Recordando a Goya
¡Feliz jueves! Es algo especialmente bello cuando la pintura y la música se unen. Más que para completarse una a otra sí para enriquecerse, de alguna forma, aunque si son obras perfectas, como la de hoy, casi no necesitan de nada más.
Hoy está con nosotros Enrique Granados (1867-1916), compositor español nacido en la localidad catalana de Lérida. Su muerte fue muy trágica. Era un pianista tan apreciado mundialmente que fue invitado a Washington a tocar en la Casa Blanca ante el presidente Woodrow Wilson; corría el año 1916. Su esposa Amparo Gal allí se dirigieron. En realidad la invitación de Wilson era algo no previsto (el viaje era para estrenar allí su ópera Goyescas) y eso los obligó a posponer su marcha de Estados Unidos. Tomaron el buque SS Sussex desde Folkestone a Dieppe, al norte de Francia. Granados hasta dio un recital a bordo del buque. El viaje tomó más tiempo de lo debido. Desgraciadamente, al tomar el Canal de la Mancha los alemanes torpedearon el barco. El pianista no murió en el acto, sino que subió a un bote. Al ver cómo su esposa se ahogaba se lanzó al agua para intentar salvarla y ambos murieron bajos las aguas del Atlántico.
Escuchemos su obra titulada La Maja De Goya. Es una composición de 1912 con letra de Fernando Periquet y es para voz y acompañamiento, que hoy escucharemos en versión para guitarra y mezzosoprano. El instrumento crea ese ambiente goyesco, digamos, gracias a esos arpegios que conducen a una larga introducción. La voz canta cómo la imagen de la maja de Goya y se compara con la mezzosoprano solista, llena de venturas y de dichas. La melodía es encantadora, de una bella factura y de una elaboración de lo más llena de gracia.
La interpretación es de Marina Tomei (guitarra) y Guadalupe Paz (mezzosoprano).