Otro gran concierto
¡Feliz viernes! Ayer dedicábamos parte de nuestro tiempo a escuchar un impresionante concierto de Offenbach y hoy vamos a hacer lo mismo con la música de otro gran maestro que seguramente no sea conocido por la pieza de hoy, lo cual es una pena.
Me estoy refiriendo al gran Aram Jachaturián (1903-1978), compositor ruso de origen armenio nacido en Tiflis. El régimen soviético lo acusó de formal, pero, a pesar de todo, terminó siendo uno de los compositores más laureados de su tiempo. Empezó tocando de joven la tuba en la banda de su instituto y luego aprendió por su cuenta a tocar el piano. Sus intenciones iniciales parece que eran estudiar Biología, pero entró en una academia de música y terminó decantándose por esta disciplina. En 1929 le dio clases Miaskovski y, casi al tiempo que se graduaba empezó a estrenar sus sinfonías. En 1948 empezó a ser criticado como compositor y siguió componiendo. Sus obras continuaron tocándose pese a ser tildado de incorrecto y de tener un estilo de «arte antipersonas».
Escuchemos su Concierto para piano en re bemol mayor, op. 38. Fue compuesto en 1936 y estrenado el año siguiente por su destinatario: el pianista Lev Oborin, quien ganó el primer Concurso Chopin de Varsovia. Este estaba buscando una obra virtuosa para entretener a la audiencia y Jachaturián se mostró entusiasmado. Esa primera interpretación mostró varios retos que fueron finalmente resueltos: Oborin tuvo que tocar en un piano que daba pena e incluso rachas de viento casi arrancan de la cara las gafas del director. Sin embargo, la pieza cumplió perfectamente con su objetivo: fue un éxito inmediato e hizo que la reputación de Jachaturián creciese como la espuma.
La interpretación es de Alicia de Larroca (piano) y la Orquesta Filarmónica de Londres dirigida por Rafael Frübeck de Burgos.