Muerte y transfiguración

¡Feliz jueves! Yo creo que el título de esta publicación lo dice todo porque coincide exactamente con el de una de las obras más conocidas de finales del siglo XIX. Su compositor es otro de esos hitos entre los mayores autores de su tiempo.

No es otro que Richard Strauss (1864-1949), compositor alemán nacido en Múnich. Su padre tocaba la trompa de forma profesional y le inculcó a su hijo el gusto por la música desde que nació. El joven Richard aprendió piano, violín, teoría de la música, armonía y orquestación, algo que aprovechó durante toda su vida. Tras escuchar una obra suya (compuesta con diecisiete años) nada menos que Hans von Bülow dijo: «de lejos la personalidad más sorprendente desde Brahms». Por ese tiempo ya le gustaban los escritos de Nietzsche y Schopenhauer así como las composiciones de Wagner y Liszt a la vez que se interesó de forma especial por la dirección de orquesta, llegando incluso a viajar a Estados Unidos y haciendo de esa tarea una de las principales de su carrera junto con la composición.
Una de sus composiciones más conocidas es el poema sinfónico Tod und Verklärung, op. 24. Fue compuesto entre 1888 y 1889 y no se basa en ninguna obra literario sino en un argumento inventado por el propio Strauss. De hecho, se comenta que, antes de morir, el compositor dijo que morir debía ser algo a como era descrito en la obra. Tiene una forma sonata extendida con una estructura bastante libre. Utiliza varios motivos para describir la respiración y el sufrimiento del protagonista, con diversas ideas que contrastan y con una forma de describir situaciones sin igual. El propio oyente se ve envuelto en la obra puesto que esta tiene (por así decir) un final abierto. El do mayor es la tonalidad elegida para la transfiguración, que se erige sobre las campanas y los gongs y está rodeada de una suntuosa orquestación.
La partitura de la composición puede descargarse aquí.
La interpretación es de la Orquesta Filarmónica de Radio France dirigida por Mikko Franck.