La represión en Argentina sobre los jubilados revela las dos caras de su iglesia

El clamor del líder terrenal de la iglesia católica parece no tener incidencia en el clero argentino y los equipos de laicos que los rodean … No se pronunció el arzobispado de la Ciudad donde ocurrió la represión a los jubilados. Sólo hablaron un obispo, dos pastorales sociales, y los curas que fueron al reclamo en el Congreso

En las consultas para entender el silencio de la iglesia porteña, no es sólo el arzobispo y sus obispos auxiliares, sino también el laicado activo de las vicarías, decanatos y parroquias, la estructura organizativa de la iglesia, la respuesta fue la misma: "Había mucha violencia, de todos". Parece que el arzobispo, sus obispos auxiliares, la mayoría del clero y los laicos no hubieran visto la inhumana violencia policial

No hubo pronunciamiento por escrito del Equipo de Sacerdotes de las Villas y Barrios Populares tampoco en la prédica de este domingo en la celebración de los Hogares de Cristo, en la Basílica de Luján

Sí salieron a condenar la violencia estatal el grupo de curas de Opción Preferencial por los Pobres (OPP)

El cura obrero y villero "el Chueco" junto a "Tuchi", de Misioneros de Francisco

(C5N).- "El Gobierno en vez de pagar justicia social pagó gas pimienta". Palabras del Papa Francisco. No sé refirió a un país puntual. Pero cala al gobierno que reprime el reclamo del pueblo. La definición de Bergoglio está olvidada. La dijo hace seis meses. Nada más. Pero ese clamor del líder terrenal de la iglesia católica parece no tener incidencia en el clero argentino y los equipos de laicos que los rodean.

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Hubo una excepcionalidad en la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), que es el órgano colegiado que concentra el poder político y administrativo del catolicismo. Fue el obispo de Avellaneda-Lanús.  Maxi Margni, quien escribió, en la misma noche del triste miércoles 12 de marzo, en su X personal: “La violencia no se erradicará sin revertir la inequidad y la exclusión social. Culpar a los pobres no es la solución. Sin justicia social, los conflictos seguirán creciendo. Un sistema injusto alimenta el mal y socava las bases de la paz y el desarrollo”.

Designan en Avellaneda-Lanús a uno de los obispos de Quilmes

En cambio,  quien aún no se conmovió con las víctimas de la barbarie es la iglesia católica en la Ciudad de Buenos Aires, el territorio donde se desplegó la violencia estatal. Y eso pese a que la máxima autoridad del clero porteño, el arzobispo Jorge Ignacio García Cuerva, con oficinas en Rivadavia 415, frente a Plaza de Mayo, suspendió reuniones por el descontrol callejero el pasado miércoles, luego de que la cacería humana para golpear y detener por parte de tres fuerzas federales (Policía Federal, Gendarmería y Policía Aeronáutica) y la porteña provocaran que el conflicto en las puertas del Congreso se trasladara al resto del microcentro capitalino.

En las consultas para entender el silencio de la iglesia porteña, no es sólo el arzobispo y sus obispos auxiliares, sino también el laicado activo de las vicarías, decanatos y parroquias, la estructura organizativa de la iglesia, la respuesta fue la misma:  “Había mucha violencia, de todos”. Una réplica calcada de la llamada “teoría de los demonios”, que tantas veces se repitió tras el terrorismo de Estado de la última dictadura militar. Otro hombre clave entre los monseñores replicó la consulta para este artículo: “Los obispos necesitan estudiar bien los temas. No pueden salir a hablar sin saber”.

Parece que el arzobispo, sus obispos auxiliares, la mayoría del clero y los laicos no hubieran visto la inhumana violencia policial. Por ejemplo con Beatriz Blanco, de 81 años, quien recibió un bastonazo por reclamar parada en la esquina del Congreso, o un pibe en bici por avenida Corrientes desmayado luego de una patada de un policía antidisturbios. O el otro video muy difundido de un joven parado en la esquina de la avenida Callao y Corrientes al que siete policías se le montan encima a los golpes, o los policías motorizados a los itakazos en la calle Perón y Callao, o la foto de un policía gatillando entre los escudos de PNA, el otro efectivo policial con casco que plantaba un arma en el piso de la Plaza de los Dos Congreso, el infiltrado policial incendiando un conteiner para los residuos...

