¿Cuál es la figura de Jesús que nos muestra la Encíclica Fratelli tutti?
R.- La figura de Jesús es una presencia viva del amor de Dios, personificado en Jesús el verdadero Dios y verdadero hombre. En la Fratelli tutti, el Papa Francisco nos presenta la parábola del Buen Samaritano. El Buen Samaritano, era un extranjero que pasa y ve por el camino a una persona que ha sido asaltada y se involucra en esta situación de sufrimiento, lo cuida y trata por todos los medios de que salga adelante. En cambio, algunos religiosos de ese tiempo pasaron de largo, porque pensaban que tenían cosas más importantes. Este es la llamada de la Fratelli tutti, de estar con los ojos abiertos para escuchar, discernir y qué es lo que Dios quiere que nosotros hagamos.
La palabra “fraternidad” es central en la Encíclica, de hecho, lo vemos en el título. ¿Cómo el Papa llena de sentido esta palabra y cuáles son las realidades sociales, culturales y políticas a las que desafía con su planteamiento?
R.- La figura que tiene el Papa Francisco en la Fratelli tutti, por el nombre mismo, es de San Francisco de Asís. Él es el hombre pobre, el hombre sencillo, el hombre que ama a la creación de Dios y que es un modelo por excelencia de una fidelidad y de una vida muy austera, esa pobreza que él vivía es un mensaje muy claro, porque la Fratelli tutti nos invita a tener una vida sobria, una vida fraterna, una vida en diálogo con los demás, para buscar el bien común de todos.
Cuando leemos la Fratelli tutti, podemos identificar que la fraternidad entre los seres vivos y la memoria, como cultura, como historia, son dos elementos clave para el Papa Francisco a la hora de plantear la necesidad de sanar este mundo herido. ¿Cuál es la propuesta de Francisco para sanar este mundo al que el califica de herido?
R.- Que busquemos un camino para tener consensos, en que todos estamos en este mundo y en esta humanidad para buscar el bien común, no un interés personal o familiar o de grupo. Por tanto, la Fratelli tutti tiene un llamado a la humanidad entera a preocuparse por los problemas como, por ejemplo, ahora con los efectos gravísimos del cambio climático que hace necesario que todos nos pongamos de acuerdo y esto deriva en un compromiso no solamente evangélico de parte nuestra, de personas de fe, sino un compromiso social de todas las personas de buena voluntad. Y el ejemplo es muy sencillo, en la pandemia tenemos que cuidarnos y cuidar a los demás y creo que este es la medida más acertada para poder paliar las consecuencias que tiene este, yo diría, terrible virus que nos ha afectado a toda la humanidad sin fronteras, igual también pasa con la propuesta mediante un diálogo de verdad, de respeto, y de búsqueda de lo que nos beneficia a todos cuidando la vida y cuidando la creación de Dios.
Usted es el Presidente de la Red Eclesial Panamazónica, ha trabajado en ella desde los inicios. ¿Cuéntenos, desde la perspectiva de la Fratelli tutti,cómo está red, de la que usted es parte, ha ayudado a concretizar la idea de una Iglesia cada vez más sinodal?
R.- En principio, la Red Eclesial Panamazónica (REPAM), ya lleva 7 años muy bien vividos en una experiencia de articulación de los esfuerzos que la Iglesia Católica realiza en la Amazonía. Lo primero que ha hecho es despertar esta necesidad de escucha de la problemática que existe en este bioma, que son cerca de 8 millones de kilómetros cuadrados, con más de 33 millones de personas que viven en ella y 3 millones de miembros de las poblaciones originarias, esas poblaciones originarias a las cuales el Papa Francisco llamó en el 2018, cuando tuvo el primer encuentro con las comunidades amazónicas en Puerto Maldonado, en la Visita al Perú, les dijo: “ustedes son los guardianes de esta tierra sagrada que Dios ha dado con este bioma que somos”.
Por tanto, yo creo que la Red Eclesial Panamazónica ha recorrido un camino de articulación, de escucha, de discernimiento y de acción que ha posibilitado que la REPAM con sus equipos de personas hayan podido preparar el Sínodo que se realizó en Roma sobre la Amazonia en octubre de 2019.
Apartir de ahí, la REPAM también siguió en este proceso sinodal para la creación de la Primera Conferencia Eclesial de la Amazonia (CEAMA). Nunca antes en la Iglesia ha habido esta experiencia, yo diría única, una conferencia eclesial no es una Conferencia Episcopal, ahí se ha dado un salto muy grande, porque la iluminación de la eclesiología del pueblo de Dios que peregrina en el mundo con las caricias de Dios y los consuelos de Dios y también con las persecuciones del mundo, como dice San Agustín, va avanzando. Ahora estamos con esta propuesta a nivel de América Latina y que ha servido también de base para todo el proceso sinodal de la REPAM, que el CELAM va a tener que responder y está respondiendo a la convocatoria del Papa Francisco de realizar una Asamblea Aclesial de América Latina, a la luz del documento de Aparecida, en Brasil, en el 2007 y estamos en ese camino.
El 2023 ya se realizará el Sínodo Universal sobre la sinodalidad. Entonces, estamos en ese camino, es una Iglesia en movimiento y, por tanto, creo yo que la fraternidad, la Fratelli tutti, en concreto, está dando el marco más amplio de lo que queremos nosotros realizar en la misión que nos corresponde en la Amazonia.
Otro rasgo de nuestro Continente Latinoamericano son las migraciones, no es un fenómeno actual es un fenómeno que viene desde hace décadas, sin embargo, en los últimos días ha adquirido características particulares, como es el caso de Haití, Venezuela y otros países Centroamericanos. ¿Qué nos dice la Encíclica del Papa sobre el fenómeno migratorio que estamos viviendo en estos tintes tan dramáticos?
R.- En primer lugar, afirma que Jesús fue un migrante, es decir, la migración es desde nuestra fe una experiencia que tenemos que mirar no solamente con los ojos de Jesús sino también de responder de manera efectiva, coordinada, para que esta avalancha de migración que por diversas causas se realiza, sea también parte de la misión evangelizadora de la Iglesia.
La Iglesia Católica y la Fratelli tutti, por tanto, asume también que la humanidad tiene que comprometerse con este hecho migratorio, es el rostro yo diría, de dolor, de sufrimiento, de la humanidad, más allá también de todos los sufrimientos que causa esta pandemia con consecuencias muy graves en la vida social, familiar, económica. En este sentido, creo yo, que la mirada de Dios desde Jesús al migrante eterno porque está presente en estos hermanos y hermanas y porque tuvo que huir a Egipto habiendo nacido en Belén, porque había amenazas de muerte y ahí hay todo un caminar de la iglesia y un caminar de la humanidad en que todos estamos sumidos.
En esta experiencia migratoria, hace décadas incluso siglos ha habido de Europa que iban a América Latina, de diversos lugares del mismo Italia, en toda América Latina y El Caribe hay de otros países y todos tenemos también algún antecesor llegado a la patria, donde nosotros hemos nacido, a veces nos olvidamos de eso y esos que protestan, que rechazan a los migrantes estoy seguro que tienen familiares que una vez han tenido que huir de sus propios países por cuestiones políticas, por cuestiones sociales y económicas. Entonces la Fratelli tutti es tomar conciencia de que nuestra historia, es una historia de humanidad, de solidaridad, porque por este camino de la solidaridad efectiva y afectiva, lógicamente, va a caminar la humanidad por caminos de luz, de paz, y de justicia.