Reorganiza su cúpula en Sudamérica, pero no habla de la polémica 'El cuento de la criada' del Opus Dei: la Obra ignora la denuncia de 43 mujeres, que ya está en el Vaticano
La respuesta del Opus Dei fue reorganizar la estructura de la organización en la región sudamericana e ignorar la denuncia hecha ante el Vaticano
Un grupo de 43 mujeres de Argentina, Uruguay, Bolivia y Paraguay, denunciaran en septiembre pasado al Instituto de Capacitación Integral en Estudios Domésticos (ICIED), del Opus Dei, por trata de personas y esclavitud, hechos acontecidos entre 1974 y 2015
| RD/Agencias
El Opus Dei no ha dado respuesta ante una denuncia realizada por 43 mujeres sobre trata de personas y esclavitud, ignorando así las acusaciones que se se realizan en su contra.
En cambio, realizaron un decreto que precedió a la denuncia hecha a principios del mes de septiembre de este año, con sustituciones en la estructura apostólica con el supuesto objetivo de «mejorar el impulso y la coordinación de las labores».
Esa fue la reacción al hecho de que un grupo de 43 mujeres de Argentina, Uruguay, Bolivia y Paraguay, denunciaran en septiembre pasado al Instituto de Capacitación Integral en Estudios Domésticos (ICIED), del Opus Dei, por trata de personas y esclavitud, hechos acontecidos entre 1974 y 2015.
La presentación de la denuncia se formalizó en la Argentina con mujeres de los cuatros países involucrados, quienes sirvieron a la institución como numerarias auxiliares, las miembros de más baja categoría, y que cumplieron tareas de servicio doméstico en esos países y algunas de ellas también en Italia y Kazajistán.
En las casi 30 páginas, el escrito de denuncia relata con detalle el modo en el que el Opus Dei reclutó a estas mujeres de familias de lo que llamaron un contexto socio-cultural y económico humilde cuando eran adolescentes de entre 12 y 16 años.
La denuncia detalla que hubo un plan proselitista y que lo hicieron con el conocimiento y consentimiento de las personas que ostentaban las facultades de organización y control de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei en el territorio respectivo, de manera organizada y duradera en el tiempo, con distribución de cometidos o funciones, y con una secuencia repetida muy semejante entre todas las víctimas.
Según los relatos de las denunciantes, nunca les hablaron de una vocación religiosa cuando fueron a buscarlas, a todas las familias les decían que las iban a llevar a estudiar, y aunque a varias las llevaron al ICIED, a muchas las mandaron directamente a trabajar a centros y residencias del Opus Dei.
Una vez incorporadas como numerarias auxiliares, las involucraban en lo que las denunciantes llaman una situación de explotación de las que ellas mismas no eran conscientes por su corta edad, sintiéndose obligadas a prestar dichos servicios en pago de la deuda contraída por el traslado, alojamientos y los ficticios estudios cuya esperanza de realización albergaban constantemente.
Sin embargo, la respuesta del Opus Dei fue reorganizar la estructura de la organización en la región sudamericana e ignorar la denuncia hecha ante el Vaticano.
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