Virgen de Lujan

Justo el día de la represión estaban los obispos reunidos en la llamada Asamblea Plenaria, en la casona porteña de la calle Suipacha a metros de avenida Santa Fe, en Barrio Norte. Como todos los argentinos activos en la realidad social y política sabían los monseñores y el equipo de laicos que la represión estatal se venía anunciando.  Pero el corazón de los clérigos sólo se alteró con la inundación en Bahía Blanca. Lo expresaron en el documento titulado: "Transformar los signos de los tiempos en signos de esperanza". En este mismo medio se destacó el rol la iglesia en la ciudad al sur de la provincia de Buenos Aires y se publicó un reportaje al obispo local, pero ni una coma sobre la planificada represión de la ministra de seguridad nacional, Patricia Bullrich, avalada por el presidente de la Nación.

Si abstractamente escribieron de lo bueno que sería “cuidar la dignidad de la persona humana, sobre todo cuando se muestra más vulnerable”, y pegaron con la almohada al criticar los “lenguajes despreciativos, por momentos no exentos de crueldad, que atentan seriamente contra aquella unidad que tanto necesitamos como pueblo…”.

Uno de los jubilados más representativos llevaba la camiseta de Chacarita y clamaba por la intervención de la CGT y la Iglesia. La Confederación General del Trabajo se pronunció contra la represión y además anunció un paro nacional desde un acto junto al sindicato de la economía popular conocido por la sigla UTEP, que contó con la bendición de Carlos Accaputo, el cura a cargo de la Pastoral Social porteña.  Pero “la Iglesia”, que se expresa por la autoridad de los obispos, aún calla casi por unanimidad.

Los conmovidos

El pasado miércoles en la movilización de los jubilados sí estuvieron curas como  Francisco “Paco” Olveira (a punto de ser detenido luego de forcejeos con violencia),  “el Chueco” de Ciudad Oculta que portaba la imagen de la Virgen de Luján con el escudo de Nueva Chicago, el diácono  Ricardo “Ricky” Carrizo y otros laicos peregrinos del conurbano de zona sur y el oeste de “Misioneros de Francisco”, portando imágenes de la virgen gaucha y patrona de la Argentina.

Al otro día, rápido de reflejos, el cura villero  Lorenzo “Toto” de Vedia, párroco de la Villa 21/24 de Barracas, picó en punta celebrando misa por Pablo Grillo en la puerta del hospital Ramos Mejía. No hubo pronunciamiento por escrito del Equipo de Sacerdotes de las Villas y Barrios Populares tampoco en la prédica de este domingo en la celebración de los Hogares de Cristo, en la Basílica de Luján.

Marcha

Sí salieron a condenar la violencia estatal el grupo de curas de Opción Preferencial por los Pobres (OPP), el cura (ex salesiano)  Juan Carlos Molina desde su programa dominical en Radio 10, las pastorales sociales de la diócesis de Merlo-Moreno, con apoyo explícito de su obispo Juan José Chaparro en una misa del jueves por la salud del Papa, y en Quilmes, donde comanda el binomio de  Carlos “Cacho” Tissera y su auxiliar  Eduardo Redondo.

En el centro del país, en Córdoba, el cardenal cuartetero y a su vez segundo de la CEA,  Ángel “Ballín” Rossi, autorizó el festival “de la esperanza por la paz y la justicia social”, donde dieron espacio a los centros de jubilados y micrófono para expresar sus reclamos, sumado a que el arzobispo cordobés viene reclamando por la quita de remedios del PAMI. El otro cardenal argentino conmovido con los jubilados es el fraile capuchino,  Luis Dri, quien los bendijo en un video: “Que Dios les conceda paciencia, paz y alegría”.

La doctrina social de la iglesia está en las antípodas de Milei. Es evidente para cualquier cristiano. Por eso muchos monseñores ruegan a la Virgen de Lourdes. Algunos se enteraron que por esa advocación tiene especial devoción el padre del presidente de la Nación, quien el pasado 11 de febrero, bajo la lluvia y sin custodia, fue a rogarle por sus hijos, Javier y Karina, bautizada en el santuario de Santos Lugares, partido de San Martín.

Se produjo una represión policial en los alrededores del Congreso.

Etiquetas: argentina, Represión, marcha