¿Documentos Papales en el cajón del olvido o en la papelera?
Confieso de entrada mi ignorancia en cuanto a los datos que se desprenden de los interrogantes y dudas que a continuación voy a formular. Pero tengo la impresión que los Documentos papales, después de unos pocos días antes del lanzamiento y unos pocos después, pasan al ostracismo o se convierten solamente en un vivero de citas para homilías de algunos prelados o sacerdotes. ¿Están destinados a eso solamente? ¿O, más bien, a ser trabajados a nivel: diocesano, parroquial, comunidades religiosas; y en consecuencia, a discernir comunitariamente su posible aplicación en la vida cotidiana? ¿Cuántas Diócesis, parroquias o comunidades religiosas han propuesto un estudio a fondo de las últimos textos del Papa Francisco, en forma de cursos, conferencias o círculos de estudio y profundización? Lo desconozco, pero me gustaría que fueran muchas.
¿Acaso la “Evangelii Gaudium” no merece una profundización? ¿Y no digamos la “Laudato si”? Sin Olvidar que la “Amoris Laetitia” les pone deberes a los obispos: “Los presbíteros tienen la tarea de «acompañar a las personas interesadas en el camino del discernimiento de acuerdo a la enseñanza de la Iglesia y las orientaciones del Obispo” (300)?. En principio, son deberes ineludibles para un discernimiento serio, responsable y profundo. ¿Cuántos obispos han dado orientaciones y las han dado a conocer o están en camino de hacerlo?
Evidentemente el esfuerzo del Papa Francisco por llevar adelante una auténtica renovación a fondo de la Iglesia requiere un esfuerzo eclesial sostenido y sostenible. Probablemente muchas Diócesis tiene planes pastorales propios en marcha, pero nunca pueden ser incompatibles con la dinámica que marca el Papa para la Iglesia Universal, sino todo lo contrario. Se trata de textos programáticos, marcan tendencias y líneas de trabajo.
No me gustaría pensar que hay prelados que no abordan el estudio y profundización de la Exhortación Apostólica “Amoris Laetitia”, porque prefieren el silencio y que escampe su estela mediática, ya que no están de acuerdo. Sería cuanto menos penoso. Incluso, todavía persisten polémicas intencionadas con el fin de restarle autoridad a esta “Exhortación Apostólica”.
La encíclica “Laudato si” merece un estudio pormenorizado ante la gran cantidad de problemas que se plantean en ella, y que exigen entre otras cosas, un abordaje de sus propuestas en la vida cotidiana. Por ejemplo nuestro comportamiento medioambiental, desde esta encíclica, no está al margen de nuestro compromiso cristiano, sino intrínsecamente unido. Una sana teología de la Creación nos lleva a la ecología integral, que propugna el Papa Francisco.
Y la exhortación apostólica “Evangelii Gaudium”, un auténtico canto a un nuevo estilo de vida cristiana más significativo, confesante y martirial desde la alegría y la esperanza. Este texto nos envía a un nuevo territorio de nuestro compromiso cristiano. Una perla preciosa.
Me pregunto:¿Se estará perdiendo todo esto en cajones o papeleras? ¿Están llegando estos textos, de manera clara y precisa, al pueblo de Dios? ¿Acaso no interesa? El Papa Francisco está poniendo su vida en ahondar y renovar nuestra vida cristiana. Cada homilía, cada frase, cada escrito, va rodando por los medios, transitando por los “whatssaps” y “twiter”. Y todo esto para redescubrirnos el amor, la gratuidad, la responsabilidad. Denunciando las situaciones de indiferencia, tirando de las orejas cuando hace falta y rompiendo moldes. Eso, quizá es lo que más molesta a algunos, romper moldes. Lo inesperado, lo no previsible. El “viento” del Espíritu que sopla hacia donde quiere…
Una vez más, para los que le acusan de pensamiento teológico débil: ¿Que pasa? Seguramente no es la alta teología de los sesudos documento, ni lo pretende. Es teología que todos podemos entender, vivir. Es teología que nos puede ayudar a ser cristianos más auténticos, más coherentes, más vivos. Lo que dice se entiende y bien. Y sus palabras sentimos que atañen a nuestra vida diaria, a nuestro compromiso, a lo que intentamos transmitir a nuestros hijos y nietos, a nuestros compañeros de trabajo, lo que reflexionamos con los hermanos con los que compartimos la fe. Es Evangelio puro. ¡Buena Noticia!.
