"Queremos seguir apostando por la educación del clero, de los líderes religiosos" Alberto Anguiano: "La solicitud del Gobierno mexicano de que España pida perdón por la colonización es algo desfasado"
"Acabo de empezar. En agosto del 2021 iniciamos este periodo, después de una rectoría de nueve años a cargo del padre Mario Ángel Flores. La rectoría tiene una duración de tres años"
"Es la Universidad del episcopado. El episcopado designa una comisión que está compuesta por el gran canciller y siete obispos más. Ellos son los encargados de discernir y de elegir al candidato propuesto en una terna por la misma universidad"
"También el episcopado forma parte de la cultura mexicana y es una cultura que trata siempre de atender la voz del Papa"
-¿Se cumple aquí, como en España, la ley de que 'los seminaristas y los curas, cuanto más jóvenes, más conservadores'?
-Parece ser un fenómeno mundial y creo que, en el fondo, está hablando de la necesidad de identidad
"También el episcopado forma parte de la cultura mexicana y es una cultura que trata siempre de atender la voz del Papa"
-¿Se cumple aquí, como en España, la ley de que 'los seminaristas y los curas, cuanto más jóvenes, más conservadores'?
-Parece ser un fenómeno mundial y creo que, en el fondo, está hablando de la necesidad de identidad
-Parece ser un fenómeno mundial y creo que, en el fondo, está hablando de la necesidad de identidad
Alberto Anguiano García, rector de la Universidad Pontificia de México, es uno de los jóvenes teólogos latinoamericanos de reconocido prestigio, que, desde el 2021 está al frente de un centro universitario con una riquísima historia, pero que necesita nueva savia y apertura a las carreras civiles, sin olvidar que "queremos seguir apostando por la educación del clero". En otro orden de cosas, Anguiano está convencido de que al Papa Francisco se le quiere en México, tanto en la jerarquía como en el pueblo, y que el Gobierno de Antonio Manuel López Obrador "parece desfasado" al pedir a España, al amonarquía y a la Iglesia que pidan perdón por la colonización.
-Estamos con el padre Anguiano, rector de la Pontificia Universidad Católica de México, y con él vamos a hablar de este estupendo centro. Estamos en la biblioteca, moderna y espectacular.
-Es una biblioteca construida en el 2007 aproximadamente, uno de los nuevos edificios que tenemos en el campus, que está situado en el centro del municipio de Tlalpan, al sur de la Ciudad de México. Originalmente, era una hacienda en las afueras de la ciudad de México. Posteriormente, se conviertó en un centro de salud, y finalmente, pasa a ser la Universidad Pontificia de México. Los obispos adquieren la finca en 1982 y desde entonces empieza a operar aquí, arrancando con la Facultad de Teología.
Pero el edificio era el que se tenía previamente, por eso digo que esta es una de las nuevas construcciones en el campus.
-Porque la Universidad, históricamente, es la primera de América.
-Con la Universidad de Perú, que también es de las primeras. Pero somos la primera universidad, al menos en México.
-¿La San Marcos de Perú?
-Sí. Hay una diferencia de meses, pero somos las universidades pioneras en Latinoamérica. Es una fundación de la Corona española; aparece fundada como Universidad 'Pontificia y Real'. Cuando venga la Guerra de Independencia en el siglo XIX, después de 1821, esta universidad deja de ser real y pasa a ser Universidad Pontificia y Nacional, con una serie de aperturas y cierres; se dice que en realidad la institución, como tal, nunca dejó de funcionar por más de 100 años. Concretamente, esta universidad es de 1982.
-¿El primer rector fue fray Zumárraga?
-Fray Zumárraga, el primer arzobispo en México, es el que toma la iniciativa de solicitar al virrey el que se emprenda esta universidad para beneficio de los naturales de México.
-¿Cuántos años lleva de rector?
-Acabo de empezar. En agosto del 2021 iniciamos este periodo, después de una rectoría de nueve años a cargo del padre Mario Ángel Flores. La rectoría tiene una duración de tres años. Cada trienio se puede renovar por una segunda ocasión.
-¿Por qué, entonces, Mario permaneció más tiempo?
-Mario Angel fue un caso excepcional. Hubo una una solicitud de dispensa canónica para que se pudiera prolongar por un tercer periodo. Inicialmente, los rectores duraban un período de cuatro años. Es decir que, al menos los dos primeros rectores de este nuevo periodo, a partir de 1982, tuvieron una gestión de ocho años. Dos periodos de cuatro. Y después cambió el estatuto, y desde entonces la rectoría dura tres años.
-Pero, es elegido por la Conferencia Episcopal
-Es la Universidad del episcopado. El episcopado designa una comisión que está compuesta por el gran canciller y siete obispos más. Ellos son los encargados de discernir y de elegir al candidato propuesto en una terna por la misma universidad.
-¿El gran canciller es siempre el arzobispo de México?
