Que suene la tuba

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¡Feliz miércoles! Nos vestimos hoy de gala para recibir al gran maestro español cuya música aparece por aquí de vez en cuando para maravillarnos. Justo es lo que va a hacer hoy con una obra muy adecuada también para este tiempo de Adviento.

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La música de hoy es de Francisco Guerrero (1528-1599), compositor español nacido y muerto en Sevilla. Su padre, Gonzalo Sánchez Guerrero, era pintor casado con Leonor de Burgos y ambos eran vecinos del barrio de San Isidoro de Sevilla. Su hermano mayor, Pedro, era también músico y parece que le dio clases a nuestro maestro de hoy cuando era pequeño. En 1542 fue contratado como cantor durante casi cinco años y, al marcharse su hermano a Italia, se hizo cargo de su formación Cristóbal de Morales, el cual «le encaminó en la compostura de la música abastentemente para poder pretender cualquier magisterio». Donde verdaderamente perfeccionó su arte fue durante el año que estuvo en Toledo, aprovechando que Morales fue nombrado maestro de capilla de la ciudad. Tras ello, Guerrero consiguió el puesto de maestro de la catedral de Jaén y, después de tres años, logró el ansiado puesto en la seo hispalense.

Vamos a escuchar hoy su motete Canite tuba. Se trata de una composición para cuatro voces que fue publicada en 1570 y es propia de este tiempo de Adviento, como dije al principio. Podemos comprobar cómo la pieza está dividida en dos partes. En la primera escuchamos el júbilo de las voces que imitan el sonido de la trompeta. Las dos primeras voces cantan en dúo, es decir, en bicinium. La segunda parte tiene más un carácter de súplica a Dios para que en este tiempo de Adviento sepamos acogerle. Francisco Guerrero maneja las voces de una forma magistral y trata con sumo cuidado el dramatismo del texto.

La partitura de la composición puede descargarse aquí.

La interpretación es del Coro del King's College de Cambridge dirigido por Stephen Cleobury.

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