Acompaña a María 12 Abril: V Sábado de Cuaresma

“Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él” (Jn 11, 45).
“Grábame como sello en tu corazón, grábame como sello en tu brazo, porque es fuerte el amor como la muerte, es cruel la pasión como el abismo; sus dardos son dardos de fuego, llamaradas divinas. Las aguas caudalosas no podrán apagar el amor, ni anegarlo los ríos. Quien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, sería sumamente despreciable” (Cant 8, 6-7).
La iconografía de la imagen de la Piedad ha tenido muchas expresiones. Algunas de ellas muestran a María con Jesús muerto en los brazos, trayendo a su memoria las veces que lo abrazó, siendo niño, representando el cuerpo del Hijo de forma desproporcionada. La Madre concentra en su regazo toda la vida del Hijo amado de Dios, al que no le faltó nunca el amor de su Padre, y en esta vida, también, la ternura de su madre.
“Estando la misma noche en maitines, el mismo Señor, por visión intelectual, tan grande que casi parecía imaginaria, se me puso en los brazos a manera de como se pinta la «Quinta angustia». Hízome temor harto esta visión, porque era muy patente y tan junta a mí, que me hizo pensar si era ilusión. Díjome: «No te espantes de esto, que con mayor unión, sin comparación, está mi Padre con tu ánima». (Relaciones 58, 3)
Madre del Creador, ruega por nosotros.
Madre de Dios, ruega por nosotros.
Madre del Salvador, ruega por nosotros.
Madre de todos hombres, ruega por nosotros.
Madre de la Iglesia, ruega por nosotros.
Madre de misericordia, ruega por nosotros,
Madre auxiliadora, ruega por nosotros.
Acompaña a María