Provincial de Chile de los Sagrados Corazones cree que Barros debería renunciar Álex Vigueras, sscc.: "Karadima sigue siendo un lastre que paraliza a la Iglesia chilena"
(José Manuel Vidal).- Estamos en Santiago de Chile. En la sede provincial de los Sagrados Corazones, con el provincial de Chile, el padre Álex Vigueras. "Francisco nos ha dado un tremendo espaldarazo. No sólo en esto de estar en las periferias, sino en la manera de estar en las periferias", subraya en la entrevista, en la que sostiene que lo mejor para la Iglesia chilena sería la renuncia del obispo Barros, pues "hoy en día, Karadima sigue siendo un lastre que nos paraliza".
Padre Vigueras, ¿cómo está la congregación aquí, en Santiago de chile? ¿Goza de buena salud?
Sí. Cuando visito las comunidades en las pastorales, veo comunidades vivas. En las que se vive una fraternidad sencilla, pero real. Veo un trabajo de hermandad con la gente muy bonito, tratando de no tener un estilo clerical, sino mucho más fraterno. Lo veo bien, aunque como muchas comunidades, a nivel vocacional siempre hay dificultad. Llevamos algunos años que no nos ha entrado nadie.
¿Qué número de frailes son religiosos en este momento?
Somos 58.
¿Y la dedicación especial es pastoral, educativa o un poco de todo?
Sí. Tenemos varios frentes. Quizá el más importante es el parroquial, el popular. Estamos en la zona sur de Santiago. Hemos asumido parroquias populares en Concepción. Y en Argentina también tenemos una parroquia muy interesante porque está muy metida con la educación de la gente más sencilla con escuelas técnicas, y cursos de alfabetización. Este proyecto depende directamente de nosotros.
Y también tenemos cuatro colegios. Hace unos año asumimos un colegio subvencionado, para niños jóvenes vulnerables de Valparaíso. Y tenemos tres colegios particulares de pago. Pero la educación es una de las tantas cosas que hacemos. No es lo fundamental.
¿El trabajo en las periferias ha cobrado valor desde que Francisco está en Roma?
Sin duda. Para nosotros, de antes. Nuestra congregación desde el post- Concilio, hace un movimiento decido hacia las periferias. Y eso se ha mantenido y ha ido madurando. Ha sido muy fecundo. Pero muchas veces uno se sentía y se preguntaba: ¿no seremos nosotros los que estamos en el camino equivocado?
Francisco nos ha dado un tremendo espaldarazo. No solo en esto de estar en las periferias, sino en la manera de estar en las periferias.
Somos sacerdotes que formamos parte de un pueblo de Dios. Le damos mucha relevancia al laicismo. En nuestras comunidades tratamos de que el laicado sea no solo participante, sino protagonista. Es el lema que he tratado de instalar y se basa también en la realidad de lo que vivimos. No queremos solo laicos que participan sino laicos protagonistas en las decisiones, en el diseño pastoral: en lo fundamental de lo que significa la vida pastoral.
Una Iglesia desclericalizada.
Sí. Uno de los rasgos de los Sagrados Corazones es que queremos zafarnos de esas estructuras, de esos estilos clericales en los que el sacerdote es casi el intocable. Queremos más bien ser hermanos, aunque siempre hay una dimensión de paternidad innegable. Pero queremos ser hermanos que caminamos junto a las comunidades, junto a la gente. Como sacerdotes, sí. Pero reconociendo que el laicado tiene también este sacerdocio que da el bautismo y eso tomarlo en serio.
O sea, que con Francisco sienten como si tuviesen el viento a favor.
Absolutamente. Y lo más curioso es que nunca pensamos que la exigencia de menor clericalidad nos iba a venir del papa. Nos estamos sintiendo no sólo con el viento a favor. Además exigidos, desafiados de una manera al mismo tiempo muy bella. De hecho nos ha removido el piso. Estamos en discernimientos provinciales en esa línea y pienso que esto es muy bueno.
Siempre pensábamos que el cambio en la Iglesia no podía venir de arriba. Tenía que venir desde la base y del pueblo. Y ahora, quizás por vez primera en la historia se está haciendo un cambio desde arriba.
