Cañizares en el punto de mira
Una vez más el Cardenal Arzobispo de Valencia está en las páginas y en las ondas de muchos medios de comunicación social por unas “declaraciones”. La impresión es que este hombre diga lo que diga y haga lo que haga, siempre se le “interpreta” por la parte que quema. El marcaje es tan severo, que difícilmente puede desmarcarse para meter algún gol. Está tan etiquetado que suena a intereses de algunos por lincharle a la mínima que asoma el “hocico”. Hay que precisar que las primeras críticas a sus palabras tocan de “oído”, ya que ninguno de los que se lanzaron en plancha contra él asistió a la misa en el Pontificio Instituto Juan Pablo II, en la que pronunció esas palabras. Por lo tanto no se trata de unas declaraciones, sino de una homilía. De ahí que haya sentido la necesidad de ofrecer a la opinión pública el texto íntegro de su predica. No para sacar pecho, sino para que cada uno la enjuicie desde su punto de vista, y no mediatizado por los prejuicios de algunos. Y particularmente se dirige a los juristas. Dicho sea de paso, las mismas palabras que emplean algunos para atacarle se les puede aplicar a ellos, en cuanto al fomento de la homofobia. Así de claro. La libertad de expresión en todas las direcciones, aunque no nos guste. En la época del General, un obispo estuvo a punto de ir a la cárcel por leer la Carta de Santiago. Era otro contexto: ¿Verdad? Ahora parece que algunos quieren hacerlo por no compartir un análisis. También el Papa Francisco, sin ningún rubor, ha hablado de la existencia de un “lobby gay” en el Vaticano. Y nadie, que yo sepa le ha atacado de homofobia.
Toda su homilía es un canto al matrimonio y a la familia, en la línea de la “Amoris Laetitia”. Y aquí se circunscriben las palabras conflictivas para algunos. “La institución familiar se ha convertido en blanco de contradicción: por una parte, es la institución social más valorada, al menos en las encuestas, también entre los jóvenes, y, por otra, está sacudida en sus cimientos por graves amenazas claras o sutiles. La familia se ve acechada hoy, en nuestra cultura, por un sin fin de graves dificultades, al tiempo que sufre ataques de gran calado, que a nadie se nos oculta. Ahí tenemos legislaciones contrarias a la familia, la acción de fuerzas políticas y sociales, a la que se suman movimientos y acciones del imperio gay, de ideologías como el feminismo radical o la más insidiosa de todas, la ideología de género”. Sin duda algunos de sus acentos o análisis pueden ser o no compartidos. Incluso, probablemente no eran necesarias estas palabras para defender la familia. Este texto ha desviado la atención, y se olvida lo esencial, y da pie a la caricatural. También hay otros factores que contribuyen a su crisis y no los cita. Pero, no creo que nadie sea agredido por estas palabras, ni esto fomente la homofobia. Si algún desalmado tiene actitudes de este tipo no será como consecuencia directa de estas palabras, será porque ya lo era de antemano. No le busquemos los tres pies al gato y saquemos las cosas de quicio para linchar a alguien.
A raíz de esto en la Comunidad Valenciana estas palabras se han descontextuado de tal manera que han servido hasta para evocar el conflicto actual entre la enseñanza concertada y el gobierno actual de la Comunidad. ¡No se lo pierdan! Y las palabras del Papa Francisco, en el avión de regreso de un viaje (¿Quién soy yo para juzgar a un gay?), han sido empleadas por el Presidente de la Generalidad contra Cañizares. Francisco se refiere a la persona concreta, el rostro que uno tiene delante. Esto es elemental, Presidente, para todo cristiano. El juicio último es de Dios, que conoce bien la historia de esa persona. Ahora se ve la intención profunda de los que han alentado el conflicto de las palabras del Cardenal. Claramente se percibe la carga manipuladora y torticera. La intencionalidad política es patente. No compartan, pero no linchen.
Veámos cuantos hablan de la iniciativa solidaria de Cañizares en el día del Corpus. La importante colecta de Cáritas de ese día se dedicará íntegramente a Ecuador. ¿Cuánto han dado de su bolsillos los señores diputados para esa causa?
Toda su homilía es un canto al matrimonio y a la familia, en la línea de la “Amoris Laetitia”. Y aquí se circunscriben las palabras conflictivas para algunos. “La institución familiar se ha convertido en blanco de contradicción: por una parte, es la institución social más valorada, al menos en las encuestas, también entre los jóvenes, y, por otra, está sacudida en sus cimientos por graves amenazas claras o sutiles. La familia se ve acechada hoy, en nuestra cultura, por un sin fin de graves dificultades, al tiempo que sufre ataques de gran calado, que a nadie se nos oculta. Ahí tenemos legislaciones contrarias a la familia, la acción de fuerzas políticas y sociales, a la que se suman movimientos y acciones del imperio gay, de ideologías como el feminismo radical o la más insidiosa de todas, la ideología de género”. Sin duda algunos de sus acentos o análisis pueden ser o no compartidos. Incluso, probablemente no eran necesarias estas palabras para defender la familia. Este texto ha desviado la atención, y se olvida lo esencial, y da pie a la caricatural. También hay otros factores que contribuyen a su crisis y no los cita. Pero, no creo que nadie sea agredido por estas palabras, ni esto fomente la homofobia. Si algún desalmado tiene actitudes de este tipo no será como consecuencia directa de estas palabras, será porque ya lo era de antemano. No le busquemos los tres pies al gato y saquemos las cosas de quicio para linchar a alguien.
A raíz de esto en la Comunidad Valenciana estas palabras se han descontextuado de tal manera que han servido hasta para evocar el conflicto actual entre la enseñanza concertada y el gobierno actual de la Comunidad. ¡No se lo pierdan! Y las palabras del Papa Francisco, en el avión de regreso de un viaje (¿Quién soy yo para juzgar a un gay?), han sido empleadas por el Presidente de la Generalidad contra Cañizares. Francisco se refiere a la persona concreta, el rostro que uno tiene delante. Esto es elemental, Presidente, para todo cristiano. El juicio último es de Dios, que conoce bien la historia de esa persona. Ahora se ve la intención profunda de los que han alentado el conflicto de las palabras del Cardenal. Claramente se percibe la carga manipuladora y torticera. La intencionalidad política es patente. No compartan, pero no linchen.
Veámos cuantos hablan de la iniciativa solidaria de Cañizares en el día del Corpus. La importante colecta de Cáritas de ese día se dedicará íntegramente a Ecuador. ¿Cuánto han dado de su bolsillos los señores diputados para esa causa?