III Lunes de Adviento: La retama
“Se acostó y se durmió bajo una retama, pero un ángel le tocó y le dijo: «Levántate y come». Miró y vio a su cabecera una torta cocida sobre piedras calientes y un jarro de agua. Comió y bebió y se volvió a acostar. Volvió segunda vez el ángel de Yahveh, le tocó y le dijo: «Levántate y come, porque el camino es demasiado largo para ti»” (1Re 19, 5-7).
La retama
La retama aparece cuatro veces en la Biblia, y se asocia al desierto y al hogar; da sombra en el yermo y mantiene el rescoldo en la lumbre. El texto bíblico asocia la retama al momento en el que el profeta se siente desanimado, pero a su vez es la ocasión en que lo visita el ángel del Señor, que le invita a levantarse, actitud íntimamente relacionada con el tiempo de Adviento, cuando María, que acaba de recibir el anuncio del ángel de que iba a ser madre, se levanta y sube deprisa a la montaña a servir a su prima Isabel.
Levantarse
La reacción del profeta Elías de obedecer al ángel que le manda comer y beber para resistir la penosidad del largo camino hasta el Horeb, nos invita a tomar la decisión más adecuada en este tiempo de Adviento, que no nos permite echarnos a dormir, sino que nos invita a despertar. Es una constante en los textos litúrgicos la llamada a estar despiertos, atentos, como quien aguarda a que llegue el Señor.
Propuesta
¿Permaneces rendido o atento, tumbado o levantado, quieto o en camino?