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"Nos encontramos ante el desafío de cambiar. De asumir el liderazgo de una forma nueva, tal vez distinta a lo que hemos aprendido en nuestra formación… O a la que hemos vivido como obispos en nuestras diócesis”, expresó en la homilía.
El presidente del episcopado instó a “revisar nuestras estructurasde participación episcopal para favorecer mejor nuestra colegialidad y nuestra comunión”.
“Sería bueno preguntarnos si los organismos de la Conferencia Episcopal funcionan adecuadamente para lograr ser una Iglesia sinodal y misionera”, agregó, en sintonía con los pedidos del Papa Francisco en la exhortación apostólica Evangelii gaudium.
“Solo una persona de fe se anima al cambio. El que tiene fe no le teme al cambio y, si a veces el sentimiento del miedo se asoma, igual se anima a seguir adelante porque cree que el Señor de la historia está sosteniendo ese cambio en la Iglesia, está sosteniendo a las personas y está sosteniendo a la misma Iglesia”, subrayó.
Uno de sus párrafos se interpretó como un anticipo de las elecciones episcopales, previstas para la plenaria de noviembre próximo. “Reconocimos en el diálogo, que muchas veces, rápidamente pensamos nombres, en vez de pensar actitudes, valores y los perfiles necesarios que puedan encarnar los diversos roles al interior de nuestro cuerpo episcopal, para ser una auténtica Iglesia sinodal en salida misionera”, expresó.
Ojea invitó a los obispos a que, en este Año de la Oración, "recemos desde nuestra pobreza, poniendo la intención del proceso sinodal de nuestra Iglesia argentina”.
“El beato Eduardo Pironio hablaba mucho de la oración que se hace desde la pobreza, de la apertura a Dios que nos da el hecho de sentirnos vulnerables. Decía: ‘cuando nos sentimos pobres, Dios se hace cercano e íntimo’. Nuestro beato fue un hombre que supo de crisis, de cambios y de desafíos eclesiales de todo tipo; pero su fe en el Señor que conduce a la Iglesia fue inquebrantable”, aseguró.
“La conversación en el Espíritu nos animará y nos dará luz para ver juntos qué tenemos qué hacer y cómo tenemos que hacerlo. La conversión personal y la reforma de las estructuras van de la mano, no se puede dar la una sin la otra”, sostuvo y concluyó: “Que María Santísima, Madre de la Iglesia, anime este humilde cenáculo y nos ayude a pedir juntos un nuevo pentecostés para la Iglesia en la Argentina”.
Tras recordar que la agenda de las deliberaciones de esta semana estarán marcadas por "dos grandes desafíos del mundo en que vivimos: el narcotráfico y las dinámicas de la comunicación contemporánea".
"Ambos tocan de cerca la realidad de los jóvenes que hemos reflexionado en las pasadas asambleas, pero además configuran profundamente la cultura en la que vivimos”, aseguró Ojea sobre los desafíos que se plantean este año", agregó.
“El miércoles continuaremos trabajando en el proceso sinodal haciendo camino juntos, dejándonos iluminar unos a otros con este maravilloso método de la conversación en el Espíritu a fin de alcanzar consensos, no se trata de conseguir mayorías, sino de discernir juntos lo que el Espíritu nos va mostrando”, detalló.
Este martes está previsto que los obispos reflexionen en profundidad sobre la realidad del narcotráfico y también dedicarán un bloque de trabajo a los “nuevos lenguajes culturales y las dinámicas de comunicación propias del tiempo actual”.
Siguiendo con el camino sinodal propuesto por el Papa Francisco, el miércoles, los obispos dedicarán la jornada a profundizar los vínculos entre sinodalidad y colegialidad. El jueves se presentará y votará el Balance de la Conferencia Episcopal Argentina y, por la tarde, con la presencia de los secretarios ejecutivos, habrá reuniones de las comisiones episcopales. El viernes, se trabajarán cuestiones referidas a la Comisión Episcopal de Misiones y las deliberaciones finalizarán al mediodía.