San José Emigrante (2/2)
Los franciscanos tienen abierto en Nicosia el Centro Social San José Emigrante.
El franciscano Humberto Barato, vicario patriarcal latino de Chipre explica que la Iglesia católica en Chipre busca promover la reconciliación en la isla con su compromiso evangelizador; en particular, con su labor educativa y de asistencia a los inmigrantes.
El catolicismo es una ínfima minoría en este país de mayoría ortodoxa y de significativa presencia musulmana.
Aparte de los maronitas, los católicos en Chipre son latinos, y son muy pocos: unos dos mil o dos mil quinientos.
Algunos descienden de familias francesas, venecianas, malteses, dálmatas o de Istria, y se han quedado en la isla desde hace siglos.
Después están los que se han casado con chipriotas, generalmente ortodoxos. Suelen ser mujeres de Irlanda, Inglaterra o Francia. Y después están los católicos que pasan un tiempo en la isla como técnicos, profesores o personal del cuerpo diplomático.
Además están los trabajadores extranjeros que provienen sobre todo de Filipinas, Sri Lanka e India. La mitad serán ilegales. Los filipinos son casi todos católicos. Los singaleses y un buen número de personas de la India son católicos.
Nuestra iglesia de Nicosia, los domingos acoge a miles de estos trabajadores. Nuestro apostolado se dirige sobretodo a ellos.
Hemos abierto en Nicosia el Centro Social San José Emigrante, que opera los domingos y ofrece a los inmigrantes cursos de informática, escuela de inglés y de griego, música, corte y confección y primeros auxilios.
Hemos instituido una organización no gubernamental reconocida por el gobierno que defiende a los trabajadores extranjeros. El Centro está en los locales de las hermanas de san José de la Aparición.
St. Joseph Immigrant Women’s Centre is an equality seeking, anti-racist, non-profit, charitable organization committed to the social, political and economic inclusion of refugee and immigrant women in Hamilton (Canada).
Funding: City / Town - City of Hamilton Public Health ; Provincial - Citizenship and Immigration ; Federal - Human Resources Development Canada (HRDC) ; Donations - Sisters of St Joseph of Hamilton ; United Way - United Way of Burlington and Greater Hamilton ; Foundation - Ontario Trillium Foundation; Hamilton Community Foundation
Established: 1988
Subjects: Accompaniment services ; Counselling ; Employment ; English as a second language ; Friendly visiting ; Health services ; Immigrants ; Interpretation ; Job search training ; Refugees ; Vocational counselling ; Women
Services include:
* Pre-level 1 - 5 of Language Instruction for Newcomers (LINC) including Home Study Program
* Front line Employment Support
* 6-week I-WORK! Orientation to Labour Market Program Workshop
* Family Home Visiting Program
* Facilitating Inclusion Leadership Enhancement Project
* Personal Support Worker Certificate Program
* Cultural Interpreters Program
* Services of information, legal orientation and referral relating to Immigration and Refugee Law, Consumer Protection, Family Law, Landlord and Tenant Act, Pensions and Benefits, and social assistance
* Free childminding services for participants of LINC and I-WORK! Orientation to the Labour Market Workshop
Eligibility : Adults, Seniors, Immigrant and Refugee Women
Languages : English ; Arabic ; Croatian ; Serbian ; Spanish ; Swahili
Entrevista de Víctor M. Amela al Padre Pateras
La Vanguardia de Barcelona, martes 21 de diciembre de 2004, p. 84.
Tengo 59 años, nací en San Telmo (Huelva) y vivo en Algeciras. Soy fraile franciscano de la hermandad de la Cruz Blanca. Muchos niños me llaman "papá". Mi política es la del amor. Dios me da fuerza para ayudar a los necesitados. Me gusta lo que San Juan de la Cruz le dijo a Santa Teresa: "Seamos tú y yo buenos y habrá dos pillos menos".
