverado por el Sr. Beda Mullen. No obstante, se adoptaron medidas cautelares contra el único cohermano vivo denunciado, tales como la limitación de movimientos, la suspensión del ministerio sacerdotal y el internamiento - todavía en vigor- en residencias protegidas, en cumplimiento con las disposiciones en materia indicadas por la Santa Sede”.
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