De ahí, la popularidad de Francisco, porque es un pastor, que sorprende por su espontaneidad y por el ejemplo que día a día nos está dando. El estudio y profundización de sus escritos debería cuidarse más en la Iglesia. ¡Ojalá me equivoque y se esté haciendo ya…!
¿Acaso la “Evangelii Gaudium” no merece una profundización? ¿Y no digamos la “Laudato si”? Sin Olvidar que la “Amoris Laetitia” les pone deberes a los obispos: “Los presbíteros tienen la tarea de «acompañar a las personas interesadas en el camino del discernimiento de acuerdo a la enseñanza de la Iglesia y las orientaciones del Obispo” (300)?. En principio, son deberes ineludibles para un discernimiento serio, responsable y profundo. ¿Cuántos obispos han dado orientaciones y las han dado a conocer o están en camino de hacerlo?
Evidentemente el esfuerzo del Papa Francisco por llevar adelante una auténtica renovación a fondo de la Iglesia requiere un esfuerzo eclesial sostenido y sostenible. Probablemente muchas Diócesis tiene planes pastorales propios en marcha, pero nunca pueden ser incompatibles con la dinámica que marca el Papa para la Iglesia Universal, sino todo lo contrario. Se trata de textos programáticos, marcan tendencias y líneas de trabajo.
No me gustaría pensar que hay prelados que no abordan el estudio y profundización de la Exhortación Apostólica “Amoris Laetitia”, porque prefieren el silencio y que escampe su estela mediática, ya que no están de acuerdo. Sería cuanto menos penoso. Incluso, todavía persisten polémicas intencionadas con el fin de restarle autoridad a esta “Exhortación Apostólica”.
La encíclica “Laudato si” merece un estudio pormenorizado ante la gran cantidad de problemas que se plantean en ella, y que exigen entre otras cosas, un abordaje de sus propuestas en la vida cotidiana. Por ejemplo nuestro comportamiento medioambiental, desde esta encíclica, no está al margen de nuestro compromiso cristiano, sino intrínsecamente unido. Una sana teología de la Creación nos lleva a la ecología integral, que propugna el Papa Francisco.
Y la exhortación apostólica “Evangelii Gaudium”, un auténtico canto a un nuevo estilo de vida cristiana más significativo, confesante y martirial desde la alegría y la esperanza. Este texto nos envía a un nuevo territorio de nuestro compromiso cristiano. Una perla preciosa.
Me pregunto:¿Se estará perdiendo todo esto en cajones o papeleras? ¿Están llegando estos textos, de manera clara y precisa, al pueblo de Dios? ¿Acaso no interesa? El Papa Francisco está poniendo su vida en ahondar y renovar nuestra vida cristiana. Cada homilía, cada frase, cada escrito, va rodando por los medios, transitando por los “whatssaps” y “twiter”. Y todo esto para redescubrirnos el amor, la gratuidad, la responsabilidad. Denunciando las situaciones de indiferencia, tirando de las orejas cuando hace falta y rompiendo moldes. Eso, quizá es lo que más molesta a algunos, romper moldes. Lo inesperado, lo no previsible. El “viento” del Espíritu que sopla hacia donde quiere…
Una vez más, para los que le acusan de pensamiento teológico débil: ¿Que pasa? Seguramente no es la alta teología de los sesudos documento, ni lo pretende. Es teología que todos podemos entender, vivir. Es teología que nos puede ayudar a ser cristianos más auténticos, más coherentes, más vivos. Lo que dice se entiende y bien. Y sus palabras sentimos que atañen a nuestra vida diaria, a nuestro compromiso, a lo que intentamos transmitir a nuestros hijos y nietos, a nuestros compañeros de trabajo, lo que reflexionamos con los hermanos con los que compartimos la fe. Es Evangelio puro. ¡Buena Noticia!.
De ahí, la popularidad de Francisco, porque es un pastor, que sorprende por su espontaneidad y por el ejemplo que día a día nos está dando. El estudio y profundización de sus escritos debería cuidarse más en la Iglesia. ¡Ojalá me equivoque y se esté haciendo ya…!