Llaman a la solidaridad a las puertas del Día Mundial del Migrante y del Refugiado Obispos de Estados Unidos: El COVID "ha exasperado" el drama de los desplazamientos forzosos
En su mensaje, los obispos se unen al llamamiento del Papa a "comprometerse a asegurar la cooperación internacional, la solidaridad mundial y el compromiso local"
(Vatican News).- "Una oportunidad para reflexionar sobre la contribución global de los migrantes y refugiados y para destacar la labor de la Iglesia en el acogerlos, protegerlos e integrarlos". Así es como Monseñor Mario Dorsonville, Obispo auxiliar de Washington y presidente de la Comisión de Migración de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, explica el significado del Día Mundial del Migrante y del Refugiado, que este año se celebra el domingo 27 de septiembre. El Prelado dice: “Este día nos recuerda que, independientemente de nuestro origen, todos somos creados a imagen de Dios y debemos ser tratados como tales”.
Monseñor Dorsonville recuerda además que este año el Papa Francisco quiso dedicar su Mensaje al tema de la acogida, la protección, la promoción y la integración de las personas desplazadas en el interior del país con una referencia a la imagen de la huida de la Sagrada Familia a Egipto para escapar de Herodes. En el mensaje, el Santo Padre destaca "cómo el COVID-19 ha exasperado" este drama y "aumentado las dificultades de las personas desplazadas para buscar protección".
Rezar por el bienestar de los hermanos migrantes
Por lo tanto, la 106ª edición del Día Mundial del Migrante y del Refugiado – señala el Obispo – será también "una oportunidad para unir al mundo en torno al problema del desplazamiento forzoso y para rezar por el bienestar de nuestros hermanos y hermanas migrantes y refugiados mientras seguimos trabajando para llevar solidaridad, compasión y amor a nuestras reuniones".
Monseñor Dorsonville concluye renovando el llamamiento del Papa a "comprometerse a asegurar la cooperación internacional, la solidaridad mundial y el compromiso local, sin dejar a nadie fuera", a "preservar la casa común y hacerla cada vez más parecida al plan original de Dios".