Gracias, Espíritu Santo, por tantos dones Mensaje de Pentecostés
Oración al Espíritu Santo
Mensaje de Pentecostés, 2024
Leemos en la Biblia: “El Señor Dios modeló al hombre del polvo del suelo e insufló en su nariz aliento de vida; y el hombre se convirtió en ser vivo” (Gn 2, 7).
Espíritu Santo, que me has dado tu aliento para existir, y en el bautismo, por tu gracia, me has hecho hijo de Dios, sacerdote, profeta y rey. Sé que Tú eres fiel y no me abandonas, aunque yo me distraiga, derramando mi vista sobre las cosas que no existirían si Tú no las hubieras creado. San Agustín confiesa: “¡Ay, ay de mí, por qué grados fui descendiendo hasta las profundidades del abismo, lleno de fatiga y devorado por la falta de verdad! Y todo, Dios mío -…-, todo por buscarte no con el intelecto -…- sino con los sentidos de la carne, porque tú estabas dentro de mí, más interior que lo más íntimo mío y más elevado que lo más sumo mío” (San Agustín, Confesiones III, 6, 11).
Soy beneficiario del don del Resucitado, quien regaló a sus discípulos el poder de perdonar: “Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos”. No es falsa humildad reconocerse menesteroso. Si Francisco de Asís, ante la interpelación que le hizo el hermano Maseo de ¿por qué atraía a tanta gente”, respondió: “Cómo estos ojos (los de Dios) santísimos no han visto entre los pecadores ninguno más vil, ni más pecador que yo”, ¡cuánto más me siento necesitado de misericordia!Como reza la Liturgia: “No mires nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia”.
El sacerdote, antes de comulgar, en secreto, reza: “Señor Jesucristo, la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre no sea para mí un motivo de juicio y condenación, sino que, por tu piedad, me aproveche para defensa de alma y cuerpo y como remedio saludable”. Espíritu Santo, gracias a tu acción, el pan y el vino se convierten en sacramento del Misterio Pascual de Jesucristo muerto y resucitado. Al participar en la Eucaristía me haces una misma cosa con el Cuerpo de Cristo.
Gracias, Espíritu Santo, por tantos dones con los que nos enriqueces, aunque tantas veces convivimos con ellos sin ser conscientes de tu acción. Hoy nos sentimos desbordados por la fuente de gracia que nos inunda por tu unción generosa. Gracias.