Benavent preside la Eucaristía en el XIII encuentro internacional de los Equipos de Nuestra Señora en Turín.
Cada seis años, se realiza un encuentro internacional del movimiento, tanto matrimonios como sacerdotes, que se reúnen para celebrar este camino de fe, para comprender su papel en la Iglesia y en el mundo de hoy y para establecer las pautas de vida que constituyen la hoja de ruta que guiará al movimiento en los próximos seis años.
Benavent preside la Eucaristía en el XIII encuentro internacional de los Equipos de Nuestra Señora en Turín.
Benavent preside este viernes la Eucaristía en el XIII encuentro internacional de los Equipos de Nuestra Señora (ENS) en Turín, que tiene como lema: «Vayamos con el corazón ardiente”. A lo largo de cinco días, los miembros del movimiento están asistiendo a conferencias, testimonios, celebraciones eucarísticas y presentaciones teatrales, y están compartiendo momentos de oración y adoración, espiritualidad conyugal, trabajos en equipos mixtos y visitas culturales. Cada seis años, se realiza un encuentro internacional del movimiento, tanto matrimonios como sacerdotes, que se reúnen para celebrar este camino de fe, para comprender su papel en la Iglesia y en el mundo de hoy y para establecer las pautas de vida que constituyen la hoja de ruta que guiará al movimiento en los próximos seis años.
Un nutrido grupo de valencianos participa en este encuentro, que reúne a más de 8000 participantes de más de 90 países. El matrimonio valenciano formado por Alberto Pérez y Mercedes Gómez Ferrer han sido elegidos en este encuentro responsables de Equipos de Nuestra Señora a nivel internacional.
Los Equipos de Nuestra Señora son un movimiento laical de espiritualidad conyugal. El carisma de los Equipos de Nuestra Señora es la espiritualidad conyugal, según explica Alberto Pérez. “Hace 80 años, en Francia, en París, cuatro matrimonios jóvenes le pidieron al Padre Caffarel, nuestro fundador, poder vivir la espiritualidad juntos como matrimonio, algo que era una novedad en ese momento en la Iglesia, pues normalmente la espiritualidad es algo muy personal. A partir de ahí, se empezaron a crear “pequeñas comunidades de cinco o seis matrimonios acompañados por un sacerdote consiliario que les guía en su crecimiento espiritual y personal, conyugal y familiar”. Afirman: “Empezó poco a poco en Francia, en los años 50, 60. Se extendió rápidamente por el resto de Europa y dio el salto a Brasil, donde actualmente tenemos el mayor número de equipos para ser un solo país. Es decir, que es un movimiento en el que el laico, el matrimonio y las parejas viven también y profundizan en esa fe”.
Apunta Mercedes Gómez Ferrer: “Es muy importante que todas las parejas jóvenes que están queriendo muy conscientemente casarse por la Iglesia puedan disponer de una serie de medios que les ayuden también a vivir este amor en profundidad, desde el corazón, teniendo en cuenta la presencia de Jesús en sus vidas. Está claro que cualquiera que se case, su intención al principio inicial es durar en el amor, pero esto es un camino que a veces es difícil. Y teniendo estos medios y también la ayuda de otros matrimonios que están viviendo junto a nosotros este mismo camino, las cosas pueden ser más fáciles”.