Otro purpurado eminente, llamado "el cardenal de hierro" (I) Mindszenty, un héroe húngaro contra el comunismo
"Ya Jacques Maritain había entendido y explicado que el marxismo era la última herejía del cristianismo"
El Papa Pío XII, excomulgó a todo católico, sacerdote o fiel “que profese las doctrinas materialistas y anticristianas de los comunistas y en primer lugar a los que defienden o propagan estas doctrinas”
"En febrero de 1949, el cardenal Mindszenty fue juzgado por un tribunal húngaro, condenándole a la pena de cadena perpetua, y ello después de torturas y vejaciones contra su persona"
"En febrero de 1949, el cardenal Mindszenty fue juzgado por un tribunal húngaro, condenándole a la pena de cadena perpetua, y ello después de torturas y vejaciones contra su persona"
I.- Introducción:
Con ocasión del XV aniversario del fallecimiento del cardenal francés Aron Jean-Marie Lustiger (2007), víctima del nazismo por ser hijo de madre judía asesinada en Auschwitz, y que fue uno de los totalitarismos del siglo XX, dedicamos a él, a la cuestión judía y a los Papas, San Juan Pablo II y Benedicto XVI, varios artículos, aquí publicados en Religión Digital (24.8.2022, 30.8.2022, 3.9.2022 y 12.9.2022).
Ahora escribimos de otro eminente cardenal, el húngaro József , fallecido en Viena (1975), víctima del comunismo, que fue otro de los totalitarismos del siglo XX. Fue llamado J.M. “el cardenal de hierro”; acaso por ello, en su sepulcro, en la catedral primada de Eszterfgom (Hungría), como epitafio, está escrito: Fidelisimus in tribulatione pastor, the most faithful pastor in times of persecution. Y en el libro Heroes Among Us, 50 True Stories (2021), se escribe de Mindszenty: “Era conocido por su implacable rigor y ascetismo”.
II.- Comunismo e Iglesia católica:
Si el nazismo, por su antijudaísmo asesino, planteó a la Iglesia católica graves problemas, también derivados y en gran parte por el rechazo masivo de los judíos al reconocimiento del carácter mesiánico de Cristo, los problemas del comunismo, habiendo sido también muy graves, fueron de otra índole. Habrán de tenerse en cuenta los “parentescos”, mesiánicos, entre el marxismo y el cristianismo, siendo esa la causa de que muchos cristianos, incluso sacerdotes, fueran seducidos o fascinados por las teorías marxistas, materialistas y ateas, a partir de mediados del siglo XX en Europa occidental, “haciéndose” marxistas, comunistas o maoistas –siendo eso considerado, disparatadamente, progresista y democrático en aquel tiempo de falsedades.
Ya Jacques Maritain había entendido y explicado que el marxismo era la última herejía del cristianismo.
No corresponde entrar a analizar las relaciones, tan debatibles y matizadas, entre “Nazismo e Iglesia Católica”. Sí, por el contrario, corresponde apuntar ahora las relaciones entre “Comunismo e Iglesia Católica”. La condenación por la Iglesia de Roma al comunismo materialista y ateo no fue novedad del Papa Pío XII, pues sus antecesores, Pío IX, León XIII y Pío XI (Divini Redemptoris), ya condenaron enérgicamente la doctrina comunista en encíclicas y discursos. Lo novedoso, en tiempos de Pío XII, fue el Decreto de la llamada entonces “Sagrada Congregación del Santo Oficio”, fechado el primero de julio de 1949, por el que el Papa Pío XII, excomulgó a todo católico, sacerdote o fiel “que profese las doctrinas materialistas y anticristianas de los comunistas y en primer lugar a los que defienden o propagan estas doctrinas”.
Ese Decreto no se puede entender sin tener en cuenta (a) la dureza de las persecuciones de los comunistas contra los católicos, contra la Iglesia, llamada “la Iglesia del silencio” (Pío XII), y sin tener en cuenta (b) que en febrero de 1949, el cardenal Mindszenty fue juzgado por un tribunal húngaro, condenándole a la pena de cadena perpetua, y ello después de torturas y vejaciones contra su persona, dentro de una campaña contra lo que se denominó “el clericalismo reaccionario”, a cargo del Partido Comunista húngaro, con acusaciones al Primado de Hungría de deslealtad, conspiración para derribar la república, espionaje y tráfico de divisas.
