Impasible e inmortal
¡Feliz lunes! Empezamos a caminar por este mes de octubre y nuestro camino va a estar acompañado por los pentagramas de un grandísimo maestro, de esos cuyo nombre es casi sinónimo de música barroca. Y no es Bach, que ya escuchamos ayer.
Hablo de George Frideric Handel (1685-1759), compositor inglés de nacimiento alemán en Handel. En una publicación de 1799 se dice que era una persona corpulenta y que avanzaba en volumen conforme cumplía años. De él dijo algún contemporáneo que sus manos eran pies y sus dedos eran todos casi como pulgares. Ello era debido también a la vida sedentaria que llevaba. Eso hizo que sus articulaciones se le pusiesen rígidas, además de sufrir sobrepeso, con una forma de andar a veces vacilante. Sin embargo, nunca perdió su espíritu alegre y animado. Era un hombre con un gran espíritu y una especial benevolencia, algo que decían quienes lo conocieron que era algo característico de su carácter. Sin embargo, tenía un temperamento algo irascible y tenía cierta impaciencia a veces.
Se sabe que Handel fue el creador de un género que es el oratorio inglés. En este caso, escucharemos un fragmento de un oratorio que tiene texto italiano. Es La Resurrección, HWV 47, con libreto de Carlo Sigismondo Capece. La obra fue estrenada en Roma en 1708; fue su segundo oratorio. En él se acercó a los modelos de la ópera. El papel de la Magdalena fue asignado a un castrato travestido (en el estreno lo cantó Margherita Durastanti) y en la segunda parte del oratorio canta el aria Se Impassibile, Immortale. En esta pieza se alude a Cristo resucitado como el sol que nace para perdonar los pecados porque Él ha sido liberado del pecado.
La interpretación es de The Academy of Ancient Music dirigido por Christopher Hogwood.