Estamos rodeados de santos.. y no los vemos. Este de aquí se llama Isidoro Macías, aunque en Algeciras le conocen como padre Pateras, por cuidar de mujeres africanas que llegan en patera. Es un hombre menudo y firme, de ojillos tan chispeantes como su acento andaluz, que me dice que "la fe mueve montañas, ¡y los medios de comunicación mueven corazones!"; y por eso concede entrevistas y colaboró con María Vallejo-Nágera en el libro Luna negra (Belacqua), que explica la odisea de una de esas mujeres que él acoge. Le pregunto cómo puedo ayudar, y es fácil: lo hago si doy este número de cuenta del BSCH (Banco de Santander-Central-Hispano): 0049-6770-86-2816039467, pues quiere ampliar su casa de acogida: "¡Es mi único sueño!". Quiere seguir eso de "en la mesa de san Francisco, donde comen cuatro, comen cinco"...
- ¿Por qué le llaman padre Pateras?
- Me lo dicen a veces, bromeando, mis panochitas...
- ¿Panochitas?
- Ja ja..., así llamo cariñosamente a mis africanas. Mujeres que llegan a Algeciras cruzando el estrecho con pateras...
- ¿Por qué están ellas con usted?
- Tengo un centro de acogida de ancianos, con otros tres frailes. Y hay policías de buen corazón que me traen a esas mujeres recién llegadas, embarazadas o con bebés...
- ¿Dónde estarían esas mujeres, si no?
- A los que llegan en pateras los confinan a todos juntos. Esos buenos policías no ven bien que mujeres y niños estén también ahí.
- ¿En qué estado llegan?
Agotadas. Imagine la desesperación y la miseria de la que vienen, y el viaje que han hecho para llegar aquí... ¡Para ellas, llegar aquí es llegar al paraíso! Otros han muerto ahogadas en las tormentas del Estrecho...
- ¿Qué hace usted por ellas?
Todo lo que puedo, con los medios que la gente me regala... Comida, aceite, ropa, pañales.. Un día vino uno de Sanidad y me montó un escándalo: "¡Usted no puede tener aquí a tantos beb´s en tan poco espacio y con tantas humedades...!", me reñía...
-¿Y qué le dijo usted?
- Que prefería tenerlas en mi casita con goteras que verlas por ahí tiradas en sitios peores, con sus barrigas a punto de dar a luz, o con bebés de días! El de Sanidad calló...
- ¿Y dan a luz en su casa?
Las llevo al hospital. Pero hace poco, a las dos de la madrugada, uno de los hermanos me despertó diciéndome: "¡Padre, corra, corra, que la mujer que hemos recogido esta mañana en la playa con el embarazo tan avanzado ha roto aguas!" Cuando llegué, ya asomaba la cabecita de la criatura...
- ¿Y qué hizo usted?
Entre otra madre y yo cogimos la cabecita y tiramos y... ¡pum!, afuera. ¡Qué bebita tan preciosa, qué ojos tan negros, qué montón de caracolillos por la cabecita...!
- ¡Qué aventuras, padre...
- Dije: "A ver si ahora, en vez de padre Pateras, vais a ponerme padre Partero, ja, ja..." ¡Qué juerga montaron aquellas mujeres allí qué bailes, qué cantos, qué alegría...! Cuando paren en el hospital, la lían igual siempre.
- ¿Cómo están esa madre y su bebé?
- ¡Divinamente, hijo! Bauticé a la niña Estrella de la Mañana, porque desde la patera, en el momento más peligroso de la travesía nocturna, la madre vió brillar una estrella...
- ¿Qué le cuentan ellas de sus vidas?
- Sé que muchas han tenido que prostituirse para pagar a las mafias de la inmigración. Un día yo preguntaba a una, y me contestó: "Papa: tú eres europeo, yo africana". Dejé de preguntar, y me dije: "¡Tú, Isidoro, a ayudar, y no a preguntar!". ¡Es una falta de caridad preguntarles sobre lo que quieren olvidar!
- ¿Cuántas mujeres acogidas por usted han parido al llegar aquí?
- Unas doscientas.
- ¿Y qué será de ellas en España?
- Cuando tengan papeles, se irán. Algunas tendrían suerte, otras tendrán que prostituirse para criar a sus hijos lo que más adoran...
