En el marco de la Solemnidad de Santa Clara de Asís, el Arzobispo de Lima y Primado del Perú, Mons. Carlos Castillo, presidió la santa misa en el Monasterio de Santa Clara . La celebración eucarística fue concelebrada por Mons. Adriano Tomasi, Obispo Auxiliar Emérito de Lima, y la venerable comunidad de padres franciscanos de la Provincia Franciscana los XII Apóstoles.
«Hermanos y hermanas, estamos celebrando con alegría esta fiesta de Santa Clara, una mujer que nos esclarece todo el panorama de la vida, saliendo de las tinieblas y de distintas dificultades que podemos tener. Clara siempre estuvo dedicada al Señor desde muy pequeña gracias a que su madre la educó en la fe vivamente «, comentó durante la homilía.
Permanecer en circunstancias distintas a las que me tocan
«A veces pensamos que la palabra permanecer, es una palabra estática. La palabra permanecer en la biblia es un acto de fidelidad que se renueva, y si bien Clara fue muy fiel en el sentido de mantenerse firme en donde tenía que estar, siempre tuvo la capacidad de preguntarse cómo ser fiel en circunstancias distintas a las que me tocan. Por eso tuvo esta novedad que es revolucionaria para todas las mujeres de su tiempo de pensar fuera del monasterio».
Por su frecuencia de escucha del evangelio y las enseñanzas de su madre, Clara «pensó siempre pensó en los pobres, y de hecho cuando se hizo mayor y ya tenía más o menos una herencia, ella la vendió y la entrego a la gente sencilla», recordó el obispo de Lima.
Santa Clara: mujer con carácter interpelada por los pobres
«A veces pensamos que Clara solo depende de Francisco – prosiguió – pero tenemos que destacar la personalidad de esta mujer más allá de Francisco«:
«Mientras que Francisco viene de una familia, podríamos decir, de emprendedores, de fabricantes del mercado textil; Clara era hija de terratenientes, gente de alta clase. Es interesante cómo Francisco se desprende de los límites de su padre, y simultáneamente, Clara que seguramente había escuchado el accionar de Francisco, desde el monasterio comparte la misma idea de que había que compartir con los pobres».
Clara fue eso, una mujer esclarecedora porque pensó y reaccionó en medio de una situación difícil
«Esto es muy importante porque en nuestro tiempo unas clases luchan contra la otra por conseguir dinero, poder y establecer entre ellos soluciones por acuerdos, pero siempre hay el olvido del pobre. Todos esos intereses luchan olvidándose de la gente, nosotros mismos, los católicos, a veces vivimos prescindiendo del pobre. Por eso la gente reclama», reflexionó.
En ese sentido, Clara tuvo «la capacidad de ver a los que no se ven y dedicarse a ellos mucho antes de que se encontrara con Francisco, y los autores actuales que han hecho sus biografías dicen que tenía una gran capacidad de impresionar y también tenía mucha autonomía para decidir, tenía mucho carácter».
Santa Clara augura un camino de desarrollo humano, personal y social para su pueblo
A partir de sus vivencias, e inspirada en el encuentro que tuvo con Francisco, «empieza lo que hoy día el evangelio llama “un camino fecundo”, de tal manera que Clara de Asís no es una mujer estéril que se encierra y se separa del mundo, sino que piensa por el mundo, reza por el mundo y da de lo suyo también.»
Clara comparte lo que tiene, y por lo tanto, se establece «un camino fecundo que es un camino no estéril, no cerrado en sí mismo, no un camino incapaz de crear algo nuevo, sino que ella les augura un camino de desarrollo humano, personal y social para su pueblo.»
Clara y Francisco pertenecían a clases distintas, y aún así, coinciden en un punto central: «el evangelio. Hoy también nos encontramos en una situación muy difícil donde todos se pelean contra todos por intereses, pero nosotros como cristianos tenemos que volver a la misma fuente, esa fuente que por permanecer en el Señor nos hace ir a lo más importante que tiene el mundo: los pobres».
«Los pobres del mundo que están clamando que hagamos esta tierra distinta, capaz de abrir todos los puños cerrados, todos los entrampamientos y egoísmos que existen a la posibilidad y capacidad de compartir y de tener un mundo lindo como el que nos ha dado el Señor».
Clara y Francisco: inspiradores de una nueva época
Monseñor Castillo se refirió a Francisco y Clara como «dos inspiradores de la nueva época que hemos de vivir», una nueva época «que va a costar porque estamos en un grave peligro por todo este crecimiento económico por ambición, que si bien tiene muchas cosas buenas, también está calentando el ambiente».
Es por eso que tenemos la tarea de «cultivar las relaciones humanas, apreciarnos, comprender las cosas, usar la cabeza, no apresurarnos en hacer varias cosas rápido, pensar bien en las consecuencias de nuestros actos, ser responsables los unos de los otros, y sobre todo, ser responsables de quienes más sufren. Esa tarea inmensa nos la inspira Clara con su propio carácter, con su propia inteligencia como María.»
Hagamos renacer nuestra fe con alegría y aprecio
Y recordando la invitación de Francisco durante su visita a nuestro país a que «los católicos peruanos estamos llamados a ser los santos del nuevo milenio», el Arzobispo de Lima recordó que «tenemos que abrir el corazón e ir al centro del evangelio para llenar nuestro país de esperanza y hacer renacer la fe, con alegría, con la dicha de estos dos inspiradores que hoy día venimos a celebrar, especialmente la dicha de esa mujer inteligente como María que profundiza en su corazón y crea formas de relación nueva entre la gente capaz de darle esperanza a toda la humanidad».
«Feliz día a todos los franciscanos y franciscanas, feliz día a todos y todas los que celebramos, llenémonos de dicha y de alegría para que, inspirados en Santa Clara, todos podamos renovarnos y hacer nuevas las cosas en fidelidad al Señor”, concluyó.