Ahora, - escriben los prelados - el Señor nos ofrece de nuevo la oportunidad de alabarlo y agradecerle ya que el próximo 23 de abril, seremos testigos de la Beatificación de los Mártires de la Diócesis de Quiché; Beatificación aprobada por el Santo Padre en enero del año pasado.
Ante la celebración de la Pascua que se avecina, al evocar el martirio de los próximos beatos los prelados recuerdan que su testimonio y ejemplo “ayuda a confirmar nuestra fe en la Resurrección de Cristo” y ofrece la oportunidad “de honrarlos” porque ellos también dieron su vida por sus propios enemigos.
“La memoria de su vida y de sus obras reafirman la esperanza que hay que morir para vivir y que no hay amor más grande que dar la vida por los demás.”
Los prelados, vuelven precisamente sobre las obras marcaron la vida de los mártires: de su convencimiento de que “el cristiano no puede desentenderse de la realidad en que vive ni mucho menos encerrarse en un individualismo egoísta” surgió su compromiso social, convirtiéndose en “promotores de la justicia, constructores de la paz, artesanos del bien común, defensores inclaudicables de la persona y sus derechos”.
“Hoy levantamos nuestra mirada hacia ellos. Mirada de admiración y afecto. Les decimos: ¡hermanos, testigos fieles, apreciamos su testimonio de amor y fidelidad, reconocemos en ustedes el don maravilloso que el Señor les concedió para servir al Evangelio con todas sus fuerzas, con toda su alma, con sus luchas, con su trabajo, con toda su sabiduría, hasta derramar su sangre!”
El ejemplo perseverante de los mártires, “de luchar para que en sus comunidades se hicieran realidad los valores del Reino, se unieron al sueño de aquel Obispo del Quiché, Juan Gerardi, de construir una Guatemala distinta”, subrayan los obispos en el mensaje. Un sueño que los obispos guatemaltecos afirman querer “hacerlo realidad”, motivo por el cual invocan “el auxilio de los mártires”:
“Ellos serán desde ahora, de modo oficial, gracias a la aprobación del Papa Francisco, para nosotros y para toda la Iglesia, intercesores, cuidadores de nuestra Iglesia.”
Esta beatificación – concluyen - nos permite reconocer que el martirio ha sido y es una gracia concedida a nuestra Iglesia. Gracia que nos compromete, nos fortalece y nos inspira para afianzar la construcción del Reino de Dios en nuestros Pueblos.
“A nuestra Madre, ‘Reina de los Mártires’ encomendamos este compromiso y pedimos su intercesión.”
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