- ¿Serán explotadas por mafias?
- En muchos casos sí, y mediante la coacción del pavor que les infunden ciertos ritos vudú realizados por brujas en África.
- ¿No intenta usted convertirlas?
- Yo no predico. Sólo hablo, y actúo con el ejemplo. ¡Alguna sí se ha convertido...!
- ¿Cómo se metió usted en esto?
- Todos tenemos un don de Dios, hijo...
- Y ¿cuál es el suyo, padre?
- Yo sólo sé hacer una cosa: ¡amar!
- ¿Quién le enseñó?
- Yo tengo el ejemplo de mis padres, que se querían mucho. Éramos seis hermanos. Mi padre era minero, y éramos muy pobres: muchas veces mis padres se quedaban sin comer para darnos a nosotros...
- Entiendo. Se emociona...
- Yo quería hacer algo, quería ayudar. Y a los doce años empecé a trabajar. A los 16 años estaba en la mili en Ceuta, y allí conocí a un hombre extraordinario, Isidoro Lezcano, que cuidaba enfermos incurables, drogadictos, borrachos, prostitutas... me uní a él.
- Sus ganas de ayudar...
- ¡Es para lo que sirvo! Necesito actuar. ¡Haciéndolo, soy inmensamente feliz! Tomé los hábitos y él y yo cofundamos los Hermanos Franciscanos de la Cruz Blanca.
- ¿Y no se deprime ante tanta miseria?
- "¡Estad alegres!", dice el Evangelio. Y yo procuro estarlo siempre. ¡Dar una sonrisa es algo muy, muy, muy valioso!
- ¿A qué clase de personas ha ayudado?
- Jamás olvidaré a los niños deficientes que cuidé en un colegio de Cáceres. Quien tenga un niño así sabe lo que digo: son ángeles vivientes, como tener un trozo de Cristo vivo en casa. ¡Qué feliz fui aquellos años!
- Se siente compensado...
- "No creo en Dios", me decía Morillo, un borracho que murió en mis brazos hace mucho, en 1967... Yo sé que Morillo, allá arriba, consigue hoy que Dios nos ayude... Hoy, en la casa de Algeciras, cuando un anciano me dice: "Dame un beso...", ¡qué gran dicha!
- ¿Qué día fue el que llegó a su casa el primer inmigrante del Estrecho? ¿Lo recuerda?
- Sí, fue hace... diez años. Era un hombre con una maleta. ¡No paraba de llorar! ¿qué le pasaba? al fin le entendí: había llegado con su hijo, pero la policía se lo había quitado. Fui a una radio, lo expliqué y logramos que padre e hijo se reunieran. Marcharon a Murcia, adonde pudo traerse luego a su mujer. ¿Y allí viven hoy, muy felices! Hace poco me han visitado, y el hombre le dijo al hijo, señalándome: "!Éste es también tu padre!".
Advocaciones
San José es el patrón de los carpinteros, ya que ejerció esta profesión, según nos narra el Evangelio de Mateo (Mt 13,54-55). Por extensión, es el patrón de las personas que trabajan en oficios manuales, incluidos los ingenieros técnicos industriales. Pío XII, instituyó en 1955 la fiesta de San José Obrero el día primero de mayo, para cristianizar la Fiesta civil del Trabajo, que había aparecido en 1889.
Es el patrón de los seminarios católicos, por haber educado como padre a su hijo Jesús, preparándolo durante muchos años para su ministerio. Esto explica el que la Iglesia Católica celebre el "Día del Seminario" hoy, 19 de marzo, al mismo tiempo que su onomástica.
Como José fue padre de Jesús, se le otorga la protección de los padres de familia, cuya fiesta se celebra igualmente el 19 de marzo.
Por haber protegido a Jesús y a María, se amparan en él diferentes comunidades religiosas y numerosos países.
Por haber superado sus dudas, a propósito de la maternidad de su esposa, se le invoca como ayuda de las personas indecisas.
La devoción popular invoca a San José para tener una buena muerte, por haber creído desde muy antiguo que murió asistido por Jesús y por María.