Casi todo cambiará con la llegada al Papado de San Juan XXIII, el Papa conciliador, y de San Pablo VI, que patrocinaran con Rusia y sus satélites de Europa del Este, la llamada Ostpolitik, dirigida por el arzobispo Casaroli, más tarde, en 1979, Secretario de Estado de San Juan Pablo II, un Papa que sufrió un extraño atentado el 13 de mayo de 1981, en el Vaticano, que al día de hoy parece descartada, definitivamente, la llamada “pista búlgara” o comunista. ¿Qué otras pistas quedan? Y una Ostpolitik muy discutida y rechazada por clérigos destacados de las iglesias perseguidas, al otro lado del “telón de acero”. Con los Papas San Juan XXIII y San Pablo VI, el trato al comunismo fue muy diferente al dispensado por el radical Pío XII, cuidando aquellos Papas en que no se mencionara al Comunismo en los documentos del Concilio Vaticano II.
III.- La radical oposición de Mindszenty al Comunismo:
Pío XII, en 1945, nombró a Mindszenty Arzobispo titular de Esztergom, Sede Primada, al fallecer el anterior arzobispo, Monseñor Serédi, y siendo creado cardenal en Consistorio de 1946. La historia del cardenalicio, profundo y visceral anticomunismo, siendo todo un símbolo, tuvo dos hitos importantes:
a).- El proceso y juicio contra el Cardenal, del que anteriormente escribimos, privado de libertad, en cautiverio durante ocho años, que concluyeron con un arresto domiciliario por razones de salud, negándose el purpurado a ser amnistiado, lo que supondría -según él- admitir la legalidad de los procedimientos. La sentencia condenatoria fue anulada en 1990, ya en tiempos de libertad no de la dictadura comunista. Y nada más recuperar la libertad en 1956 dijo el Cardenal Primado de Hungría: “No tengo que romper con mi pasado. Por la gracia de Dios, soy ahora la misma persona que antes de pasara por la prisión. Permanezco con mis convicciones, con la misma fuerza física y la claridad mental”.
b).- Fracasado el levantamiento popular contra el comunismo húngaro (1956), y aplastados los revolucionarios por el Gobierno comunista de Imre Nagy, continuó el Primado sus proclamas sobre la necesidad de elecciones libres, del imperio de la ley y de la libertad de la Iglesia. Rechazó, enérgicamente, compromisos con el gobierno comunista, refugiándose finalmente el cardenal Mindszenty en la Embajada USA de Budapest, permaneciendo en ella desde 1956 hasta 1971, que, después de secretas negociaciones trilaterales entre el Vaticano, Hungría y USA, se le permitió la salida de la Embajada y viajar a Roma, en tránsito a Viena, lugar de su residencia definitiva. “Una vez más, un gobierno comunista ha tenido que oponerse con la fuerza a una explosión cuyo carácter popular es indiscutible”, editorializó Le Monde el 26 de octubre de 1956.
IV.- Una extraña Ostpolik por parte del Vaticano:
Es llamativo que mientras más firme era la posición anticomunista de los altos clérigos de los países del “telón de acero”, el Vaticano, con Casaroli a la cabeza, era más proclive a llegar a Acuerdos parciales Iglesia-Estado, caso de los acuerdos con el Gobierno húngaro de 1964. Una tal Ostpolitik que, por cierto, no se sabe bien cuál fue su final, si hasta el comienzo del Papado de Juan Pablo II (1978) o hasta el atentado criminal contra éste, de 13 de mayo de 1981, momento en que don Agostino Casaroli ya era Cardenal, además de Secretario de Estado. Aquí también hay muchos misterios, acaso parecidos a los de la muerte del beato Juan Pablo I. Si está acreditado, por notoriedad, que a San Juan Pablo II se quiso asesinar, nada se ha probado sobre el asesinato del beato Juan Pablo I. Es sabido que en el Vaticano nunca pasa nada, aunque haya crímenes contra los Papas. ¿Tendrán razón los de Monseñor Lefevbre en culpar a Casaroli?
Fue San Pablo VI el que tuvo que dar el golpe definitivo, que consistió en declarar vacante la Diócesis de Esztergom-Budapest, y destituir con humillación, a finales de 1973, a su Arzobispo Primado, residente en Viena, en donde murió en 1975 y siendo trasladados, años después, sus restos mortales a la Catedral Primada de San Adalberto en Esztergom, convertida para los húngaros en centro de peregrinación en recuerdo de su Cardenal –en Budapest está, con carácter de Con/catedral de la misma Diócesis, la basílica llamada de San Esteban.
Y en 1975 el Arzobispo Casaroli pudo pasear triunfante por los pasillos de la Conferencia de Helsinki sobre “Seguridad y Cooperación en Europa”, alardeando de la diplomacia vaticana.
En la 2ª Parte se tratarán los siguientes apartados:
V.- Historias presentes. El hoy Primado, el cardenal Péter Erdö, recuerda a su antecesor. VI.- El papa Francisco entre Casaroli y Mindszenty. VII.- Budapest, ciudad basilical y de sinagogas.
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