El ITVR congrega a la vida religiosa para analizar ‘Fratelli Tutti’ “En este momento de crisis, necesitamos esa voz alta y clara del Papa, que ofrece respuestas a los problemas de la Humanidad”
Antonio Bellella: “El Papa nos insta a dejarnos interpelar por la voz de Dios, la voz del pobre, la voz del enfermo, la voz de la naturaleza”
María José Tuñón: "Francisco nos alienta a todos los cristianos, pero también a todos los hombres, a desempolvar el ‘nosotros’"
Aurora Torres: "El Papa nos invita a gestar un mundo abierto"
Luis Esteban Larra: "Que Francisco pida que en la política haya espacio para la ternura, con la que está cayendo, es maravilloso"
Aurora Torres: "El Papa nos invita a gestar un mundo abierto"
Luis Esteban Larra: "Que Francisco pida que en la política haya espacio para la ternura, con la que está cayendo, es maravilloso"
¿Cuáles son los retos que plantea ‘Fratelli Tutti’ para la Humanidad y, en concreto, para la vida religiosa? ¿Es posible hablar de fraternidad humana, de amistad social, de humanidad en mitad de un mundo en caos? A estas y otras preguntas trataron de contestar, desde su opción de vida consagrada, algunos expertos convocados esta tarde por el Instituto de Vida Religiosa de los claretianos de Madrid.
Ejerció como moderador Fernando Prado, director de Publicaciones Claretianas, quien dio paso al nuevo director del ITVR, Antonio Bellella, quien invitó a repensar “con mente abierta y con el corazón” los desafíos de la encíclica papal.
La fraternidad, un valor frágil
Una encíclica en la que, apuntó, “no nos ha dedicado una sola línea a los consagrados”, pero que está teñida de la religiosidad del santo de Asís, de Foucauld y de tantos otros. “Nos advierte de que damos por supuestas la fraternidad y la amistad social... y la fraternidad, aunque resulte atractiva, es un valor frágil”.
“El Papa nos insta a dejarnos interpelar por la voz de Dios, la voz del pobre, la voz del enfermo, la voz de la naturaleza”, subrayó el claretiano.
Por su parte, María José Tuñón, esclava del Corazón de Jesús, y nueva directora del Secretariado de Vida Religiosa de la CEE, apuntó a la cercanía del texto de Bergoglio. “El Papa ‘me’ viene a decir, a mí, desde su corazón y desde un mundo herido que ya no puede más, me dice ‘¡Eh, no te despistes, despierta! Todos vamos en la misma barca’”.
Francisco, subrayó, “nos alienta a todos los cristianos, pero también a todos los hombres, a desempolvar el ‘nosotros’”. “Hay que recuperar lo esencial”, proclamó Tuñón.
Porque “el sueño de la fraternidad tiene cauces, hay caminos que se hacen al andar”, especialmente con los más pobres. “La fraternidad se va a realizar si nos hacemos cargo del dolor, y no pasamos de largo”, concluyó, apuntando que “el Papa nos pide que nos impliquemos, y compliquemos, en nuestra propia realidad”.
Una encíclia profética
Aurora Torres, superiora general de las Reparadoras, y miembro de la UISG, calificó la encíclica de “profética”, en la que “nos invita a volver a lo esencial, a vivir con esperanza, a tener el mismo sueño, el sueño de la hermandad, la amistad social”. “El Papa nos invita a gestar un mundo abierto”, indicó.
En cuanto a la encíclica, Torres subrayó cómo ‘Fratelli Tutti’ “aborda muchos temas, nos invita a vivir la solidaridad, el servicio...”. “Nos invita a vivir la amistad social, sabiendo dialogar, expresándonos...tratando de comprendernos y buscando puntos de encuentro”. En definitiva, “recuperar la amabilidad, y poder ser personas que nos convirtamos en estrellas en medio de la oscuridad”.
Ternura en la política
Finalmente, el franciscano conventual Luis Esteban Larra, incidió en que “la encíclica no solo responde al coronavirus, sino a todos los flagelos que golpean a la humanidad. En ese sentido, la encíclica es profética”.
“Es un texto dirigido a los políticos, que tienen que gestar y gestionar esta nueva humanidad”, pero también para todos, que “no podemos dejar de pasar de largo”. En este sentido, el religioso destacó la “palabra profética y poética” que se esconde entre las páginas del documento papal. “Que Francisco pida que en la política haya espacio para la ternura, con la que está cayendo, es maravilloso”.
Al tiempo, destacó la “mirada global que lanza al mundo”, una “invitación a la esperanza y a corregir el rumbo”. “Hay que hacer un examen de conciencia al final del día y reconocer que hemos errado la dirección, y cambiar un poco de chip. Los religiosos, y también los que tienen más responsabilidad”, recordó.
“En este momento de crisis, necesitamos esa voz alta y clara del papa, que ofrece soluciones a los problemas de la Humanidad, no sólo pone el dedo en la llaga”, concluyó Larra. “La clave del texto es que el Papa hace un diagnóstico, y ofrece un ‘tratamiento’”. En este sentido, glosó, “es una encíclica oportunísima”.
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