El Papa Pío IX lo declaró en 1870, patrón de la Iglesia Católica universal.
El franciscano Humberto Barato, vicario patriarcal latino de Chipre explica que la Iglesia católica en Chipre busca promover la reconciliación en la isla con su compromiso evangelizador; en particular, con su labor educativa y de asistencia a los inmigrantes.
El catolicismo es una ínfima minoría en este país de mayoría ortodoxa y de significativa presencia musulmana.
Aparte de los maronitas, los católicos en Chipre son latinos, y son muy pocos: unos dos mil o dos mil quinientos.
Algunos descienden de familias francesas, venecianas, malteses, dálmatas o de Istria, y se han quedado en la isla desde hace siglos.
Después están los que se han casado con chipriotas, generalmente ortodoxos. Suelen ser mujeres de Irlanda, Inglaterra o Francia. Y después están los católicos que pasan un tiempo en la isla como técnicos, profesores o personal del cuerpo diplomático.
Además están los trabajadores extranjeros que provienen sobre todo de Filipinas, Sri Lanka e India. La mitad serán ilegales. Los filipinos son casi todos católicos. Los singaleses y un buen número de personas de la India son católicos.
Nuestra iglesia de Nicosia, los domingos acoge a miles de estos trabajadores. Nuestro apostolado se dirige sobretodo a ellos.
Hemos abierto en Nicosia el Centro Social San José Emigrante, que opera los domingos y ofrece a los inmigrantes cursos de informática, escuela de inglés y de griego, música, corte y confección y primeros auxilios.
Hemos instituido una organización no gubernamental reconocida por el gobierno que defiende a los trabajadores extranjeros. El Centro está en los locales de las hermanas de san José de la Aparición.
St. Joseph Immigrant Women’s Centre is an equality seeking, anti-racist, non-profit, charitable organization committed to the social, political and economic inclusion of refugee and immigrant women in Hamilton (Canada).
Funding: City / Town - City of Hamilton Public Health ; Provincial - Citizenship and Immigration ; Federal - Human Resources Development Canada (HRDC) ; Donations - Sisters of St Joseph of Hamilton ; United Way - United Way of Burlington and Greater Hamilton ; Foundation - Ontario Trillium Foundation; Hamilton Community Foundation
Established: 1988
Subjects: Accompaniment services ; Counselling ; Employment ; English as a second language ; Friendly visiting ; Health services ; Immigrants ; Interpretation ; Job search training ; Refugees ; Vocational counselling ; Women
Services include:
* Pre-level 1 - 5 of Language Instruction for Newcomers (LINC) including Home Study Program
* Front line Employment Support
* 6-week I-WORK! Orientation to Labour Market Program Workshop
* Family Home Visiting Program
* Facilitating Inclusion Leadership Enhancement Project
* Personal Support Worker Certificate Program
* Cultural Interpreters Program
* Services of information, legal orientation and referral relating to Immigration and Refugee Law, Consumer Protection, Family Law, Landlord and Tenant Act, Pensions and Benefits, and social assistance
* Free childminding services for participants of LINC and I-WORK! Orientation to the Labour Market Workshop
Eligibility : Adults, Seniors, Immigrant and Refugee Women
Languages : English ; Arabic ; Croatian ; Serbian ; Spanish ; Swahili
Entrevista de Víctor M. Amela al Padre Pateras
La Vanguardia de Barcelona, martes 21 de diciembre de 2004, p. 84.
Tengo 59 años, nací en San Telmo (Huelva) y vivo en Algeciras. Soy fraile franciscano de la hermandad de la Cruz Blanca. Muchos niños me llaman "papá". Mi política es la del amor. Dios me da fuerza para ayudar a los necesitados. Me gusta lo que San Juan de la Cruz le dijo a Santa Teresa: "Seamos tú y yo buenos y habrá dos pillos menos".
