"Manresa, el último tramo de la peregrinación, puede ser nuestro Santiago de Compostela" Constituida en Montserrat la Asociación de Municipios del Camino Ignaciano para impulsar el legado del santo de Loyola
Otro de los objetivos que se plantea este paso adelante en el Camino Ignaciano es “hacer llegar al conjunto de la población que, repitiendo los pasos de Sant Ignasi, podemos observar la posibilidad de desnudarnos de los excesos y de entrar en una reflexión profunda con nosotros mismos, en medio de un mundo sobrecargado de una verdad artificial”
| Xavi Pete, Agencia Flama
Para muchos de los representantes de los sesenta pueblos -entre alcaldes, tenientes de alcalde, concejales y técnicos municipales- que este pasado sábado estaban en la Abadía de Montserrat para sellar los estatutos de la Asociación de Municipios del Camino Ignaciano, era la primera vez que se visitaba ese enclave, por donde pasó San Ignacio de Loyola camino de Jerusalén.
Sin embargo, no era la primera vez que se veían las caras “después de años de encuentros y reuniones”, por boca del alcalde de Manresa, Marc Aloy, uno de los hombres que ha seguido durante la última década todos los pueblos haciendo peregrinar la propuesta de una ruta desde Azpeitia -localidad natal del fundador de la Compañía de Jesús- hasta la comarca del Bages.
"Nos encantó la visita y la explicación que nos hicieron, desde Manresa, a nuestro municipio", aseguraba José María Acobi, el teniente de alcalde de Arrúbal, un pueblo riojano que no llega a los 600 habitantes y que, como han hecho un total de 64 localidades —entre las noventa y una que pisó San Ignacio—, aprobó en el pleno de su ayuntamiento la propuesta de adherirse a esta agrupación de municipios vascos, riojanos, navarros, aragoneses y catalanes. Con unas palabras similares se expresaba la alcaldesa de Calahorra, también de La Rioja, pero con más de 25.000 habitantes: "Debemos felicitar a los políticos y técnicos de Manresa por la labor que han hecho, pueblo a pueblo", decía Mónica Arceiz, que reconocía haber hecho esta peregrinación hasta Montserrat con Encarnación Fuertes, la alcaldesa de Agoncillo, con poco más de 1.000 habitantes.
Un recorrido para potenciar el “carisma de acogida”
Así, esta ruta de 650 kilómetros, que ya se puede realizar en varias etapas desde hace unos años por iniciativa de la comunidad jesuítica, sedimentaba un nuevo camino que la llevará “a proyectarse de forma sostenible y a potenciar un carisma de acogida peregrina en cada pueblo”, tal y como sugería que debe ser esta nueva realidad del trayecto ignaciano el abad de Montserrat, Manel Gasch, que reconocía a todos los presentes, desde el interior del cenobio, su satisfacción de ver tantos municipios implicados en esta causa. “Hace unos años vinisteis seis o siete de vosotros y ahora ya sois un buen grupo”, admitía.
"Nos faltan valores y San Ignacio nos los sigue dando"
Otro de los objetivos que se plantea este paso adelante en el Camino Ignaciano es “hacer llegar al conjunto de la población que, repitiendo los pasos de Sant Ignasi, podemos observar la posibilidad de desnudarnos de los excesos y de entrar en una reflexión profunda con nosotros mismos, en medio de un mundo sobrecargado de una verdad artificial”, como apuntaba el alcalde de Manresa, para quien la cueva donde se detuvo el santo de Loyola, donde empezó a desarrollar sus ejercicios espirituales, “puede ser el Santiago de Compostela para el Camino de Santiago”. "Para llegar a esa meta, sin embargo, nos falta camino", subrayaba Aloy.
"Vivimos en un mundo donde nos conviene una parada técnica como ésta y preguntarnos por qué decimos que no tenemos felicidad si somos capaces de tener todo lo que nos proponemos", añadía, a su vez, Jordi Servitje, alcalde de Veciana, un pueblo de 35 hogares y situado en la comarca del Anoia. "Nos faltan valores y San Ignacio nos los sigue dando después de tantos siglos, al margen de ser cristianos o de no serlo", resumía Jordi Marcè, concejal de Promoción Económica, Entorno Urbano y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Igualada.
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