Sí, y eso es muy interesante. De alguna manera nos sentimos responsables también, de este proyecto del papa. Solo queda ayudarlo y colaborar de todas maneras posibles. Difundir su pensamiento, la exhortación a la "Laudato si" y la" Evangelii gaudium". Sin duda que nos llena de entusiasmo y alegría.
Es obvio que la gente le sigue. Aquí en Chile, ¿también se nota entusiasmo de la gente, del común de los mortales?
Sí, mucho. Sobretodo porque más allá de un proyecto y de un discurso, se percibe algo que escasea mucho y que es la coherencia. Sentir que hay verdad, porque la palabra y el gesto van juntos, son coherentes. Esto es lo yo creo que le da más fuerza.
Predica y da trigo, que decimos en España.
Y que es justamente lo que está en crisis. Hay una crisis de confianza muy grande. Con el Papa justamente nace una luz que da confianza.
Quizás por eso se ha convertido en un líder global. Una autoridad moral.
Y esto de no cuidarse. Porque sabemos que podrían atentar contra él. Y que no tome las precauciones que parecerían necesarias le da más credibilidad todavía. Hoy en día los que están dispuestos a arriesgarse así son pocos. Esa confianza tan radical, ese no querer guardar su vida como si fuese lo más importante, es una señal muy evangélica.
¿A la jerarquía le cuesta más seguirle? ¿Hay inercias heredadas del pasado que impiden adecuar el paso rápidamente al paso de Francisco?
Yo creo que sí. Por un lado hay un nivel más discursivo, de apoyo al Papa. Pero a la hora de hacerlo vida, de que eso traspase estructuras, maneras de ser y de tomar decisiones, me parece que hay un bloqueo importante.
¿La Iglesia chilena ha perdido, sobretodo estos últimos años imagen externa, credibilidad, influencia?
Sí. Sin duda. Es una Iglesia que está un poco paralizada. No avanzamos. La crisis de los abusos de menores nos ha golpeado muy fuerte. En la iglesias en que esto ha aparecido con mayor fuerza, nos ha golpeado y no hemos sabido resolverlo más radicalmente.
¿Se está refiriendo al caso Karadima?
Por ejemplo. Lo que ha pasado con este caso ha tenido una gran repercusión en la Iglesia chilena. Tenía tal poder y tanta influencia, que no nos hemos dado cuenta de todo lo que hay que hacer efectivamente para sacar de raíz ese poder. Hemos tomado unas medidas de maquillaje. Pero que no nos han posibilitado dar un paso hacia adelante y dejar lo de Karadima atrás. Y pienso que hoy día Karadima está siendo un lastre que paraliza a la Iglesia chilena todavía.
¿Lo que más le cuesta a los obispos en casos de este tipo es la denuncia civil? Porque eclesiásticamente el caso Karadima por ejemplo, ya está resuelto. Ha sido condenado. No se le ha reducido al estado laical quizás para tenerle más controlado, o mejor controlado.
Acá la justicia eclesiástica fue más dura que la justicia civil. Porque la justicia civil simplemente sobreseyó. Y creo que lo más difícil es dar ese paso que se ha argumentado tanto, desde Roma mismo. Que es el tomar partido por las víctimas. Hacerlo, tiene unas consecuencias tremendas. Y de eso no nos hemos hecho cargo suficientemente todavía.
Creer en las víctimas significa tomar unas actitudes con nuestro hermanos los sacerdotes que son muy duras. También hay que preocuparse de ellos, pero asumiendo la responsabilidad. Y en este asumir creo que hemos sido fluctuantes. Por el momento da la impresión que sí, y por el momento da la impresión de que no. Es lo que ha pasado con las víctimas de Karadima. Les creímos y nos dimos cuenta de que estaban diciendo la verdad. Pero llegó un momento en que ya no les creemos más. Como que empezamos a sesgar: les creemos, no les creemos, les creemos..., y crea una ambigüedad que nos está haciendo mucho daño.
¿Se puede superar este episodio y que la Iglesia chilena vuelva a ser la Iglesia de la vicaria solidaridad, de la etapa del cardenal Silva Henríquez?