Estamos rodeados de santos.. y no los vemos. Este de aquí se llama Isidoro Macías, aunque en Algeciras le conocen como padre Pateras, por cuidar de mujeres africanas que llegan en patera. Es un hombre menudo y firme, de ojillos tan chispeantes como su acento andaluz, que me dice que "la fe mueve montañas, ¡y los medios de comunicación mueven corazones!"; y por eso concede entrevistas y colaboró con María Vallejo-Nágera en el libro Luna negra (Belacqua), que explica la odisea de una de esas mujeres que él acoge. Le pregunto cómo puedo ayudar, y es fácil: lo hago si doy este número de cuenta del BSCH (Banco de Santander-Central-Hispano): 0049-6770-86-2816039467, pues quiere ampliar su casa de acogida: "¡Es mi único sueño!". Quiere seguir eso de "en la mesa de san Francisco, donde comen cuatro, comen cinco"...
- ¿Por qué le llaman padre Pateras?
- Me lo dicen a veces, bromeando, mis panochitas...
- ¿Panochitas?
- Ja ja..., así llamo cariñosamente a mis africanas. Mujeres que llegan a Algeciras cruzando el estrecho con pateras...
- ¿Por qué están ellas con usted?
- Tengo un centro de acogida de ancianos, con otros tres frailes. Y hay policías de buen corazón que me traen a esas mujeres recién llegadas, embarazadas o con bebés...
- ¿Dónde estarían esas mujeres, si no?
- A los que llegan en pateras los confinan a todos juntos. Esos buenos policías no ven bien que mujeres y niños estén también ahí.
- ¿En qué estado llegan?
Agotadas. Imagine la desesperación y la miseria de la que vienen, y el viaje que han hecho para llegar aquí... ¡Para ellas, llegar aquí es llegar al paraíso! Otros han muerto ahogadas en las tormentas del Estrecho...
- ¿Qué hace usted por ellas?
Todo lo que puedo, con los medios que la gente me regala... Comida, aceite, ropa, pañales.. Un día vino uno de Sanidad y me montó un escándalo: "¡Usted no puede tener aquí a tantos beb´s en tan poco espacio y con tantas humedades...!", me reñía...
-¿Y qué le dijo usted?
- Que prefería tenerlas en mi casita con goteras que verlas por ahí tiradas en sitios peores, con sus barrigas a punto de dar a luz, o con bebés de días! El de Sanidad calló...
- ¿Y dan a luz en su casa?
Las llevo al hospital. Pero hace poco, a las dos de la madrugada, uno de los hermanos me despertó diciéndome: "¡Padre, corra, corra, que la mujer que hemos recogido esta mañana en la playa con el embarazo tan avanzado ha roto aguas!" Cuando llegué, ya asomaba la cabecita de la criatura...
- ¿Y qué hizo usted?
Entre otra madre y yo cogimos la cabecita y tiramos y... ¡pum!, afuera. ¡Qué bebita tan preciosa, qué ojos tan negros, qué montón de caracolillos por la cabecita...!
- ¡Qué aventuras, padre...
- Dije: "A ver si ahora, en vez de padre Pateras, vais a ponerme padre Partero, ja, ja..." ¡Qué juerga montaron aquellas mujeres allí qué bailes, qué cantos, qué alegría...! Cuando paren en el hospital, la lían igual siempre.
- ¿Cómo están esa madre y su bebé?
- ¡Divinamente, hijo! Bauticé a la niña Estrella de la Mañana, porque desde la patera, en el momento más peligroso de la travesía nocturna, la madre vió brillar una estrella...
- ¿Qué le cuentan ellas de sus vidas?
- Sé que muchas han tenido que prostituirse para pagar a las mafias de la inmigración. Un día yo preguntaba a una, y me contestó: "Papa: tú eres europeo, yo africana". Dejé de preguntar, y me dije: "¡Tú, Isidoro, a ayudar, y no a preguntar!". ¡Es una falta de caridad preguntarles sobre lo que quieren olvidar!
- ¿Cuántas mujeres acogidas por usted han parido al llegar aquí?
- Unas doscientas.
- ¿Y qué será de ellas en España?
- Cuando tengan papeles, se irán. Algunas tendrían suerte, otras tendrán que prostituirse para criar a sus hijos lo que más adoran...
- ¿Serán explotadas por mafias?