-Sí. Desde el año 2000, el estatuto marca que el arzobispo de México es el gran canciller de la Universidad. En otro tiempo, lo fue el Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano. Aunque, originalmente, en 1982, el primer canciller de la universidad fue el arzobispo de México. Después, se reformó el estatuto y entonces los cancilleres eran los presidentes del Episcopado. Y en el 2000, más o menos, y a partir de esa fecha, vuelve a ser el arzobispo de México el gran canciller. Y el vice gran canciller es el presidente de la Conferencia del Episcopado.
-¿Cómo os va de alumnos?
-Bueno, nuestra matrícula no es la deseable porque esta universidad pontificia, como tú bien lo mencionabas, además de pontificia es católica jurídicamente, estatutariamente. Pero, en la práctica, esta universidad empezó desarrollando las facultades canónicas o eclesiásticas: Filosofía, Teología, Derecho Canónico, un instituto de Ciencias Religiosas… La universidad tiene poco alumnado, porque refleja también el poco personal clerical que hay en la nación mexicana. También tenemos presencia de algunos sacerdotes o religiosos que vienen de Centroamérica, sobre todo, pero no deja de ser un número relativamente bajo con respecto a la capacidad instalada.
-Entonces, recibís alumnos de todas las diócesis de México y de algunos sitios de Centroamérica.
-Sí. Y en alguna ocasión de Sudamérica.
-¿Que claustro de profesores tenéis?
-Ahora, tenemos un segmento de sacerdotes que vienen de todas partes de la República. Son los especialistas en las materias eclesiásticas y ahí tenemos alrededor de unos 25 profesores. Pero ellos no son, en realidad, el claustro. El claustro también integra a los profesores de asignatura, que llegan a ser un total de unos 60.
-Aparte de las carreras que ya has mencionado, las carreras típicas eclesiásticas, ¿tenéis alguna otra?
-Sí. También tenemos una facultad civil; le llamamos la Facultad de Ciencias y Humanidades. En ella tenemos una escuela de Derecho Civil y una especialidad en Derechos Humanos, una maestría en Familia, otra maestría en Arte Sacro, y estamos tratando de implementar otras licenciaturas, justamente para que nuestra matrícula crezca, porque el mundo eclesiástico promete menos en ese sentido. Sin embargo, queremos seguir apostando por la educación del clero, de los líderes religiosos. Pero, también aprovechar esta infraestructura educativa para que otras carreras de perfil humanista puedan cultivarse aquí, en la Universidad.
-¿De aquí, salen alumnos hacia hacia Roma o hacia otras facultades?
-En ocasiones. Por ejemplo, es mi caso. Yo hice aquí la licenciatura en Teología Dogmática y la misma universidad me dio una beca para estudiar el doctorado en Teología Dogmática en la Universidad Gregoriana de Roma. Entonces, a veces sucede que algunos alumnos empiezan aquí el bachillerato y luego se van a hacer alguna licenciatura en Europa o en algunas otras partes del mundo. Y también sucede al revés; hay quienes hacen una licenciatura, por ejemplo en la Gregoriana, que es una de las universidades más socorridas en el mundo eclesiástico, y vienen luego a hacer un doctorado aquí.
-¿Con España mantenéis alguna relación? Con la Pontificia de Salamanca, por ejemplo.
-No tenemos un convenio establecido particularmente con ninguna de las universidades. Pero, justo ahora estamos trabajando en esa línea. Queremos hacer convenios para intercambio de estudiantes, por ejemplo con Alemania, con Canadá, con Estados Unidos… Estamos iniciando ese programa de intercambio para que se enriquezca el perfil de nuestros egresados.
-¿Cómo formar élites clericales sin caer en el clericalismo y sin que los formandos sigan dejando de tener eso que el Papa llama 'olor a oveja'?
-Precisamente, una de las preocupaciones que hemos compartido con los diferentes directivos de la Universidad es que para enriquecer nuestro modelo educativo, queremos integrar experiencias a la educación teórica. Experiencias educativas. Y esto tiene que ver con un proyecto social que la universidad tiene que tutelar, que adoptar, para que, de hecho, tenga un impacto social concreto, pero al mismo tiempo estemos educando. Para mí, esa sería la primera y la más importante finalidad porque entonces no estamos, simplemente, aportando a través de las carreras eclesiásticas de la Teología, de la Filosofía, criterios humanistas, sino que le estamos dando también al estudiante experiencias que personalmente lo vayan integrando a la sociedad y le vayan permitiendo aplicar sus conocimientos teóricos a la realidad.
-¿Los alumnos viven aquí durante el curso?
-Tenemos una residencia para estudiantes. Es sobre todo para sacerdotes y seminaristas que vienen de distintas partes de la República. No está en este campus; está cerca, en el mismo municipio de Tlalpan. Tenemos una una residencia con una capacidad para unos 120 estudiantes.
-¿Y los estudiantes hacen pastoral?
-Claro. Se fomenta que mantengan una relación, ya sea con las parroquias de aquí mismo de la Arquidiócesis, o los que provienen de diócesis cercanas, que regresan el fin de semana, hacen trabajo pastoral y vuelven para sus estudios entre semana. Pero, el proyecto que estamos planteando es algo más organizado, más institucional y no tan optativo, sino que forme parte de la del perfil del estudiante.
