El arzobispo de Buenos Aires en en Plaza Constitución, un lugar especial para el Papa y para los argentinos Monseñor García Cuerva en la misa por Francisco: "Su fragilidad quiere ser nuestra fortaleza. Seamos su oxígeno"

Monseñor García Cuerva en la misa por Francisco
Monseñor García Cuerva en la misa por Francisco

El arzobispo de Buenos Aires presidió la celebración en Plaza Constitución y animó a "que nuestra oración sea esa bocanada de aire puro que llegue a los pulmones para que recupere su salud"

Una plaza muy significativa, de mucho sentido social y en la que Francisco alzó la voz en numerosas ocasiones

(AICA).- El arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge García Cuerva, presidió este lunes 24 de febrero la misa por la salud del Papa Francisco en Plaza Constitución.

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Concelebraron el arzobispo emérito de Buenos Aires, cardenal Mario Poli; el arzobispo de La Plata, monseñor Gustavo Carrara; los obispos auxiliares de la arquidiócesis porteña, monseñor Pedro Cannavó, monseñor Iván Dornelles, monseñor Alejandro Pardo y monseñor Alejandro Giorgi; el obispo auxiliar de San Isidro y secretario general de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Raúl Pizarro; el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Marcelo Margni; el arzobispo emérito de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan; el obispo emérito de San Isidro, monseñorOscar Ojea, y el obispo emérito de Río Gallegos, monseñorJuan Carlos Romanín SDB, junto con varios sacerdotes.

Participaron religiosos, religiosas, autoridades políticas, Hogares de Cristo, representantes de movimientos y organizaciones de diversos barrios populares, y un grupo numeroso de fieles. 

En la homilía, monseñor García Cuerva señaló: "En el Evangelio que proclamamos recién, Jesús cura a una persona que era sordomuda. Celebramos hoy esta misa por la salud del Papa Francisco en esta plaza en la que más de una vez, cuando era el cardenal Bergoglio, decía que muchos se hacen los sordos y no quieren escuchar el clamor y el grito de las víctimas de la injusticia y de la exclusión, una plaza donde muchos parecen mudos porque eligen no hablar de lo que pasa, no hablar de tantos rostros concretos que expresan tanta marginación".

"Por esto estamos en esta plaza, porque el cardenal Bergoglio levantaba su voz profética denunciando tanta injusticia, clamando por los más pobres por justicia y mejores condiciones de vida. Alguna vez en esta plaza, decía que nuestra sociedad está llena de hombres y mujeres apaleados, golpeados al borde del camino, que algunas organizaciones ligadas a la trata y al narcotráfico hacen de ella una fábrica de esclavos, una verdadera 'picadora de carne'. Palabras fuertes que muestran cuánto esta plaza y su realidad más dura significaban y significan en el corazón de Bergoglio", continuó.

"Y justamente -dijo- quizá pensando en estos rostros concretos con los que se cruzó Bergoglio en esta plaza y por las calles de Buenos Aires, es que desde el comienzo de su pontificado nos insistió y nos enseñó que seamos una Iglesia hospital de campaña, una Iglesia que reciba a los heridos de la vida, una Iglesia en la que se abrace con la ternura tanto dolor, sabiendo que muchos hermanos no viven como quieren sino como pueden, y entonces en esta Iglesia, con un rostro maternal, abrace a los heridos de la vida, abrace a tantos excluidos, abrace a todos".

También, recordó que el Papa Francisco "nos enseñó en todos estos años a ser callejeros de la fe, testigos de Jesús resucitado en la vida cotidiana; una Iglesia para 'todos', esa casa grande con lugar para todos, y también pienso que cuando decimos para todos es para los que creen y piensan como nosotros y también para los que creen y piensan en otra cosa".

"Tomando una vez más la imagen del evangelio de hoy dice para todos, también es para aquellos que como el enfermo crujen los dientes y quizá no echan espuma por la boca, pero sí echan descalificaciones, mentiras, calumnias de las que el Santo padre ha sido víctima durante todos estos años", manifestó. 

"Qué lindo que hoy nos juntemos a rezar por él, podamos empezar a vivir aquello que tanto nos enseñó, que somos hermanos y tenemos que aprender a construir una patria de hermanos"

Y subrayó: "Por eso Francisco, con la autoridad moral que lo caracteriza, a lo largo de estos años nos enseñó que hay que aprender a dialogar, que hay que aprender a forjar entre todos la cultura del encuentro frente a la cultura del descarte, que no podemos dividirnos como sociedad entre amigos y enemigos". "Como Papa siempre nos insistió una y mil veces con la fraternidad universal, y qué lindo que hoy nos juntemos a rezar por él, podamos empezar a vivir aquello que tanto nos enseñó, que somos hermanos y tenemos que aprender a construir una patria de hermanos", enfatizó.

"Hoy nos reunimos para rezar por su salud, su fragilidad quiere ser nuestra fortaleza"

El arzobispo de Buenos Aires continuó: "Creo que como ya lo he dicho varias veces, a Bergoglio no lo hemos dejado ser Francisco, lo hemos metido siempre en el barro de nuestras discusiones estériles, lo hemos metido en nuestras grietas preguntándonos si le sonreía o no al presidente de turno. Le hemos querido enseñar de manera atrevida lo que significaba ser Papa, como si tuviéramos un manual para eso, y sin embargo nos quiere y nos tiene en su corazón, ese es Francisco, el Papa de todos".

"Hoy nos reunimos para rezar por su salud, su fragilidad quiere ser nuestra fortaleza; hoy también, rezando por él, le pedimos perdón a Dios por las veces que lo hemos descalificado, acusado, manchado en su honor, y él siempre nos respondió desde el Evangelio con absoluta misericordia", recordó.

Y finalizó: "Ojalá su ministerio y pontificado lo pongamos en práctica de una vez por todas. Su pontificado es una bocanada de aire puro y de oxígeno para un mundo asfixiado por la violencia, por el egoísmo y la exclusión. Será por eso que él ahora, que le falta un poco el oxígeno, necesita de nosotros. Que nuestra oración sea esa bocanada de aire puro que llegue a los pulmones para que recupera su salud".

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