Yo creo que sí, pero pasa por tomar en serio la influencia que Karadima y los poderes fácticos como el cardenal Medina y Angelo Sodano están teniendo todavía en la Iglesia Chilena. Mirar eso, tomarlo en serio y pensar cómo tomamos distancia de esos poderes fácticos. Esto no nos hemos atrevido a hacerlo, están ahí operando todavía, y no sabemos tomar distancia y no queremos provocar el quiebre en el episcopado.
Finalmente estamos paralizados.
¿No romper la comunión a veces paraliza?
Es una comunión mal entendida. La comunión entendida como estar bien entre todos, y que no hay conflictos, es una comunión mal entendida. O cuando se mira como que el pueblo solamente tiene que estar en comunión con su obispo. Pero oiga, el obispo también tiene que estar en comunión con su pueblo. La comunión finalmente viene del cum munus, de poder poner el don propio en común. Cada uno tiene un don a compartir para poner al servicio de la Iglesia. Y ese poner el don propio en común, a veces puede suponer un conflicto, puede ser difícil.
Integrar más el conflicto y el conflicto fuerte, el conflicto grave, asumirlo, salir adelante. Eso es comunión. La postura de "no, por favor, no digan nada que pueda molestar porque rompe la comunión", me parece que nada tiene que ver con el Evangelio.
¿Se ejemplifica bien con el caso del obispo Barros?
Creo que sí. Me parece que ha sido un nombramiento equivocado porque no se le tomó el peso a la relevancia que esa decisión iba a tener en Chile. Ni a la situación de la Iglesia chilena. No se calculó lo que significa Karadima y todo lo que se generó en torno a él. Y por lo tanto se tomó una decisión que en abstracto, formalmente, puede que esté bien pero que está descontextualizada. Que se toma a espaldas de los obispos de Chile. Se movió por el Nuncio. Pensamos que Medina Sodano - Nuncio, por ahí.
¿Como engañar al Papa o no contarle todas las consecuencias?
Yo diría que al final el Papa se sale de la situación. Se dice que él tiene todos los antecedentes, pero todo depende de cómo se los presentan. Y presentan un candidato sin haberlo discernido. Más bien teniendo la claridad de que el episcopado chileno opinaba otra cosa. Es muy grave eso. Me parece un error muy grande.
¿Cómo interpreta aquella intervención del Papa dura, sobre los zurdos, aquel vídeo?
Yo creo que ahí él hace eco de las versiones que le han llegado por los intermediarios que tiene desde Chile. Eso mismo ya se le escuchó al Nuncio, con las mismas palabras. Me parece que es la versión del Nuncio que le ha llegado al Papa, sí. No es la versión de monseñor Ezzati ni de Goic, ni de los otros obispos chilenos, creo yo.
Parece que el Papa aquí está funcionando con argumentos que son muy cerrados. Y los jesuitas que lo conocen dicen, "cuando él toma una decisión, es muy decido". Pero él ha leído solo lo que ha podido leer en el fondo, porque es lo que le han puesto en el escritorio. Creo que sí maneja los antecedentes verdaderos, pero la repercusión de contexto nacional que esa decisión podía tener, no se lo transmitió nadie.
¿La mejor solución al caso sería que el propio Barros renunciase y diese un paso atrás?
Creo que sí.
¿Por qué no lo hace? ¿O habría que preguntárselo a él?
No lo sé. Pero claro, los discípulos de Karadima son formados a partir de que ellos tienen la verdad. Y ahí hay una dificultad para captar lo que pasa con la gente. De vincularse y poner atención, de escuchar más. No es estilo de formación en la escucha, del estar atento al pueblo de Dios, sino netamente jerárquica.
Ni de la renuncia, tampoco.
Creo que no.
Ni la constancia ante el Cristo. No se bajó de la cruz aunque Benedicto XVI estaba renunciando.
Exacto.
Volvamos a la congregación en Chile. Tienen dos figuras descollantes. El padre Ronaldo Muñoz, teólogo de la Liberación, y el padre Esteban Gumucio. ¿La huellas de Ronaldo siguen vivas?
Sí. Nosotros cada años realizamos un encuentro teológico muy particular. Quiere hacer teología a partir de la vida. A partir de la experiencia de los movimientos populares, y de experiencias de grupos que no son creyentes incluso.
¿Atrio de los gentiles?
