Espiritualidad, caridad política y laicado: en memoria de Policarpo Delgado
Ha fallecido el cura canario Policarpo Delgado, presbítero diocesano en Las Palmas de GC., un querido amigo, mi profesor y director de mi tesis de Licenciatura en Teología. Asimismo colaboré estrechamente con él, por mi trabajo como subdirector del Centro Loyola, cuando fue director del Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias (ISTIC) y yo también profesor en el ISTIC, y en la Escuela de Formación Sociopolítica de la que también era director. Lo que voy a exponer a continuación, intenta hacer memoria de la vida, trabajo y legado de Poli, como le llamábamos sus amigos, tratando de continuar y profundizar su herencia.
Primeramente, una profunda experiencia de Dios y un pasión por el seguimiento de Jesús, un sentir con la iglesia y su misión, un amor y servicio al pueblo, con una honda sensibilidad y compromiso social. En este sentido, la espiritualidad y mística en la unión con el Dios que se nos revela en Jesús, con la naturaleza misionera del Evangelio, son la raíz de la identidad de la fe e iglesia.
Esta espiritualidad misionera, siguiendo a Jesús, se expresa en el servicio al Reino de Dios con su amor y justicia, en la caridad política que manifiesta la constitutiva dimensión social y pública de la fe. Es una espiritualidad que se hace compromiso con las personas y pueblos, con los pobres y excluídos, que promueve la vida, dignidad y derechos de los seres humanos. Una fe que quiere transformar y renovar la sociedad, las relaciones y estructuras sociales, políticas y económicas, la cultura y el mundo en la búsqueda del bien común y de la civilización del amor.
La iglesia existe para la misión en la celebración, anuncio y servicio del Evangelio, en comunión co-responsable de todos sus miembros con la diversidad de ministerios y carismas. Un servicio de la fe que, en la caridad, realiza la salvación transformadora y liberadora de todo mal, pecado e injusticia. En esta misión y servicio de la fe, tienen su vocación e identidad más específica los laicos, que se expresa en la transformación y gestión, más directa e inmediata, de las realidades del mundo. Tales como son la economía y el trabajo, la política y la cultura, etc. para que se vayan ajustando al Reino de Dios con su fraternidad solidaria, su paz y su justicia liberadora con los pobres.
Una fe crítica y liberadora de los ídolos del egoísmo, del poder y de la riqueza, del beneficio y del mercado convertidos en falsos dioses. Tal como impone hoy el neo-liberalismo que empobrece, oprime y excluye a las personas o pueblos. La iglesia, la familia y la humanidad con sus relaciones sociales, económicas y políticas están llamadas a reflejar al Dios Trinidad, su Misterio de Comunión y Solidaridad que es la entraña del mundo, es por excelencia el modelo comunitario y social. Los cristianos, familias y laicos en la misión e identidad de la iglesia son: sacramento de comunión del Dios Trinitario; escuela de amor solidario, sociabilidad y de virtudes éticas como son la caridad política, la justicia y el bien común que busca un mundo con más fraternidad y equidad.
De toda esta misión e identidad de la iglesia, de las familias y laicos al servicio del amor que se realiza en la justicia, es ejemplo y paradigma María. La mujer y creyente, la madre de Jesús, de la iglesia y de la humanidad. María, pobre y humilde, es modelo de la fe y del servicio liberador con los pobres, que se compromete en la búsqueda de una humanidad más fraterna. Terminamos este escrito dándole la gracias a Dios por la vida y ministerio de Poli, de su herencia y legado que aquí hemos tratado de proseguir y profundizar. Poli- esa es nuestra fe, oración y esperanza- ya disfruta en la iglesia triunfante y en la comunión de los santos, en la vida plena y eterna. Con el amor solidario hacia la iglesia militante y la humanidad, que peregrina al Reino de la tierra nueva y del cielo. Descanse en Paz.
Primeramente, una profunda experiencia de Dios y un pasión por el seguimiento de Jesús, un sentir con la iglesia y su misión, un amor y servicio al pueblo, con una honda sensibilidad y compromiso social. En este sentido, la espiritualidad y mística en la unión con el Dios que se nos revela en Jesús, con la naturaleza misionera del Evangelio, son la raíz de la identidad de la fe e iglesia.
Esta espiritualidad misionera, siguiendo a Jesús, se expresa en el servicio al Reino de Dios con su amor y justicia, en la caridad política que manifiesta la constitutiva dimensión social y pública de la fe. Es una espiritualidad que se hace compromiso con las personas y pueblos, con los pobres y excluídos, que promueve la vida, dignidad y derechos de los seres humanos. Una fe que quiere transformar y renovar la sociedad, las relaciones y estructuras sociales, políticas y económicas, la cultura y el mundo en la búsqueda del bien común y de la civilización del amor.
La iglesia existe para la misión en la celebración, anuncio y servicio del Evangelio, en comunión co-responsable de todos sus miembros con la diversidad de ministerios y carismas. Un servicio de la fe que, en la caridad, realiza la salvación transformadora y liberadora de todo mal, pecado e injusticia. En esta misión y servicio de la fe, tienen su vocación e identidad más específica los laicos, que se expresa en la transformación y gestión, más directa e inmediata, de las realidades del mundo. Tales como son la economía y el trabajo, la política y la cultura, etc. para que se vayan ajustando al Reino de Dios con su fraternidad solidaria, su paz y su justicia liberadora con los pobres.
Una fe crítica y liberadora de los ídolos del egoísmo, del poder y de la riqueza, del beneficio y del mercado convertidos en falsos dioses. Tal como impone hoy el neo-liberalismo que empobrece, oprime y excluye a las personas o pueblos. La iglesia, la familia y la humanidad con sus relaciones sociales, económicas y políticas están llamadas a reflejar al Dios Trinidad, su Misterio de Comunión y Solidaridad que es la entraña del mundo, es por excelencia el modelo comunitario y social. Los cristianos, familias y laicos en la misión e identidad de la iglesia son: sacramento de comunión del Dios Trinitario; escuela de amor solidario, sociabilidad y de virtudes éticas como son la caridad política, la justicia y el bien común que busca un mundo con más fraternidad y equidad.
De toda esta misión e identidad de la iglesia, de las familias y laicos al servicio del amor que se realiza en la justicia, es ejemplo y paradigma María. La mujer y creyente, la madre de Jesús, de la iglesia y de la humanidad. María, pobre y humilde, es modelo de la fe y del servicio liberador con los pobres, que se compromete en la búsqueda de una humanidad más fraterna. Terminamos este escrito dándole la gracias a Dios por la vida y ministerio de Poli, de su herencia y legado que aquí hemos tratado de proseguir y profundizar. Poli- esa es nuestra fe, oración y esperanza- ya disfruta en la iglesia triunfante y en la comunión de los santos, en la vida plena y eterna. Con el amor solidario hacia la iglesia militante y la humanidad, que peregrina al Reino de la tierra nueva y del cielo. Descanse en Paz.