¡Burke! ¡Burke!
El cardenal Burke, el capitán de la disidencia al Papa, ha escrito un artículo a propósito de la “Amoris Laetitiae” para la página católica estadounidense National Catholic Register. Muy preocupado por una recepción clara y fiel de la Exhortación Apostólica. En un tono familiar nos recuerda lo vivido en su infancia a propósito de un matrimonio de vecinos, que iban a Misa, pero no comulgaban nunca porque no estaban casados por la Iglesia. También nos relata su experiencia como sacerdote y obispo en estos temas del matrimonio y la familia. Todo para adornar la afirmación de que la Exhortación Apostólica “Amoris Laetitiae” no es magisterio Papal.
Para apoyar su afirmación, hace una lectura parcial y tendenciosa del número 3 de la “ Amoris Laetitiae”: “Recordando que el tiempo es superior al espacio, quiero reafirmar que no todas las discusiones doctrinales, morales o pastorales deben ser resueltas con intervenciones magisteriales. Naturalmente, en la Iglesia es necesaria una unidad de doctrina y de praxis, pero ello no impide que subsistan diferentes maneras de interpretar algunos aspectos de la doctrina o algunas consecuencias que se derivan de ella. Esto sucederá hasta que el Espíritu nos lleve a la verdad completa (cf. Jn 16,13), es decir, cuando nos introduzca perfectamente en el misterio de Cristo y podamos ver todo con su mirada. Además, en cada país o región se pueden buscar soluciones más inculturadas, atentas a las tradiciones y a los desafíos locales, porque «las culturas son muy diferentes entre sí y todo principio general [...] necesita ser inculturado si quiere ser observado y aplicado ». El Papa no está diciendo que son sus reflexiones personales, sino no hubiera escrito una Exhortación Apostólica. Las palabras del mismo Burke le descalifican. “Mientras que el Romano Pontífice tiene reflexiones personales que son interesantes y pueden ser fuente de inspiración, la Iglesia debe estar siempre atenta a señalar que su publicación es un acto personal y no un ejercicio del magisterio papal”. Para eso hubiera elegido una entrevista.
Su afán de protagonismo, revestido de buena voluntad, le lleva a la ignorancia supina e irresponsable, ya que induce intencionadamente a confusión, desde su Cardenalato, ya que firma el artículo como Cardenal. Eminencia: ¿Qué es una Exhortación Apostólica? Entonces: ¿Las de los otros Papas tampoco son magisterio? ¿Son sólo reflexiones personales? Debería repasar su teología fundamental. Probablemente el Derecho Canónico le ha confundido. Su ministerio eclesial tendría que estar por encima de su disidencia o resistencia personal. Espero que haya valorado su libertad de expresión y el daño que pueda hacer a mucha gente. Me permito recordarle, Eminencia, estas palabras del Papa Francisco a los Medios de Comunicación: “Hago un llamamiento sobre todo a cuantos tienen responsabilidades institucionales, políticas y de formar la opinión pública, a que estén siempre atentos al modo de expresarse cuando se refieren a quien piensa o actúa de forma distinta, o a quienes han cometido errores. Es fácil ceder a la tentación de aprovechar estas situaciones y alimentar de ese modo las llamas de la desconfianza, del miedo, del odio”. Evidentemente pienso de manera distinta a usted, e intento claramente recordarle su responsabilidad de pastor al servicio de la Iglesia. Y sus palabras no le hacen ningún servicio a la Iglesia, sino todo lo contrario. La Exhortación Apostólica “Amoris Laetitia” es un documento oficial del magisterio papal. Usted sabe muy bien cual es la cualificación de este tipo de Documentos Pontificios. No hiera nuestra inteligencia, recordando la polémica a propósito de las conversaciones entre Pablo VI y Jean Guitton en 1967. Ahí como en las entrevistas está claro que son reflexiones personales del Papa, muchas veces improvisadas. Pero no un Documento, fruto de dos Sínodos.
Para apoyar su afirmación, hace una lectura parcial y tendenciosa del número 3 de la “ Amoris Laetitiae”: “Recordando que el tiempo es superior al espacio, quiero reafirmar que no todas las discusiones doctrinales, morales o pastorales deben ser resueltas con intervenciones magisteriales. Naturalmente, en la Iglesia es necesaria una unidad de doctrina y de praxis, pero ello no impide que subsistan diferentes maneras de interpretar algunos aspectos de la doctrina o algunas consecuencias que se derivan de ella. Esto sucederá hasta que el Espíritu nos lleve a la verdad completa (cf. Jn 16,13), es decir, cuando nos introduzca perfectamente en el misterio de Cristo y podamos ver todo con su mirada. Además, en cada país o región se pueden buscar soluciones más inculturadas, atentas a las tradiciones y a los desafíos locales, porque «las culturas son muy diferentes entre sí y todo principio general [...] necesita ser inculturado si quiere ser observado y aplicado ». El Papa no está diciendo que son sus reflexiones personales, sino no hubiera escrito una Exhortación Apostólica. Las palabras del mismo Burke le descalifican. “Mientras que el Romano Pontífice tiene reflexiones personales que son interesantes y pueden ser fuente de inspiración, la Iglesia debe estar siempre atenta a señalar que su publicación es un acto personal y no un ejercicio del magisterio papal”. Para eso hubiera elegido una entrevista.
Su afán de protagonismo, revestido de buena voluntad, le lleva a la ignorancia supina e irresponsable, ya que induce intencionadamente a confusión, desde su Cardenalato, ya que firma el artículo como Cardenal. Eminencia: ¿Qué es una Exhortación Apostólica? Entonces: ¿Las de los otros Papas tampoco son magisterio? ¿Son sólo reflexiones personales? Debería repasar su teología fundamental. Probablemente el Derecho Canónico le ha confundido. Su ministerio eclesial tendría que estar por encima de su disidencia o resistencia personal. Espero que haya valorado su libertad de expresión y el daño que pueda hacer a mucha gente. Me permito recordarle, Eminencia, estas palabras del Papa Francisco a los Medios de Comunicación: “Hago un llamamiento sobre todo a cuantos tienen responsabilidades institucionales, políticas y de formar la opinión pública, a que estén siempre atentos al modo de expresarse cuando se refieren a quien piensa o actúa de forma distinta, o a quienes han cometido errores. Es fácil ceder a la tentación de aprovechar estas situaciones y alimentar de ese modo las llamas de la desconfianza, del miedo, del odio”. Evidentemente pienso de manera distinta a usted, e intento claramente recordarle su responsabilidad de pastor al servicio de la Iglesia. Y sus palabras no le hacen ningún servicio a la Iglesia, sino todo lo contrario. La Exhortación Apostólica “Amoris Laetitia” es un documento oficial del magisterio papal. Usted sabe muy bien cual es la cualificación de este tipo de Documentos Pontificios. No hiera nuestra inteligencia, recordando la polémica a propósito de las conversaciones entre Pablo VI y Jean Guitton en 1967. Ahí como en las entrevistas está claro que son reflexiones personales del Papa, muchas veces improvisadas. Pero no un Documento, fruto de dos Sínodos.