Centenares de miles de fieles pasan la noche en vela procesionando La 'Madrugá' vuelve a llenar de luz y fervor las calles de Sevilla tras dos años de pandemia

La 'Madrugá' vuelve a llenar de luz y fervor las calles de Sevilla tras dos años de pandemia
La 'Madrugá' vuelve a llenar de luz y fervor las calles de Sevilla tras dos años de pandemia

Montesión dedicó la levantá del paso a los niños de Ucrania

Dos Esperanzas y seis hermandades más recorren la noche primaveral de Sevilla, en una 'Madrugá' anhelada por los cofrades tras dos años 'robada' por la pandemia

Sevilla vivió una madrugá anhelada por los cofrades tras dos años "robada" por la pandemia, con sus dos Esperanzas en la calle y seis hermandades más dando vivas a una noche con temperatura primaveral desde que a las doce y media se vio salir al Señor de la Sentencia, el primer paso en la calle. Doce horas en la calle que aún no han concluido.

Es el Cristo de la Hermandad de la Macarena, que puso su paso en la calle cuando todavía se estaban recogiendo la hermandad del Jueves Santo como Montesión o El Valle, recibido con la garganta de la gaditana Aroa Cala, con una saeta que lanzaba al aire sevillano frases como "eres santo entre los santos y eres bueno entre los buenos".

El Señor de Sevilla

Eso no pasaría hasta casi las tres de la madrugada, dos horas después de que la hermandad del Gran Poder comenzase la procesión del Señor de Sevilla, un Cristo que es punto y aparte en la devoción cofrade de la capital andaluza, escoltado por el cuerpo de nazarenos que cierra su recorrido con María Santísima del Mayor Dolor y Traspaso.

Casi a tiro de piedra de la Plaza de San Lorenzo, donde el Gran Poder tiene su casa, seguían saliendo nazarenos de la Macarena, 3.700 en total, y los cofrades se iban repartiendo por las calles para no perderse un detalle de la noche, que con sus 17 grados invitaba a disfrutar del bullicio de Los Gitanos, del recogimiento del Silencio o del caminar sin tanta gente alrededor, pero con la misma devoción, del Cristo del Calvario y Nuestra Señora de la Presentación desde la impresionante parroquia de La Magdalena.

Los cirios bajados

A la una y veinte, los nazarenos del Silencio pisaban la Carrera Oficial, la que todas las hermandades sevillanas tienen que cruzar camino de la Catedral en su estación de penitencia, con los cirios aún bajados, como manda la tradición, ya que no se elevan para apoyarlos en su cintura hasta que toda la hermandad está en la calle, con el trío de capilla interpretando Saetas del silencio ante la inmensa figura del Cristo con su cruz asida al revés y con una saeta en voz de Juan Reina.

A la 1.46 se elevaba el paso de La Macarena en su Basílica por primera vez, y al filo de las 3.00 hacía lo mismo el de la Esperanza de Triana, y Sevilla tenía en la calle a sus dos Esperanzas, "a cual mas bella, Marinera morena, Macarena de amor", como las definió en 1985 Pascual González para dar vida a las sevillanas Silencio en las voces de Cantores de Híspalis, un autor fallecido el pasado 6 de febrero y que es recordado este año en todos los rincones de la Sevilla cofrade.

245 años después de la primera madrugá

Sevilla recuperó su tránsito del Jueves al Viernes Santo tras lo peor de la pandemia, 245 años después de que la Hermandad del Silencio incumpliese la ley del Consejo de Castilla en 1777, que prohibía las procesiones después de la puesta de sol. La cofradía salió nada más amanecer, y, sin saberlo, había creado la madrugá.

Y para que todo transcurriese con toda la normalidad posible, la noche estuvo vigilada por más de 6.000 efectivos de los servicios de Emergencias y del resto de áreas municipales del Ayuntamiento, mientras que la Delegación del Gobierno tenía activados a 2.594 efectivos: 1.617 agentes de la Policía Nacional y 977 de la Guardia Civil, todo ello para que Sevilla fuera, salvo imprevistos, la ciudad más segura del mundo durante más de doce horas.

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