Monte Sinaí es un barrio!!! De los más abandonados de Guayaquil "Estábamos juntos católicos romanos y evangélicos tratando de ESCUCHA": Monte Sinaí en 'modo sinodal'
Monte Sinaí es un barrio!!! De los más abandonados de Guayaquil. Más de 300.000 personas, sin agua potable, un hospital que nunca han terminado y pocas calles pavimentadas
Unas comunidades de esta zona han comenzado ya a vivir en 'sinodalidad', como casi toda la Iglesia. Menos mal que 'el pasado 16 de octubre el papa Francisco anunció que el Sínodo de la sinodalidad se prolongará hasta el año 2024'
El sábado 22 de octubre se concretó nuestra primera asamblea Sinodal. Y fuimos descubriendo muchas cosas que ya sabíamos: en la Asamblea estábamos juntos católicos romanos y evangélicos tratando de ESCUCHA
"Nos reunimos SINODALMENTE, PARA ESCUCHARNOS, DISCERNIR Y COMPROMETERNOS CELEBRANDO EL CAMINO, no para 'ir a las periferias', porque estamos en ellas, y, como decimos "Construyendo socialmente el territorio"
"Y lo que sí dijeron es que el problema no es si católicos y evangélicos de juntan, sino que en la acción ya estaban juntos, porque "el hambre es la misma, la necesidad de vivienda, de trabajo, de respeto de paz y convivencia, es la misma"
El sábado 22 de octubre se concretó nuestra primera asamblea Sinodal. Y fuimos descubriendo muchas cosas que ya sabíamos: en la Asamblea estábamos juntos católicos romanos y evangélicos tratando de ESCUCHA
"Nos reunimos SINODALMENTE, PARA ESCUCHARNOS, DISCERNIR Y COMPROMETERNOS CELEBRANDO EL CAMINO, no para 'ir a las periferias', porque estamos en ellas, y, como decimos "Construyendo socialmente el territorio"
"Y lo que sí dijeron es que el problema no es si católicos y evangélicos de juntan, sino que en la acción ya estaban juntos, porque "el hambre es la misma, la necesidad de vivienda, de trabajo, de respeto de paz y convivencia, es la misma"
"Y lo que sí dijeron es que el problema no es si católicos y evangélicos de juntan, sino que en la acción ya estaban juntos, porque "el hambre es la misma, la necesidad de vivienda, de trabajo, de respeto de paz y convivencia, es la misma"
| Anastasio Gallego
Monte Sinaí no es el monte en medio del desierto que Moisés escaló para “hablar con Dios como una amigo habla con un amigo”. Es un barrio!!!De los más abandonados de Guayaquil. Más de 300.000 personas, sin agua potable, un hospital que nunca han terminado y pocas calles pavimentadas. La más conocida es: “la entrada de la 8”, que le dicen.
Esta zona de Guayaquil, que para la arquidiócesis es la Vicaría del Noreste, tiene 33 parroquias eclesiásticas. La mayor parte se conformó a partir de “invasiones”, que son tomas de tierra para vivir, en un infamante negociado de la necesidad de vivienda de la gente. Esta se fue organizando en cooperativas, con nombres tan sugestivos como: “Ciudad de Dios”, “Voluntad de Dios”, “Flor de Bastión”, “Paraíso de la Flor”, Bastión Popular”, “Promesa de Dios”, y así por el estilo.
Unas comunidades de esta zona han comenzado ya a vivir en “sinodalidad”, como casi toda la Iglesia. Es decir, de a poco.
Menos mal que “el pasado 16 de octubre el papa Francisco anunció que el Sínodo de la sinodalidad se prolongará hasta el año 2024. El objetivo es tener más tiempo de discernimiento para vivir la sinodalidad como dimensión constitutiva de la Iglesia” como dice en las páginas e RD nuestra amiga Consuelo Vélez.
Esta decisión del Papa nos vino como anillo al dedo. Digo que nos vino como anillo al dedo porque en Hogar de Cristo, que tiene su trabajo en Monte Sinaí, habíamos comenzado ya hace tiempo a trabajar el tema del Sínodo, empezando por aprender a pronunciar la palabrita “Sinodalidad”. Primero entre los colaboradores, las comunidades y los grupos.
No ha sido fácil. Porque unos tienen una práctica de su fe en el modo tradicional; muchos son emigrantes de las zonas rurales del país o de otras zonas de la ciudad, que vinieron en su búsqueda de un lugar más digno para vivir. Al comienzo sin luz, sin agua, sin calles, sin escuelas, sin dispensarios médicos: “a la buena de Dios”. Por eso algunos de los nombres de las cooperativas dan señales de su esperanza. Pero… ¿la verdad? Los habitantes de esta zona, desde que fueron llegando, han ido CAMINANDO JUNTOS. Además de sus organizaciones, tienen un OBSERVATORIO CIUDADANO, que va siguiendo los pasos de la administración municipal y gubernamental sobre los servicios básicos.
