Nuestro papel es mantener la esperanza, la oración, la fe en el Señor

“Dios cuida a su pueblo. Dice, en la primera lectura también, y esto nos llena de mucho consuelo: “Yo mismo reuniré el resto de mis ovejas de todos los países a donde las expulsé y las volveré a traer a sus dehesas para que crezcan y se multipliquen. Les pondré pastores que las pastoreen, ya no temerán ni espantarán y ninguna se perderá.” Esto es hermoso, pues. Y, por eso, creo que nuestro papel es mantener la esperanza, la oración, la fe en el Señor.  No todo está perdido, vendrán días mejores, el Señor resucitará, inspirará orientaciones mejores para nuestro pueblo, que no sea un rebaño sin pastor, sino que haya verdadero amor que gobierno.”

En tiempos de crisis hay mucho sufrimiento y afloran las ofertas de salvación.  La pandemia de covid-19 ha sido  una de esas crisis mundiales que hemos vivido en todos los países.  La crisis de los partidos políticos en El Salvador es otro eje que vivimos.  En las raíces está siempre la crisis económica que afecta mucho más a las y los pobres que a los ricos. Llama la atención que representantes de algunos sectores de la clase media dan la impresión de ser más bien voceros de los gritos de los ricos en tiempos de crisis.  No falta la crisis humana por el racismo, por la exclusión estructural de sexo y género, por el hambre, por la migración (buscando refugio),…   Las fuerzas perdedoras consideran que han sido traicionadas por el pueblo y utilizan sus medios para desacreditar las nuevas fuerzas ganadoras.   Los mirones siempre consideran que saben todo mejor, que tienen la solución para todo, pero siguen siendo mirones. 

Uno se pregunta qué hacen las Iglesias (sus autoridades) para darle esperanza a nuestro pueblo.  Ante los procesos políticos en Centro América no he visto dinámicas de consulta a las bases de las Iglesias para preguntar qué entienden al respecto. No.  Algunos pastores eclesiales, sin ponerse de acuerdo con las demás iglesias, han expresado su preocupación por la crisis política. Pero, ¿han dado esperanza al pueblo?

Monseñor Romero dice “creo que nuestro papel es mantener la esperanza, la oración, la fe en el Señor.”  La voz del pastor no puede ser de desesperación, no puede ser de negatividad.  No es sencillo en tiempos de crisis.  Y luego nos habla de la oración y la fe en el Señor.   Son los dos lados de la misma realidad creyente: orar y la práctica de la fe.  Orar y trabajar.  El compromiso con las y los pobres en su caminar alimenta la oración y ésta (nacida en el silencio del corazón del/a creyente) motiva y orienta la acción.  Es de recordar siempre que “la fe en el Señor” no es un asunto de doctrinas, ni de devociones, ni de ritos, sino de la práctica del seguimiento a Jesús.   Ser creyente cristiano nos exige hoy en primer lugar escuchar la voz de las y los pobres.  Quienes consideran que ellos/as son esa masa que no entiende, que es tonta, que se deja engañar, y por eso no se dignan a escuchar a los pobres y se presentan como “la voz de los sin voz”, no han entendido el mensaje del Evangelio, ni de Medellín, ni de Puebla.  

El pastor, el/la animador/a de comunidades cristianas (Iglesia) debe escuchar a las y los pobres, porque el Señor nos habla a través de ellos/as, nos mira a través de sus ojos, nos extiende la mano a través de sus manos (muchas veces débiles y cansadas).   Sin esa escucha constante, ni podrá orar, ni podrá practicar el seguimiento a Jesús, ni podrá promover esperanza.   Por supuesto que analistas profesionales  pueden dar unas pautas para comprender la historia, pero Jesús nos ha dicho con claridad que lo veremos y lo escucharemos en el encuentro con las y los pobres (los que tienen hambre y sed,….).

Dar esperanza, orar y seguir al Señor.   En tiempos de crisis Monseñor Romero quiere despertarnos y nos llama a vivir de lleno esa fundamental dinámica fértil de oración y práctica (que es la fe) para que podamos ser fermento de esperanza en nuestros pueblos.   Y todo esto nacerá desde el encuentro cercano con las y los pobres, escuchándolos.  No tengamos miedo

Reflexión revisada para el domingo 21 de julio.  ( escrita originalmente para el domingo 18 de julio de 2021.   Homilía en la liturgia del 16° domingo del tiempo ordinario – B,  22 de julio de 1979.    Homilías Monseñor Oscar A Romero, Toma V, Ciclo B, UCA editores. San Salvador.  página 144

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