Claro, algo así. Pero lo más interesante es que este Dios se reflexiona a partir de la experiencia vivida. Y eso le va dando a esta reflexión mucha originalidad y al mismo tiempo mucha fuerza. Va apareciendo el rostro de un Dios vivo. Hacer teología de un Dios vivo presente en la vida de la gente, del pueblo de Dios, es interesante. Escuchar los testimonios. Escuchar las maneras cómo se hace teología. Es una forma muy distinta de cómo se hace en la academia.
Este hacer teología desde la vida es uno de los legados fundamentales de Ronaldo. Sobretodo desde la vida compartida con los pobres. Y se congrega bastante gente cada año. Va tomando fuerza. Es una de la instancias que nos conecta más directamente con el legado de Ronaldo.
Y del padre Esteban Gumucio, ¿está la causa introducida?
Sí, está ya en Roma. Y estamos en la etapa de elaborar la posicio. Ya fue nombrado el encargado de tomar esa posiccio que recoge los testimonios, la biografía y dar un parecer más formal respecto de los antecedentes que fueron recopilados del proceso de diocesano.
¿Puede definir en pocas palabras una figura así?
Es una figura muy interesante porque conecta muy bien la dimensión profundamente espiritual y evangélica con la dimensión política, por ejemplo.
Esteban es capaz de releer y de vivir el evangelio hoy día de una manera muy sencilla en la vida cotidiana. Es capaz de hacer poesía. Una poesía sencilla que cualquier persona puede entender. Y uno va leyendo va su poesía y va apareciendo el Evangelio por todas partes. Tiene esa sencillez hermosa y esa belleza del poeta que logra decir algo, a veces muy duro, con profunda belleza. Hay una reflexión muy bonita de Esteban respecto de la vejez, de la enfermedad y de la muerte. Él se preparó para esto, lo reflexionó. Hizo poesía. Lo escribió. Y ese material está haciendo mucho eco en la gente de hoy día que pasa por situaciones muy parecidas.
Y fue capaz de no tener una mirada ingenua, sino también crítica y política respecto de lo que estaba pasando en el país, en la Iglesia e incluso en América Latina. Y capaz también de comprometerse. Fue un hombre extremadamente bondadoso y al mismo tiempo firme y crítico. Claro. Que en este lugar tan duro y a partir de unas experiencias tan crudas hace poesía que después se vuelve canción. Porque es como Casaldáliga, que tiene esta dimensión de en lo más duro de la vida, tener esa mirada que logra crear belleza. Esto tiene mucha fuerza.
¿Literariamente está bien considerado?
Sí. sobretodo en un nivel más de Iglesia, más popular. Sus canciones son muy conocidas. Uno va al santuario de la Guadalupe en México y se cantan sus canciones.
¿Hacía canciones también?
Él escribía los textos y otras personas hacían la música. Sobretodo las que fueron cantadas por el grupo "Los Perales", cuyo compositor era Andrés Opazo. Yo he escuchado cosas de él en Frankfurt, en la catedral. Ha traspasado fronteras. Nosotros hemos estado publicando todo lo que él escribió. Y es algo que va teniendo mucha repercusión en la gente. Quizás todavía no es reconocido como uno de los grandes poetas chilenos, pero lo importante es la repercusión que va teniendo en la gente y eso es muy potente. Muy fuerte.
¿Una vez presentada la positio, empieza el proceso de Beatificación?
Claro.
Entonces la congregación goza de buena salud en Chile. ¿Están dispuestos a seguir esta singladura?
Sin duda. Nosotros estamos en un periodo en el que nos hemos dado cuenta de que la radicalidad en cualquier ámbito supone una espiritualidad muy profunda. Y en eso nos ha ayudado mucho Esteban. Sobre una fe, sobre una mística más profunda nos ha llevado a la comunión y a la libertad finalmente. Yeso mismo nos ha llevado a buscar en qué margen tenemos que movernos hoy en día. Estamos en proceso de buscar un lugar donde fundar una nueva comunidad de inserción. Y esto nos anima, porque creemos que una comunidad así va a ser luz para toda la provincia, no solo para los que vivan en esa comunidad. La experiencia junto a los pobres siempre es dura, pero al mismo tiempo es esperanzadora y luminosa. Alienta, nos cuestiona. De muchas maneras es luz, podríamos decir.