-¿Cómo habéis vivido el proceso sinodal en la Universidad, y en general en México?
-Nosotros tratamos de integrarnos a través de lo que nos es propio: la discusión entre especialistas sobre la sinodalidad. Y tratamos de vincularnos también con las diócesis alentando, incentivando la reflexión. Y lo mismo con las diferentes instancias del episcopado mexicano.
-Pero, ¿habéis aportado como universidad, específicamente?
-Sí. Sobre todo, liderando desde la Facultad de Teología una serie de reflexiones que luego se mandaron como un aporte para el proceso sinodal.
Inicialmente, había la impresión de que la universidad había quedado fuera y que era necesario integrarla. En la sinodalidad, y esto es algo en lo que insiste el el Papa, es importante el discernimiento. Y el discernimiento hay que entenderlo como un ejercicio espiritual pero no en el sentido puramente místico, sino también en sentido crítico. Creo que es importante para que se pueda llegar no simplemente a un consenso, sino a un discernimiento según el espíritu, pues siempre va a ser necesario valernos también de la razón. Y, desde luego, de una de una razón que razona sobre lo que se cree.
-¿Se cumple aquí, como en España, la ley de que 'los seminaristas y los curas, cuanto más jóvenes, más conservadores'?
-Parece ser un fenómeno mundial y creo que, en el fondo, está hablando de la necesidad de identidad; que en la medida que hemos entrado en esta cultura global que nos conecta con muchas realidades, algunos se sienten desorientados y tratan de reforzar su propia identidad frente a una pluralidad que parece que les come. En la Iglesia en general, y algo aquí, en México, es un fenómeno que nos afecta.
-¿Se puede decir, o puedes decir, que el clero mexicano sigue al Papa?
-Creo que sí, que tiene un impacto fuerte. En general, la figura del Papa, independientemente del papa de turno, en México tiene mucho impacto. Siempre es bienvenida su palabra, es escuchada y trata de ser aplicada; hay un esfuerzo por seguir siempre lo que el Papa dice.
-¿Y la gente simpatiza con Francisco?
-Desde luego. Goza de mucha simpatía, simplemente por ser el Papa. Por supuesto, influye el carisma personal de cada uno de los sucesores de San Pedro. Pero, de por sí, la figura del Papa es bien querida.
-¿Y si te pregunto si el episcopado sigue al Papa?
-Bueno, es difícil decirlo porque el episcopado, como conjunto, es también una realidad plural y compleja. Pero también el episcopado forma parte de la cultura mexicana y es una cultura que trata siempre de atender la voz del Papa.
-Muy papista.
-No papista, pero amor al Papa.
-Terminamos y no me resisto a hacerte la pregunta sobre la polémica lanzada por el presidente de vuestro país, por AMLO, acerca de la petición de perdón, tanto a los reyes de España como a la Iglesia española o al propio Papa. ¿Cómo te sitúas?
-Bueno, se ha dicho que el papa Juan Pablo II, con ocasión del tercer milenio llamó a la iglesia a ser conciencia de su comportamiento en el pasado y, en ese sentido, un comportamiento que exigía pedir perdón. El papa Francisco ha demostrado la necesidad de seguirlo reiterando recientemente, pues en Canadá así se hizo.
Creo que la solicitud del Gobierno mexicano parecía desfasada, porque es un perdón que ya se ha solicitado. Que en alguna respuesta que se dio de parte de Roma a esta solicitud iba en el tono de decir 'estamos conscientes de que hubo errores en el pasado, es necesario pedir perdón y siempre será necesario una reconciliación'.
Pienso que más allá de los actos, hace falta, en la práctica, conjuntar esfuerzos entre Iglesia y Gobierno para favorecer a la sociedad, porque la historia de México ha estado marcada de alguna manera por esa pugna. En algún momento, en los inicios de la realidad mexicana, cuando empieza aquí la corona española, parece ser que hay una concentración de poder en la Iglesia; cosa que cambia con la independencia y es ahí donde se da esta confrontación entre Iglesia-Estado que yo creo que ahora tenemos que superar.
Y tenemos que superarla, porque la sociedad es mucho más que el problema del poder político. El poder político tiene que estar al servicio de la sociedad y la sociedad tiene distintos actores. Iglesia y Gobierno, todos tenemos que contribuir a la mejor calidad de vida de as personas.
-¿México seguirá siendo siempre católico?
-Bueno, esperamos. Pero no podemos confiarnos. Yo creo que la fe se cultiva; hay que cultivarla en todos los sentidos. También en el sentido crítico para que no degenere simplemente en una religiosidad folclórica, sino que sea realmente una religiosidad que pueda transformar la sociedad con los valores de justicia que son tan propios de la tradición bíblica.
-El otro día me decían que tenéis la ventaja del ángel de México por un lado y la Virgen de Guadalupe por el otro.
-(Ríe) Que bien nos amparen.
-Muchísimas gracias.
-Al contrario. Muchísimas gracias.
Etiquetas