Ante este panorama devastador, la Iglesia en Centroamérica hace llamados urgentes a la solidaridad mientras la red de Cáritas activa todos sus mecanismos de ayuda y asistencia a los damnificados.
Guatemala
Los Obispos de la Conferencia Episcopal de Guatemala, en un comunicado manifestaron su solidaridad y cercanía hacia las regiones del país más golpeadas por el huracán, así como a las vecinas naciones de Honduras y Nicaragua. Una tragedia que para las Obispos se ha unido al ya doloroso padecimiento causado por la pandemia y que necesita una respuesta en la oración y en la solidaridad.
De allí el llamado a las autoridades nacionales y locales para “de ninguna manera se entorpezca o retrase el apoyo” a los afectados en los departamentos del nororiente del país; a las instituciones internacionales para que “a pesar de la situación de pandemia” puedan demostrar su solidaridad ante esta grave emergencia; y a los guatemaltecos, para que “más allá de la propia situación de pobreza y angustia” cumplan gestos fraternos, porque “el padecimiento del hermano pide una respuesta que no se puede diferir”.
Guatemala elevó a 27 la cifra de víctimas mortales por la depresión tropical Eta, mientras las autoridades buscan a 103 personas desaparecidas en el norte del país. https://t.co/wMLfpboSlc
— EFE Noticias (@EFEnoticias) November 8, 2020
El Presidente guatemalteco, Alejandro Giammattei en un dramático reporte aseguró que se calculan una 150 personas entre fallecidos y desaparecidos, la mayoría como consecuencia de un deslizamiento de tierra en una aldea del norte del país. Oficialmente, son ocho las personas fallecidas, unas 75 mil personas damnificadas o afectadas, en especial agricultores que han perdido sus cosechas.
Honduras
El ciclón salió del norte de Honduras la tarde del jueves convertido en depresión tropical pero el sufrimiento de miles de personas continúa, especialmente, en San pedro Sula y sus alrededores, como lo explicó, ayer, en un video mensaje, el Obispo de Choluteca y Presidente de Cáritas Honduras, Guy Charbonneau al hablar de “la dura prueba del huracán” y de la pandemia del Covid. “Esta es la hora de la solidaridad para con nuestros hermanos y hermanas damnificados, es la hora de abrir nuestro corazón y de compartir desde nuestra pobreza con los que son más pobres que nosotros”. El Obispo además que las necesidades más urgentes son: alimentos no perecederos, agua potable, ropa, colchonetas, mascarillas y kits de higiene para evitar la contaminación entre la gente que está en los albergues.
Honduras reporta decenas de muertos y 1.6 millones de damnificados con paso del huracán ETA https://t.co/F7yvtlF584pic.twitter.com/vRtF7T6n2U
— Everardo Herrera (@alpiedeldeporte) November 8, 2020
La Conferencia Episcopal de Honduras había ya expresado el jueves en un comunicado su cercanía y solidaridad con el sufrimiento de los afectados y su preocupación por los graves daños causados en la naturaleza, en las estructuras viales y habitacionales. En ese contexto, el episcopado exhortó a la población a no arriesgarse y a seguir las instrucciones de las autoridades para evitar mayores desgracias. “En medio de esta emergencia meteorológica, no olvidemos que el Covid-19 está allí presente todavía y el riesgo de contagio es muy alto. En la medida de lo posible, tengamos el cuidado necesario para cumplir con las disposiciones básica de bioseguridad“ – advirtieron los bispos.
En Honduras, el huracán Eta causó la muerte de 23 personas y dejó a más de un millón y medio afectados según un informe de la Comisión Permanente de Contingencias de Honduras. El informe también señala unas 16 mil personas rescatadas, la mayoría en el norte del país, donde unas 2000 familias han sido evacuadas.
Muerte y desolación en el istmo
En Panamá, las víctimas mortales aumentaron a ocho mientras aún se reportan 68 personas desaparecidas y unas 3 mil damnificadas. De Nicar
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agua no se tienen cifras oficiales, pero Caritas Nicaragua en su página Facebook afirma que aunque el huracán ha pasado, todavía está causando grandes inundaciones y destrucción por lo que se sigue necesitando alimentos y kit de protección contra el Covid. Centenares de familias nicaragüenses aún permanecen refugiadas en algunas iglesias y parroquias, únicas estructuras sólidas en algunas zonas rurales del país. En Costa Rica, no obstante su débil impacto, el huracán causó dos víctimas mortales y unas 1.500 personas quedaron sin vivienda, además de los daños causados por las inundaciones, sobre todo, en las provincias de Guanacaste y de Puntarenas, ubicadas en la costa del Pacífico.