23 de octubre: Mes del Rosario: Las bodas de Caná de Galilea 

Texto bíblico 

 “Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: «no tienen vino.»  Jesús le responde: «¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.» Dice su madre a los sirvientes: Haced lo que él os diga.» Les dice Jesús: «Llenad las tinajas de agua.» Y las llenaron hasta arriba. «Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.» Ellos lo llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes, los que habían sacado el agua, sí que lo sabían), llama el maestresala al novio y le dice: «Todos sirven primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora».” (Jn 2,1-10) 

Comentario 

La boda de Caná de Galilea, donde Jesús realiza su primer signo, ha sido interpretada como su proyecto de vida. Desde el primer capítulo del Cuarto Evangelio, donde se afirma que el Verbo se hace carne y Juan Bautista se presenta como el amigo del novio, hasta las preguntas que el Resucitado dirige a Pedro: "¿Me amas?" Todo el Evangelio está lleno de imágenes esponsales. 

Si se establece una concordancia entre los detalles que el evangelista ofrece en la boda y los que relata sobre la muerte de Jesús, se puede descubrir un paralelismo. No solo porque en Caná aparece la madre de Jesús, a quien Él llama "mujer", igual que lo hace en la Cruz, sino porque la verdadera entrega esponsal ocurre en la ofrenda que Jesús hace de sí mismo en su muerte, donde entrega su cuerpo y su sangre por amor. 

Propuesta 

Siéntete invitado a las bodas del Cordero.