Oh, Salvador, abre los cielos
¡Feliz viernes! De nuevo acudimos a otro texto propio de este tiempo de Adviento que va fluyendo ya por sus días finales que nos acercarán a la Navidad. Le pedimos a Dios que abra los cielos para que permita enviar al Mesías deseado por todos.
La música para hoy es de Johannes Brahms (1833-1897), compositor alemán nacido en Hamburgo. Existe una curiosa anécdota de él con el también famoso Franz Liszt. El joven Brahms le fue presentado el maestro Liszt, pero el hamburgués estaba tan nervioso que no pudo tocar para el húngaro. Eso no le importó al compositor de Raiding, de forma que tomó un scherzo de Brahms que había en una mesa; se puso a tocarlo a la vez que hablaba sobre y con él. Brahms quedó impresionado por ese hecho. Años más tarde a Franz Liszt se le pidió tocar una de sus sonatas y decidió hacerlo con una reciente que acababa de componer y con la que estaba satisfecho. Cuando llegó a parte más expresiva de la obra miró hacia el auditorio a ver si estaba teniendo en debido impacto emocional. Se sorprendió al ver a Johannes Brahms que no solo no le parecía muy intensa, sino que estaba tranquilamente dormitando en su asiento.
Vamos a disfrutar de su motete O Heiland reiß die Himmel auf, op. 74 n.º 2, fue compuesto entre 1863 y 1864. Es una pieza que se divide en cinco partes en forma de variaciones corales marcadas como «Versus I», etc. La melodía coral va apareciendo en las diversas voces mientras se cantan cánones a tres voces, variaciones rítmicas en forma de tripletes y otros elementos contrapuntísticos. En la parte quinta escuchamos un impresionante doble canon (dos cánones que suenan simultáneamente en dos pares de voces) en inversión. El final es un amén lleno esperanza y las entradas de las voces solapándose entre sí crean un efecto soberbio.
La partitura de la composición puede descargarse aquí.
La interpretación es del Kammerchor Stuttgart dirigido por Frieder Bernius.