La siesta de un fauno



Ayer, 22 de agosto, se cumplían 150 años del nacimiento de uno de los grandes grandes de la historia de la música, y creo que esta efeméride no debe pasar desapercibida. Es uno de los llamados impresionistas porque de esa corriente bebió y se nutrió para producir una música de extraordinaria calidad y de proyección a lo largo de los siglos.

Se trata (es posible que el término "impresionista" te lo haya recordado) de Claude Debussy (1862-1918), compositor francés nacido en Saint-Germain-en-Laye. Está considerado como uno de los mejores compositores de su época, siendo sus innovaciones armónicas de gran influencia para los músicos de su tiempo. Supuso un punto de ruptura con el wagnerianismo de la época y sus obras para piano y para orquesta, debido a sus timbres y colores, dieron lugar a una música con una estética muy reconocible y particular. En su música une modalidad y tonalidad y tomó de compositores rusos y de Chabrier sus exploraciones tonales.

Una de sus obras más características es el Prélude à l'après-midi d'un faune, es decir, el Preludio a la siesta de un fauno. Es un poema sinfónico para orquesta basado en un poema de Stéphane Mallarmé. Se trata de una de las obras más conocidas de Debussy e incluso constituye uno de los puntos de inflexión en la historia de la música. El compositor y director Pierre Boulez dice que esa obra marca el inicio de la música moderna. Fue estrenado el 22 de diciembre de 1894.

El comienzo, con esa melodía cromática descendente de la flauta, es uno de los más famosos de la historia. Sin duda, refleja ese ambiente mórbido del poema de Mallarmé, describiendo a ese fauno que toca una flauta de pan y que intenta seducir a ninfas y náyades.

La orquestación es: tres flautas, dos oboes, un corno inglés, dos clarinetes, dos fagotes, cuatro trompas, dos arpas, dos crótalos y cuerda. La partitura de este monumento puedes disfrutarla aquí.

Aquí lo tienes interpretado por la Orquesta de Cleveland dirigida por Pierre Boulez.

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