Pues bien, el día sábado pasado 22 de octubre, se concretó nuestra primera asamblea Sinodal. Y fuimos descubriendo muchas cosas que ya sabíamos: en la Asamblea estábamos juntos católicos romanos y evangélicos tratando de ESCUCHA “lo que el Espíritu dice a la Iglesia en Monte Sinaí”.
Un día antes, yo había acompañado a una pareja de jóvenes doctorandos de la Universidad Politécnica de Valencia – España, para que conocieran la zona y la obra de un extraordinario hombren, jesuita, no sacerdote, nacido en GANDÍA. Estos jóvenes habían cursado varios años de estudios, justamente en Gandía, pero sabían nada del Hno, Roberto Costa ni de su una, siguiendo a otro jesuita, granadino éste.
Había estado escuchando durante tres meses la situación de violencia, muertes, sicariatos, extorsiones que se viven en Guayaquil Por eso no conocían nada de la zona. Les llevé y oyeron de la voz de quienes trabajan en Hogar de Cristo, que esa imagen de violencia, sin negarla, no está en las calles polvorientas de Monte Sinaí. Decían: “hemos vivido tres meses en una burbuja” que habla de violencia casi extrema; que es real en los medios de comunicación, pero que la gente con la que hemos hablado, la conocen, pero no la tienen en sus barrios.
Pues así, nos reunimos SINODALMENTE, PARA ESCUCHARNOS, DISCERNIR Y COMPROMETERNOS CELEBRANDO EL CAMIN, no para “ir a las periferias”, porque estamos en ellas, y, como decimos “Construyendo socialmente el territorio”.
La reunión-asamblea, duró toda la mañana, y vimos que había que hablar con otros que van por el mismo camino, que eso de “Iglesia misionera, en salida hacia las periferias”,es cosa nuestra de todos los días.
Claro, sabemos que otras comunidades no están en la periferia excluida, sino tal vez en la “periferia excluyente” de nuestra misma Iglesia. Que tal vez por eso, dicen lo que el etíope le dijo a Andrés “nunca oímos hablar del Espíritu Santo”, traducido, no hemos oído hablar del Sínodo.
"Nos reunimos SINODALMENTE, PARA ESCUCHARNOS, DISCERNIR Y COMPROMETERNOS CELEBRANDO EL CAMINO, no para 'ir a las periferias', porque estamos en ellas, y, como decimos “Construyendo socialmente el territorio"
Me vienen a la memoria, a este propósito, uno de los comic que publicara Mingote en los tiempos del Concilio. Un par de viejecitas comentaban los cambios de la liturgia (misa en castellano, de cara a los fieles, etc.) y la confusión que tenía una de ellas. La otra, en un arranque, le dice: “no te preocupes, al cielo, lo que se dice al cielo, IREMOS LAS DE SIEMPRE. Pareciera que es lo que dicen en muchas partes de nuestra Iglesia sobre el SINODO.
“Son cosas de este Papa”, oí decir en algún momento. Y lo mismo dijeron del hoy San Juan XXIII cuando convocó al Concilio Vaticano II.
Lo que vivimos el día sábado también son “Cosas de Francisco”, ese Papa venido del confín del mundo, pero que, como el aleteo de la mariposa, está cambiando muchas cosas y, sobre todo muchas mentes y corazones.
Que en Monte Sinaí se habla del SINODO, DE LA SINODALIDAD, DE CAMINAR JUNTOS, no sé dónde nos va a llevar, pero que en Monte Sinaí se reúnan católicos y evangélicos para ESCUCHARNOS y caminar juntos, como ya se viene haciendo, es un maravilloso acontecimiento. Y lo que sí dijeron es que el problema no es si católicos y evangélicos de juntan, sino que en la acción ya estaban juntos, porque “el hambre es la misma, la necesidad de vivienda, de trabajo, de respeto de paz y convivencia, es la misma”.
¡Qué cosas tiene la vida, Manuela!, dice la canción: universitarios de Valencia conocen el barrio donde trabajó otro valenciano construyendo casas con fondos, como decía él, “del Banco de la Divina Providencia”; ahora trabaja un colombiano que vivió los horrores de la guerra del Magdalena Medio y el Chocó, juntos codo con codo con los habitantes de Monte Sinaí, que, tal vez, como en el texto bíblico, salieron un dia “Egipto” en busca de una tierra prometida, pasaron el mar rojo de la toma de tierras y construcción de casitas de caña y hoy quieren construir SINODALMENTE un nuevo territorio.
Por eso nos ha venido muy bien que el Papa haya prologado la celebración del Sínodo de la Sinodalidad hasta el año 2024. Tendremos más tiempo para soñar. Aunque en febrero tendremos las elecciones municipales y el gusanito de la división de los “recolectores de votos” puede dañarnos el camino. Esperemos que no y que podamos llegar al 2024 con nuestro aporte desde la PARIFERIA de los y las excluidos/as y desechables.
(Guayaquil, 24.10.2022)
Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME
Etiquetas