Derrama sobre nosotros en este día tu Santo Espíritu Domingo de Pentecostés: Don de Temor de Dios

Domingo de Pentecostés: Don de Temor de Dios
Domingo de Pentecostés: Don de Temor de Dios

¡Ven, Espíritu Santo!

50 Pascua de Pentecostés 

Texto bíblico 

Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados. Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos de Espíritu Santo y empezaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía manifestarse” (Act 2, 1-4). 

Comentario 

¡Ven, Espíritu Santo!

Espíritu Consolador, Abogado defensor y Paráclito del alma.

Ven, amigo que habitas en lo más íntimo de cada persona.

Gracias a ti somos colmados de dones:

“Espíritu de sabiduría y entendimiento,

espíritu de consejo y fortaleza,

espíritu de ciencia y temor del Señor.

Lo inspirará el temor del Señor” (Isa 11, 2-3) 

El Temor de Dios 

El séptimo don es el temor de Dios —antes hablamos del miedo—; temor de Dios no indica miedo, sino sentir hacia él un profundo respeto, el respeto de la voluntad de Dios que es el verdadero designio de mi vida y es el camino a través del cual la vida personal y comunitaria puede ser buena; y hoy, con todas las crisis que hay en el mundo, vemos la importancia de que cada uno respete esta voluntad de Dios grabada en nuestro corazón y según la cual debemos vivir; y así este temor de Dios es deseo de hacer el bien, de vivir en la verdad, de cumplir la voluntad de Dios.” (Benedicto XVI, Visita Pastoral a Milán, 2 de junio, 2012). “El temor de Dios es el don del Espíritu que nos recuerda cuán pequeños somos ante Dios. Esto es el temor de Dios: el abandono en la bondad de nuestro Padre que nos quiere mucho” (Francisco, Audiencia, 11 de junio, 2014).

Oración 

“Dios de gracia y de sanidad, derrama sobre nosotros en este día tu Santo Espíritu, así como lo derramaste sobre tus discípulos en el día de pentecostés, para que nuestras oraciones y acciones sean testigos de tu presencia entre nosotros. Queremos ser uno, Señor, para que el mundo crea que somos tuyos.”

Volver arriba