Las bandas que dominan el país ya entran en los templos a secuestrar a la gente Haití: Cuando los fieles tienen que negociar con las pandillas para poder ir a misa

Haití, una violenta guerra entre bandas rivales.
Haití, una violenta guerra entre bandas rivales.

“Estamos en un proceso de destrucción de todo lo que configuraba un poco la vida del pueblo haitiano: la convivencia, la confianza, las relaciones de buena vecindad. Estamos perdiendo todo eso. La gente que iba a la iglesia sabía que estos eran lugares más o menos seguros. Hoy, incluso en la iglesia, la gente viene a secuestrar a la gente, lo que hace que muchos templos cierren”

“En la zona de Martissant, en la parroquia de Santa Bernadette y otras zonas sin ley, es casi difícil practicar el culto, hacer celebraciones, celebrar la Eucaristía en paz, con calma”, lamenta el obispo

“Estamos en un proceso de destrucción de todo lo que configuraba un poco la vida del pueblo haitiano: la convivencia, la confianza, las relaciones de buena vecindad. Estamos perdiendo todo eso. La gente que iba a la iglesia sabía que estos eran lugares más o menos seguros. Hoy, incluso en la iglesia, la gente viene a secuestrar a la gente, lo que hace que muchos templos cierren”.

Son las palabras de Pierre Dumas, obispo de Anse-à-Veau y Miragôane, en Haití, un país a la deriva, sacudido no solo por la naturaleza en forma de varios seísmos devastadores, sino también por una descomposición política e institucional tras la caída del régimen autocrático de los Duvalier, en 1986, y la indiferencia internacional.

Zonas sin ley

“En la zona de Martissant, en la parroquia de Santa Bernadette y otras zonas sin ley, es casi difícil practicar el culto, hacer celebraciones, celebrar la Eucaristía en paz, con calma”, lamenta el obispo en declaraciones recogidas por Rezonodwes. “Cuando los fieles van a las iglesias, tiene que haber casi un acuerdo con las pandillas para poder participar en el culto. Esto es muy repugnante. Es todo el país el que está viviendo esta situación”, subraya.

Haití
Haití

De hecho, en algunos lugares de culto han tenido que cerrar sus puertas, como el oratorio San Charbel, tras el secuestro de dos fieles durante la misa, en lo que es un paso más contra las instituciones, en este caso, la Iglesia católica, hasta ahora muy respetada. “Las pandillas siguen al mando y reinan en muchos barrios llamados ‘zonas sin derechos’”, afirma monseñor Dumas.

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