Bienaventurados los que temen a Dios
¡Feliz viernes! Para este día he querido traer música de un compositor británico que quizá pueda ser muy conocido por un par de piezas, pero que todo su catálogo merece mucho la pena. Esto especialmente se aprecia en su música religiosa.
Ese maestro es Henry Purcell (1659-1695), compositor británico nacido en Londres. Era tan apreciado que se le calificaba como Orpheus Britannicus y era gran su habilidad para unir sabiamente el contrapunto con el componente dramático. Aunque la música puramente instrumental está presente en su catálogo, es en la vocal en la que tuvo mayor éxito. Solamente compuso una ópera, Dido y Eneas, pero por ella es reconocido actualmente. También fue un especialista en música incidental, es decir, para acompañar obras teatrales. A pesar de su corta vida (murió con 36 años), tuvo una carrera intensa. Estudió con Henry Cooke y con Christopher Gibbons, hijo del famoso Orlando. Es muy posible que perfeccionase sus conocimientos con John Blow y Matthew Locke.
Disfrutemos de su motete Beati omnes qui timent Dominum, Z. 131. Solo compuso tres motetes en latín, siendo este uno de ellos. Es posible que estuviese destinado a alguna devoción privada de Catalina de Braganza, que era esposa de Carlos II, pudiendo ser interpretada en la capilla de la reina en Somerset House. En uno de los versículos se habla de la esposa dando frutos fecundas, dando paso a un bello aleluya, que pone fin a una pieza que no deja de ser algo enigmática, puesto que el matrimonio no tuvo hijos.
La interpretación es de The Sixteen dirigidos por Harry Christophers.