- En muchos casos sí, y mediante la coacción del pavor que les infunden ciertos ritos vudú realizados por brujas en África.
- ¿No intenta usted convertirlas?
- Yo no predico. Sólo hablo, y actúo con el ejemplo. ¡Alguna sí se ha convertido...!
- ¿Cómo se metió usted en esto?
- Todos tenemos un don de Dios, hijo...
- Y ¿cuál es el suyo, padre?
- Yo sólo sé hacer una cosa: ¡amar!
- ¿Quién le enseñó?
- Yo tengo el ejemplo de mis padres, que se querían mucho. Éramos seis hermanos. Mi padre era minero, y éramos muy pobres: muchas veces mis padres se quedaban sin comer para darnos a nosotros...
- Entiendo. Se emociona...
- Yo quería hacer algo, quería ayudar. Y a los doce años empecé a trabajar. A los 16 años estaba en la mili en Ceuta, y allí conocí a un hombre extraordinario, Isidoro Lezcano, que cuidaba enfermos incurables, drogadictos, borrachos, prostitutas... me uní a él.
- Sus ganas de ayudar...
- ¡Es para lo que sirvo! Necesito actuar. ¡Haciéndolo, soy inmensamente feliz! Tomé los hábitos y él y yo cofundamos los Hermanos Franciscanos de la Cruz Blanca.
- ¿Y no se deprime ante tanta miseria?
- "¡Estad alegres!", dice el Evangelio. Y yo procuro estarlo siempre. ¡Dar una sonrisa es algo muy, muy, muy valioso!
- ¿A qué clase de personas ha ayudado?
- Jamás olvidaré a los niños deficientes que cuidé en un colegio de Cáceres. Quien tenga un niño así sabe lo que digo: son ángeles vivientes, como tener un trozo de Cristo vivo en casa. ¡Qué feliz fui aquellos años!
- Se siente compensado...
- "No creo en Dios", me decía Morillo, un borracho que murió en mis brazos hace mucho, en 1967... Yo sé que Morillo, allá arriba, consigue hoy que Dios nos ayude... Hoy, en la casa de Algeciras, cuando un anciano me dice: "Dame un beso...", ¡qué gran dicha!
- ¿Qué día fue el que llegó a su casa el primer inmigrante del Estrecho? ¿Lo recuerda?
- Sí, fue hace... diez años. Era un hombre con una maleta. ¡No paraba de llorar! ¿qué le pasaba? al fin le entendí: había llegado con su hijo, pero la policía se lo había quitado. Fui a una radio, lo expliqué y logramos que padre e hijo se reunieran. Marcharon a Murcia, adonde pudo traerse luego a su mujer. ¿Y allí viven hoy, muy felices! Hace poco me han visitado, y el hombre le dijo al hijo, señalándome: "!Éste es también tu padre!".
Advocaciones
San José es el patrón de los carpinteros, ya que ejerció esta profesión, según nos narra el Evangelio de Mateo (Mt 13,54-55). Por extensión, es el patrón de las personas que trabajan en oficios manuales, incluidos los ingenieros técnicos industriales. Pío XII, instituyó en 1955 la fiesta de San José Obrero el día primero de mayo, para cristianizar la Fiesta civil del Trabajo, que había aparecido en 1889.
Es el patrón de los seminarios católicos, por haber educado como padre a su hijo Jesús, preparándolo durante muchos años para su ministerio. Esto explica el que la Iglesia Católica celebre el "Día del Seminario" hoy, 19 de marzo, al mismo tiempo que su onomástica.
Como José fue padre de Jesús, se le otorga la protección de los padres de familia, cuya fiesta se celebra igualmente el 19 de marzo.
Por haber protegido a Jesús y a María, se amparan en él diferentes comunidades religiosas y numerosos países.
Por haber superado sus dudas, a propósito de la maternidad de su esposa, se le invoca como ayuda de las personas indecisas.
La devoción popular invoca a San José para tener una buena muerte, por haber creído desde muy antiguo que murió asistido por Jesús y por María.
El Papa Pío IX lo declaró en 1870, patrón de la Iglesia Católica universal.