(Vatican News).- "La pandemia y la curación de la sociedad": es el título del documento distribuido por los obispos de Quebec para animar a los fieles en esta época de pandemia de coronavirus. "La Iglesia no ha dejado ni dejará de acompañar, mediante el apoyo espiritual y la solidaridad efectiva, a los que más sufren la crisis sanitaria y los trastornos económicos que de ella se derivan", se lee en el texto difundido en el sitio web de los prelados, que centra la atención en las numerosas tragedias resultantes de la pandemia: "despidos masivos de trabajadores, cierre temporal o permanente de empresas, caída drástica de la actividad económica, confinamiento de personas vulnerables, aislamiento social, esfuerzos adicionales requeridos a muchos operadores, dificultades para mantener los servicios para los ancianos, las personas sin hogar y los más desfavorecidos, sin olvidar la muerte de muchas personas afectadas por el contagio. Son "todos los aspectos -subrayan los obispos- de un momento de crisis que nos está poniendo a prueba, pero que también está demostrando ser un momento de gran solidaridad social". De ahí la exhortación a "avanzar juntos para lograr una sociedad más solidaria y una verdadera civilización del amor".
Luego, los prelados insisten en la importancia de la "Iglesia doméstica", es decir, "la vida cristiana vivida en familia, en el hogar", revitalizada en este período, dada la prohibición de celebrar la misa en la iglesia, con la participación del pueblo, para evitar la propagación del virus Covid-19. "Todos esperamos el regreso a la vida normal y la reanudación de las actividades normales - se lee en el texto episcopal - Al mismo tiempo, muchos de nosotros compartimos la convicción de que esta situación excepcional contiene una demanda de cambio, basada en los nuevos comportamientos que hemos experimentado en las últimas semanas". De hecho, los obispos de Quebec señalan cómo la crisis actual "afecta a nuestros estilos de vida, nuestra relación con el trabajo, nuestra actitud hacia el consumo, nuestras relaciones familiares y sociales e incluso nuestra relación con la muerte".
"Por eso", subrayan los prelados, "ha llegado el momento de reflexionar sobre los valores profundos, sobre el sentido de la fraternidad humana, sobre la capacidad de ayuda mutua entre los grupos sociales, pero también sobre la desigualdad social y el impacto devastador del cambio climático vinculado al crecimiento económico desenfrenado y a la sobreexplotación de los recursos. "Tenemos una responsabilidad los unos hacia los otros", repiten los obispos. De ahí el reconocimiento expresado a quienes, en una perspectiva de "solidaridad social", han promovido cambios positivos en la sociedad: por ejemplo, "las demostraciones de una verdadera preocupación de los empleadores hacia sus empleados, las empresas que se han puesto al servicio de las necesidades de la sociedad para adaptarse a la producción de necesidades básicas y las iniciativas de colaboración entre empresas y grupos comunitarios".
Al mismo tiempo, la Iglesia Católica de Quebec elogia a los gobiernos y los agentes económicos que "han logrado poner en práctica medidas para establecer, al menos temporalmente, el equivalente de un sistema de ingresos mínimos garantizados". La esperanza es que estos ingresos se conviertan en una constante también en el futuro y que, en general, se fomente el empleo porque "habrá una 'post-crisis' no sólo sanitaria, sino también social y económica" en la que será necesario tutelar sobre todo "a los sectores más vulnerables de la población", evitando un aumento de las "desigualdades sociales". "Asegurémonos de que todo lo que estamos aprendiendo en este momento perdure, construyendo una mayor solidaridad social - es la esperanza de los prelados - Nuestra sociedad es capaz de ello y lo ha demostrado".