Alma de Cristo



¡Feliz martes! Cada 31 de julio es un día especial para quienes vivimos y nos nutrimos de la espiritualidad ignaciana. Hoy es el día de san Ignacio de Loyola y por tanto es un día muy especial. Resulta que hay música de uno de los importantes nombres del Barroco que está relacionada con el vasco universal. A Ignacio le gustaba rezar una oración, que es un abandono total a Dios, que luego se ha hecho famosa. Tanto tanto que algunos compositores le echaron el ojo, como el de hoy.



Se trata de Jean-Baptiste Lully (1632-1687), compositor francés de nacimiento italiano en Florencia, por lo que su nombre original era Giovanni Battista Lulli. Creo que me quedo corto si digo que era el músico más poderoso de su tiempo, tanto en poder como en términos financiero, e incluso era muy temido. Podemos afirmar sin equivocarnos que Lully fue el responsable de la evolución total de la ópera francesa en los siglos XVII y XVIII. Además de compositor era reconocido su talento como violinista y bailarín. Destaca porque ejerció sus negocios de forma despiadada y con pocos escrúpulos ya que monopolizó la música francesa, y quizá de toda Europa. No se podía hacer casi nada sin su permiso y su amigo el rey Luis XIV se encargó de que alcanzase ese puesto. No solo destaca por sus óperas sino que también escribió unos treinta ballets, así como motetes, danzas, marchas y otros tipos de composiciones. Entre sus famosos discípulos están Pelham Humfrey, Georg Muffat y Johann Caspar Ferdinand Fischer.

Lully era capaz de componer a lo grande y a lo pequeño. Un ejemplo de este último tipo es su motete Anima Christi, LWV 77 nº 1; es uno de sus pequeños motetes. Está compuesto para tres voces y continuo y el texto es el de la famosa «Alma de Cristo, santifícame», que tanto le gustaba rezar a Ignacio de Loyola. La obra comienza con una melodía doliente, cromática y ascendente en la que se suplica a Dios. Poco a poco el maestro va construyendo una miniatura de lo más deliciosa y que contiene ella solo todo el estilo francés, a la vez grandioso e intimista. No se conoce quién fue el autor de texto pero Lully lo altera ligeramente ya que en vez de referirse a Dios de forma personal lo hace comunitaria, cambiando santifícame por santifícanos, etc. Una joya para poner más luz a este día ignaciano.

La partitura de la composición la puedes conseguir aquí.

La interpretación es de Monique Zanetti (dessus), Arlette Steyer y Marie Boyer (bas-dessus) y Les Arts Florissants dirigidos por William Christie.

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